Hace 8 años ocurrió lo de las Torres Gemelas de Nueva York. También ese mismo día se informó de un ataque de otro avión contra el Pentágono. Fueron unos hechos que han pasado a conocerse como el 11S. Cuando llegué del instituto me enteré a través de la televisión de lo ocurrido en la primera de las torres. Pude ver en directo el impacto de otro avión contra la segunda. Después vino lo del derrumbamiento de las dos torres. Fueron momentos tensos y sorprendentes. La información era continua, siempre en la misma dirección. De inmediato el gobierno de los EEUU, con Bush al frente, tomó medidas contundentes, comenzando un ataque militar contra el gobierno talibán afgano, al que se responsabilizó de lo ocurrido con la excusa de que tenía refugiado en su territorio a Bin Laden, el artífice de los atentados. En ese tiempo y en los meses siguientes fui ampliando la información y contrastando las versiones oficiales y otras que las ponían en duda, parcial o totalmente.
El año siguiente TVE emitió una película, titulada 11'09'01 Once de septiembre, formada por once cortometrajes en los que se cuentan historias en varios países del mundo, bien como docudrama bien como ficción. Muy interesante y que recomiendo ver. Soy consciente que ese tipo de cine no gusta, que se prefiere el cine dominante made in USA o los remakes que se hacen ahora en España. También se prefiere la banalidad de los programas de televisión, de ingestión rápida, como la comida rápida y los productos de calorías vacías. No me interesan. De esa película quiero referirme a dos de los cortos. Uno, el primero, tiene a los niños y las niñas de un pueblo de Irán como protagonistas, y que antes de ir a la escuela acuden a trabajar a una fábrica de ladrillos de adobe. Para ellos no había llegado la noticia, pese a los esfuerzos de su maestra por indagar si la conocían. Su realidad es otra. Las únicas torres que conocen son la chimenea del horno de la fábrica, el trabajo diario a cambio de dos perras, la rutina de la escuela, quién sabe para qué. La miseria es pobreza e ignorancia, y juntas hacen un cóctel que encadena a las personas y les impide la dignidad y la libertad.
El segundo corto se basa en el recuerdo desde la distancia de un chileno de lo ocurrido ese mismo día, aunque 28 años antes, en su país. Porque ese mismo día de 1973 tuvo lugar el golpe de estado contra el gobierno de la Unidad Popular y el derrocamiento y muerte del presidente Salvador Allende. Un golpe ejecutado por militares chilenos, con Augusto Pinochet al frente, que abrió un largo periodo de represión cercano a los veinte años. Un golpe que se sabía que estaba organizado por los servicios secretos de los EEUU y que tenía como finalidad acabar con una experiencia peligrosa para los intereses del imperio. Fue el aldabonazo de salida de lo que después se fue aplicando en Uruguay, Argentina y otros países, dando lugar a un casi sinfín número de gobiernos militares en América Latina.
Hoy sabemos muchas más cosas y documentalmente se sabe cómo fue el golpe en Chile y quién lo organizó. Como también el de otros países. Sabemos más del papel jugado por la Escuela de las Américas, ubicada en Panamá y lugar donde se formó a la cantera de ejecutores de los planes del imperio, tipos sanguinarios que fueron capaces de matar y torturar de las formas más crueles.
Todavía falta por conocer qué ocurrió realmente en las Torres Gemelas de Nueva York. Existen análisis de expertos que niegan que las torres pudieran caer sobre sí mismas y a la vez como consecuencia de los impactos de los aviones. También niegan que un avión se estrellara contra el Pentágono, por las secuelas que dejó. Sabemos que Bin Laden trabajó para EEUU durante la guerra de Afganistán de los años 80, en este caso con el ejército soviético apoyando al gobierno progresista. Sabemos que los talibanes se formaron en Paquistán, financiados por los EEUU, como antes habían financiado a las otras facciones contrarias al gobierno progresista de Afganistán. Ahora Bin Laden y los talibanes son enemigos de EEUU y de la libertad. El propio Paquistán está sufriendo una crisis política y social que ha puesto en peligro su precaria estabilidad. La guerra de Afganistán no es la única, porque abrió un camino que continuó en Iraq desde 2003, y corre el riesgo de extenderse a Irán y Líbano, además del escandaloso caso de Israel contra la población palestina. La dimensión de lo que está ocurriendo se desconoce los números aproximados (cientos de miles de personas muertas, mucho mayor el número de heridas y mutiladas, economías destrozadas, extensión del integrismo religiosos, mayor opresión contra las mujeres, cárcel de Guantánamo…). La potencialidad de lo que puede ocurrir, sería mucho peor.
