Publicó
ayer Público el artículo "Varoufakis responde a Vicenç Navarro: DiEM25 y la izquierda europea tras el brexit", que el autor matiza con un "En respuesta a Tariq Ali, Stathis Kouvelakis, Vicenç
Navarro y Stefano Fassina". El que fuera ministro de Economía del primer
gobierno de Syriza en Grecia, ahora una de las personas más representativas del
grupo DiEM25*, contesta a la vez a esos autores, que en distintos artículos y declaraciones han criticado a dicho grupo porque "persigue el
objetivo erróneo (democratizar la Unión Europea) mediante una estrategia
incorrecta (centrarse en el nivel europeo en vez del nacional)". Varoufakis intenta desmontar esas críticas y hace para ello un repaso de la situación de la UE, mostrando las distintas
opciones que han surgido para reformar o acabar con el actual modelo de la UE y
su apuesta por una de ellas.
Señala Varoufakis
tres opciones. La primera es la del eurorreformismo, defendida principalmente
por los grupos socialdemócratas y que tiene como lemas más conocidos "más democracia" o "más
Europa". Según el autor lo que defienden es una falacia, pues "la UE se construyó
intencionadamente como una zona de libre de democracia diseñada para mantener al
demos alejado de la toma de decisiones", habiendo quedado de hecho como "un cártel de
grandes empresas y del sector financiero". Intentar ir por este camino, pues, supondría la "legalización de la Unión de la Austeridad Europea".
La segunda
opción es la del abandono de la UE, el conocido lexit, correlato europeo del brexit
británico. Jugar en este ámbito supondría
hacerlo en el terreno de la derecha nacionalista y xenófoba, donde ésta tiene
todas las de ganar. Coherente con la tradición de los grupos de izquierda,
inspirados en la concepción de Marx, para Varoufakis se trata de reconocer el proceso y el
sentido del cambio que existe en la realidad, sabiendo actuar en cada momento y circunstancia. Por eso advierte que en
ningún caso la izquierda debería ir a favor del restablecimiento de las fronteras
internas, que impediría la libre circulación de personas, o del mantenimiento de
la industria de combustibles fósiles, que la potenciaría.
Varoufakis
defiende la propuesta de DiEM25, que apuesta por la desobediencia civil, tanto
de las personas como de las distintas instituciones, frente a los actuales
poderes de la UE. Es decir, estar dentro, pero confrontándose a la troika. En
cierta medida lo que hizo el gobierno de Syriza en los primeros meses de 2015 hasta
el referéndum de junio, pero evitando la rendición inmediata una vez conocidos los resultados. Se trataría de
resistir, pese a las amenazas de todo tipo, incluida la expulsión de la UE. Y
en esto la respuesta de Varoufakis es decidida: "¡Atreveos! La única cosa que
de verdad nos asusta es vuestra única oferta: la perpetuación de la espiral
deuda-deflación que lleva a las masas europeas a la desesperanza y las sitúa
bajo el hechizo de la intolerancia".
Pero, aparte
de su atrevimiento discursivo, pone al descubierto una cosa: los poderes de la
UE que amenazan a los gobiernos progresistas y los grupos nacionalistas y
xenófobos plantean lo mismo, esto es, la "salida", palabra que entrecomilla
deliberadamente. Y es que Varoufakis saca a colación un término que pertenece
al acervo de la izquierda: el internacionalismo, que en la tradición de Marx y
Engels no estaba reñido con las naciones o las culturas nacionales. Se trata de
no priorizar ningún nivel, desde el municipal hasta el internacional, y de no
desechar ninguno. Por eso apuesta por "una red paneuropea de de ciudades rebeldes,
provincias rebeldes y gobiernos rebeldes". Pero no sólo, sino extendida a otros
continentes, en pro de la "ausencia de fronteras, las políticas comunes de
cambio climático, incluso el programa Erasmus".
Las propuestas que hace DiEM25, dentro de lo que ha llamado Agenda Progresista, es ofrecer más soberanía en todos los ámbitos político-administrativos, impulsar intervenciones y diseños institucionales que reduzcan los costes humanos en caso de fractura del euro o de la propia UE, y promover una asamblea constituyente democrática que permita generar una identidad europea compatible con las nacionales.
Las propuestas que hace DiEM25, dentro de lo que ha llamado Agenda Progresista, es ofrecer más soberanía en todos los ámbitos político-administrativos, impulsar intervenciones y diseños institucionales que reduzcan los costes humanos en caso de fractura del euro o de la propia UE, y promover una asamblea constituyente democrática que permita generar una identidad europea compatible con las nacionales.
Un artículo controvertido, atrevido y, si se quiere, con interesantes propuestas. Puede ayudar a seguir pensando, contribuyendo al debate necesario para conocer mejor el estado de casos en que vivimos. Lo dejo a modo de reflexión, pero también para no desistir en la acción.
*Puede leerse también el Manifiesto fundacional de DiEM2, titulado "La Unión Europea ha de democratizarse ¡O se desintegrará!".