Anteayer recibí de mi hermano un correo en el que se informaba del ataque sufrido por el monumento a las Brigadas Internacionales, recién inaugurado el pasado 22 de octubre y ubicado en la Ciudad Universitaria. Lo acompañaban varias fotos, en las que se podía ver una gran mancha de pintura roja, la palabra "ASESINOS", la tachadura de la dedicatoria y el destrozo de algunas flores del parterre. Parece como si sólo hubiera faltado derribarla. Se me ocurre recordar los versos finales del poema 1936 que Luis Cernuda escribiera en 1961 y que dedicó a un miembro de la Brigada Lincoln:
Gracias, compañero, gracias
por el ejemplo. Gracias porque me dices
que el hombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
Uno, uno tan sólo basta
como testigo irrefutable
de toda la nobleza humana.