Hace unos días el consejero de Salud de la Generalitat catalana, un tal Boi Ruiz, se destapó con unas declaraciones en las que decía cosas como que "la salud depende de uno mismo" o que "no hay un derecho a la salud, porque ésta depende del código genético de la persona, de sus antecedentes familiares y de sus hábitos". Lo ha dicho un profesional de la medicina, con el grado de doctor, que se ha dedicado a la gestión de centros sanitarios privados subvencionados con fondos públicos. De hecho fue el presidente de la patronal de ese sector antes de ser nombrado consejero, así como miembro de la junta directiva del Foment del Treball Nacional, la poderosa patronal catalana.
No son las únicas que abundan sobre el modelo de sanitario que está implantando CiU a través del gobierno catalán o el PP allí donde está gobernando. Son unas palabras que suponen una vuelta de tuerca más en materia de recortes presupuestarios, recortes en la prestación de servicios o una mayor privatización de la sanidad. Pero no sólo eso, pues esas palabras tienen una dimensión ideológica que ponen más luz al modelo social basado en los principios neoliberales que defienden los partidos de derecha. Son un rechazo directo a la universalidad de derechos, que son inherentes a todas las personas y no deben tener ningún tipo de restricción en su acceso. La salud es un derecho fundamental reconocido, entre otros tratados internacionales, en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (1946), la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), la Carta Social Europea (1961) o el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966).
Este rechazo supone, además, negar principios éticos y científicos reconocidos en dichos tratados y en la propia comunidad científica. En la "Observación general sobre el derecho a la salud", elaborada en 2000 por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidades, se dice "que el derecho a la salud no sólo abarca la atención de salud oportuna y apropiada, sino también los principales factores determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecuada, condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva" (nota descriptiva nº 323, agosto de 2007).
Decir que la salud no es un derecho o que es responsabilidad de cada persona supone un grave atentado contra la integridad de las personas. Equiparable a expresiones que se condenan por ser apología de la violencia, el racismo o cualquier otro atentado a la dignidad humana. Y más todavía cuando se ponen en práctica mediante medidas políticas y administrativas concretas.