He podido
estos días deleitarme escuchando la obra Canciones salvajes,
basada en siete poemas de Pablo Neruda que ha musicado Patricio Wang. Como
trabajo musical es reciente, apareciendo en forma de disco en 2009 en los
Países Bajos. En la presentación que hace el propio compositor chileno de
la edición de 2009 nos cuenta que está pensada para ser cantada por una solista
femenina -la artista holandesa Winanda del Sur- acompañada de un coro y cinco
músicos que interpretan una gama variada de instrumentos clásicos y populares
latinoamericanos: violín, quena, zampoña, oboe, charango, tiple, guitarra, bajo
y percusión.
La selección
de poemas de Neruda se ha basado en "alusiones de tipo
autobiográfico" y en otros aspectos de su vida que ha denominado "más
salvajes”. En el primer caso se encuentran "Pido silencio", "La
desdichada" y "Con la primavera". Y en el segundo, cuatro
referidos a otros tantos animales: "El toro", "Yo soy el
cóndor", "El insecto" y "El tigre". El porqué nos lo
cuenta el propio Wang: "evocan fantasmas sexuales de virilidad un poco
bestial, pero que aparecen también como símbolo ancestral, la fuerza dominante
y brutal, la idea de la caza de la hembra, todo no sin un cierto sentido del
humor". Completan el disco otras tres canciones. Dos, musicadas por el
propio Wang sobre el "Poema 15" de Neruda y el poema
"Muero" de la monja mexicana del siglo XVII Juana Inés de la Cruz ; la tercera la versión
musical que Víctor Jara hizo de "El golpe" de Neruda. En su conjunto
y en cada pieza, la música y la poesía se funden para traernos la belleza.
La red nos
permite acceder a la edición antes aludida, así como a
diversas versiones interpretadas en Chile por diversas agrupaciones
musicales. Y para muestra, ofrezco el enlace de "Pido silencio": "Ahora
me dejen tranquilo. / Ahora se acostumbren sin mí. / Yo voy a cerrar
los ojos. / Y sólo quiero cinco cosas‚ / cinco raíces preferidas.
/ Una es el amor sin fin". Sublime.