El otro día Soraya Saenz de Santamaría repitió varias veces que había medio millón de personas en paro que cometían fraude por cobrar el subsidio mientras trabajaban. Una forma de criminalizar a un colectivo que está sufriendo y mucho. Con los 480 euros que reciben por persona poco se puede hacer. Pero es que, además, el número aportado por la vicepresidenta del gobierno no es cierto, si no falso, porque son bastantes menos, en torno a 60.000. Pese a ello, no ha rectificado.
El banquero Emilio Botín está contento. Ayer dijo que "a España le está llegando dinero para todo". También, que estamos en "un momento fantástico". Claro, se le ha olvidado decir que para la banca y su gente. Porque para la mayoría sigue habiendo más de lo mismo y para una parte importante, peor todavía.
Lo que han dicho Saenz de Santamaría y Botín son verdaderos golpetazos en la cara sobre quienes no tienen trabajo, ven reducidos sus salarios, tienen que trabajar más horas, tienen que volver a emigrar, se ven en la calle por desahucios, han estafado con las preferentes, no se les concede la tarjeta sanitaria por ser inmigrantes, acuden a comedores sociales, reciben alimentos en diversos lugares, piden limosna, buscan en los contenedores de basura, duermen en la calle...
Es el país real. El mismo país de quienes sufren la crisis que los Botín, Rosell, Rato y compañía han provocado. El mismo que tiene que soportar las recetas de recortes, ajustes, mayor fiscalidad sobre las rentas de trabajo y el consumo, menos derechos laborales... El que ve cómo quienes dirigen el cotarro se embolsan más y más en forma de sueldos, beneficios, sobresueldos, leyes fiscales favorables, prebendas...
Indecencias de la vicepresidenta del gobierno y del presidente del grupo Santander.