Quizás así se entienda los cambios que se están dando en los países latinoamericanos. El imperio se ha centrado en el Próximo y Medio Oriente, acuciado por las necesidades geoestratégicas de controlar recursos energéticos y un territorio importante, lo que ha descuidado la guardia en América Latina. No hay nada definitivo, pero está surgiendo la esperanza de nuevo. El 11S de 1973 abrió una etapa negra en un continente. El 11S de 2001 abrió otra dramática en otro. Pero, paradójicamente, parece que está permitiendo que renazca, una vez más, la posibilidad de acabar con la dominación de los imperios y de las clases sociales que explotan y llevan a la miseria a la inmensa mayoría.
El año siguiente TVE emitió una película, titulada 11'09'01 Once de septiembre, formada por once cortometrajes en los que se cuentan historias en varios países del mundo, bien como docudrama bien como ficción. Muy interesante y que recomiendo ver. Soy consciente que ese tipo de cine no gusta, que se prefiere el cine dominante made in USA o los remakes que se hacen ahora en España. También se prefiere la banalidad de los programas de televisión, de ingestión rápida, como la comida rápida y los productos de calorías vacías. No me interesan. De esa película quiero referirme a dos de los cortos. Uno, el primero, tiene a los niños y las niñas de un pueblo de Irán como protagonistas, y que antes de ir a la escuela acuden a trabajar a una fábrica de ladrillos de adobe. Para ellos no había llegado la noticia, pese a los esfuerzos de su maestra por indagar si la conocían. Su realidad es otra. Las únicas torres que conocen son la chimenea del horno de la fábrica, el trabajo diario a cambio de dos perras, la rutina de la escuela, quién sabe para qué. La miseria es pobreza e ignorancia, y juntas hacen un cóctel que encadena a las personas y les impide la dignidad y la libertad.
El segundo corto se basa en el recuerdo desde la distancia de un chileno de lo ocurrido ese mismo día, aunque 28 años antes, en su país. Porque ese mismo día de 1973 tuvo lugar el golpe de estado contra el gobierno de la Unidad Popular y el derrocamiento y muerte del presidente Salvador Allende. Un golpe ejecutado por militares chilenos, con Augusto Pinochet al frente, que abrió un largo periodo de represión cercano a los veinte años. Un golpe que se sabía que estaba organizado por los servicios secretos de los EEUU y que tenía como finalidad acabar con una experiencia peligrosa para los intereses del imperio. Fue el aldabonazo de salida de lo que después se fue aplicando en Uruguay, Argentina y otros países, dando lugar a un casi sinfín número de gobiernos militares en América Latina.
Hoy sabemos muchas más cosas y documentalmente se sabe cómo fue el golpe en Chile y quién lo organizó. Como también el de otros países. Sabemos más del papel jugado por la Escuela de las Américas, ubicada en Panamá y lugar donde se formó a la cantera de ejecutores de los planes del imperio, tipos sanguinarios que fueron capaces de matar y torturar de las formas más crueles.
Todavía falta por conocer qué ocurrió realmente en las Torres Gemelas de Nueva York. Existen análisis de expertos que niegan que las torres pudieran caer sobre sí mismas y a la vez como consecuencia de los impactos de los aviones. También niegan que un avión se estrellara contra el Pentágono, por las secuelas que dejó. Sabemos que Bin Laden trabajó para EEUU durante la guerra de Afganistán de los años 80, en este caso con el ejército soviético apoyando al gobierno progresista. Sabemos que los talibanes se formaron en Paquistán, financiados por los EEUU, como antes habían financiado a las otras facciones contrarias al gobierno progresista de Afganistán. Ahora Bin Laden y los talibanes son enemigos de EEUU y de la libertad. El propio Paquistán está sufriendo una crisis política y social que ha puesto en peligro su precaria estabilidad. La guerra de Afganistán no es la única, porque abrió un camino que continuó en Iraq desde 2003, y corre el riesgo de extenderse a Irán y Líbano, además del escandaloso caso de Israel contra la población palestina. La dimensión de lo que está ocurriendo se desconoce los números aproximados (cientos de miles de personas muertas, mucho mayor el número de heridas y mutiladas, economías destrozadas, extensión del integrismo religiosos, mayor opresión contra las mujeres, cárcel de Guantánamo…). La potencialidad de lo que puede ocurrir, sería mucho peor.
Quizás así se entienda los cambios que se están dando en los países latinoamericanos. El imperio se ha centrado en el Próximo y Medio Oriente, acuciado por las necesidades geoestratégicas de controlar recursos energéticos y un territorio importante, lo que ha descuidado la guardia en América Latina. No hay nada definitivo, pero está surgiendo la esperanza de nuevo. El 11S de 1973 abrió una etapa negra en un continente. El 11S de 2001 abrió otra dramática en otro. Pero, paradójicamente, parece que está permitiendo que renazca, una vez más, la posibilidad de acabar con la dominación de los imperios y de las clases sociales que explotan y llevan a la miseria a la inmensa mayoría.
Hoy nunca mejor un hombre, con el nombre de Salvador, puede simbolizar esa esperanza, aunque hace 36 años tuviera que pagar con su vida la traición y la ignominia de quienes se la arrancaron y truncaron el proyecto que lideraba.