Hoy se puede leer en Público una entrevista a Brian Currin, uno de los miembros del Grupo Internacional de Contacto que se formó en 2011 con la finalidad de impulsar el diálogo político en el País Vasco. Desde su experiencia como mediador de conflictos en distintas partes del mundo, especialmente en la Comisión de la Verdad y la Reconciliación que se formó en los años 90 en Sudáfrica, su país de origen, sus palabras no deben ni rechazarse ni minusvalorarse. A lo largo de la entrevista refleja una gran preocupación por la marcha del proceso de paz, que considera estancado en la medida que ni el PP ni el PSOE ni los gobiernos español y francés están dando muestras de querer avanzar en el diálogo político, en la resolución del problema de las personas encarceladas e incluso en la paralización de la presión policial y judicial. Considera, así mismo, que ETA ya ha puesto fin a su actividad armada, aunque no descarta, como ha ocurrido en otros lugares, que pueda haber gente que actúe al margen. Precisamente por eso advierte de la necesidad de reactivación del proceso, del que destaca como positivo el papel jugado por diferentes agentes de la sociedad vasca, incluida la izquierda abertzale o desde Iparralde, manteniendo su apuesta firme por los cauces de diálogo.
Me temo que el estancamiento del que habla Currin tiene visos de no cambiar por ahora, a no ser que desde la propia sociedad vasca se amplíen los espacios del diálogo y la paz. En el PP y el PSOE están pesando más intereses electorales reactivos que una apuesta por actitudes positivas. Desde el primero, porque le sirve para fortalecer el sentimiento españolista que le reporta fuertes réditos en numerosos territorios. Y desde el PSOE, en parte por la presencia en su seno de sectores españolistas y en parte por miedo a perder votos, y más en el momento de sangría que está sufriendo.
Pese a todo, las palabras con las que acaba Currin son muy elocuentes de los logros conseguidos: "La atmósfera en el País Vasco ha cambiado completamente respecto a la que era hace unos años, y eso es algo que pueden confirmar los ciudadanos que viven cada día allí, sobre el terreno". Y es que hay que seguir dando una oportunidad a la paz.