Hace unos años el juez Baltasar Garzón fue separado de su función por el delito de prevaricación. Previamente había sido motivo de tres querellas: haber cobrado dinero indebidamente, haber abierto una causa contra los crímenes del franquismo y haber permitido escucha ilegales en el caso Gürtel. Por esta última sufrió la condena antes citada, quedando exonerado después de las otras dos. Quienes continuaron con la causa de la Gürtel han conseguido, por ahora, algunas condenas contra cargos del PP y sus aledaños.
Hace unos meses saltó el caso de Pablo Casado por las sospechas en la adquisición de su título de licenciado y de un máster realizado posteriormente, además de algunos méritos más que había inflado o falseado. Por ahora lo que le está resultando más incómodo al dirigente "pepopular" es lo del máster. Dada su condición de aforado, la causa debería realizarse en el Tribunal Supremo, donde, de cinco, cuatro miembros tenían relación con el PP. Pero hete aquí que ni eso, pues desde la fiscalía de dicho Tribunal ayer se anunció que no procede seguir con la causa abierta por la jueza instructora, dado que el posible delito habría prescrito.
Está claro que en el PP siempre tienen amiguetes en todos los sitios. También, en el mundo judicial.