Felipe VI fue ayer a visitar Mallorca, después de las dramáticas inundaciones sufridas el pasado fin de semana en el pueblo de Sant Llorenç. Mientras saludaba a la gente, un joven le ofreció su escoba, a la vez que le preguntaba si iba a ayudar en algo. El monarca le contestó con un escueto "ahora no puedo" y acto seguido le dio una palmadita en la espalda.
Por lo que hemos podido ver, eso de la limpieza no va con él. Al fin y al cabo ha sido una forma de hacer gala de lo que nobleza ha tenido a bien practicar por los siglos de los siglos. Es decir, dejar el trabajo manual, el de mancharse, para la plebe. En realidad lo que buscaba era hacerse la foto y punto. Para quedar bien y hacer ver que está con la gente. En eso consistió su ayuda. Una ayuda verdaderamente real.