La artillería mediática está utilizando todos los recursos habidos y por haber. Como si la vida les fuera en ello. Dos actos de protesta en sendos supermercados de las ciudades andaluzas de Écija y Arcos de la Frontera, llevados a cabo por miembros del SAT, han hecho saltar las alarmas. A sus protagonistas los han llamado de todo. Hasta han sido tildados de forajidos. No paran de calificar el hecho como de asalto. Han encontrado en un empujón a una dependienta una mina para argumentar la maldad de las intenciones. Se han lanzado mentiras descartadas para descalificar a uno de los líderes -Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, diputado en el Parlamento de Andalucía-. Hay quien ha osado solidarizarse -Gaspar Llamazares, diputado de IU en el Congreso- y lo han crucificado a base de falsedades y medias verdades. En algunos casos se busca resaltar la magnanimidad del dueño de una de las empresas. El PP se ha lanzado a la yugular y pide dureza. El ministro del Interior ha lanzado instancias para que el aparato del estado actúe.
Ayer pude ver con retraso dos programas televisivos. En Tele 5 y La Sexta. En el primero buscaron ridiculizar a Sánchez Gordillo. Ocurrió lo contrario, salió reforzado. Con su sencilla, pero contundente, palabra llena de coherencia fue desgranando su discurso, aclarando mentiras, sembrando dudas en los incrédulos y avivando corazones. Con él, Llamazares y Diego Cañamero -líder jornalero, secretario general del SOC-. El primero dio una lección de solidaridad cívica. El segundo mantuvo la misma coherencia que acompaña a Sánchez Gordillo. No faltó Francisco Molero, que había sido detenido tras los hechos.
Estamos asistiendo al comienzo de un nuevo acto de lo que llaman crisis. Del montaje creado con el objetivo de enriquecer a quienes más tienen a costa de la mayoría. Lo que advirtieron Sánchez Gordillo y Cañamero es de la impiedad de quienes lo han planificado todo y sus secuaces. Banqueros, terratenientes, grandes empresarios, políticos corruptos... Visibilizaron la miseria a través de personas sin trabajo, con escasos o ningún subsidio social, con escasez de alimentos, sin vivienda..., cuyos rostros no pertenecen sólo a quienes llevan estando en la cola de la sociedad desde siglos. Hay también gente de las clases medias, que también empiezan a sufrir los aldabonazos.
IU acompañó sus últimas campañas electorales -generales 2011, andaluzas 2012- con el lema "Rebélate". Lo hecho por Sánchez Gordillo y demás está en la línea. Los apoyos valientes y decididos recibidos han sido pocos. Entre ellos, los de Llamazares o Enrique Santiago. Lo normal ha sido desmarcarse de "las formas", evitando el rechazo frontal e impidiendo la criminalización de los actos y sus protagonistas. Tibieza.
Lo que haya de ocurrir judicialmente está por ver. Sí sabemos del papelón del ministro del Interior, que ha patinado en sus iniciativas para que el poder judicial involucrase a Sánchez Gordillo. Llamazares ha puesto en el mismo plano la acción realizada por el SAT con los boicots a las ejecuciones de desahucios, el no pago de los peajes en las autopistas o las protestas del funcionariado, y los ha denominado meros actos de desobediencia civil. ¡Lo que nos espera!