domingo, 10 de mayo de 2020

El modelo neoliberal de la sanidad madrileña, al desnudo

La revista digital Contexto ha publicado el reportaje "¿Quién manda en la privatizada sanidad madrileña?"elaborado por Gorka Castillo y Miguel Mora. Con gran precisión en los detalles, pero atendiendo sobre todo a su naturaleza  neoliberal, los dos periodistas ponen al descubierto el modelo sanitario implantado en la Comunidad de Madrid, gobernada desde hace tres décadas por el PP y especialmente desde que Esperanza Aguirre accedió a la presidencia de la institución. 

Dicho a la manera cervantino-quijotesca, en el escrito no han dejado títere con cabeza,  aunque, de momento, las cabezas de esos títeres sigan, por desgracia, indemnes. Aparecen, entre otras, de las de José Mª Aznar, Esperanza Aguirre, Isabel Díaz Ayuso, Juan Miguel Villar Mir o Florentino Pérez. Aparecen también grupos empresariales españoles, como ACS/Florentino Pérez, OHL/Villar Mir o Sacyr, y extranjeros, que actúan mamando de los fondos públicos para luego apropiarse de pingües beneficios a costa de la salud de la gente, cuando no participando de un continuum de compra-ventas especulativas. Y sin olvidarnos de las operaciones de lavado de imagen que a base de donaciones realizan empresas como El Corte Inglés, Orange, la Fundación Amancio Ortega, el Real Madrid, Repsol, el BBVA, Telefónica, Iberdrola... 

Por cierto, un inciso sobre una de esas cabezas: en la misma revista se publica hoy mismo un artículo, escrito por Eoghan Gilmartin, cuyo título es muy revelador de lo que está ocurriendo: "Así capitaneó el presidente del Real Madrid la catástrofe de las residencias".

¿Y cómo está afectando todo esto a la gente, incluyendo la actual situación de pandemia? Pues desgraciadamente de una forma incuestionablemente muy grave, como ha expuesto Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública: “Madrid es la única comunidad del mundo que después de abrir once hospitales tiene menos camas disponibles por habitante que antes de su inauguración. Ayuso lo sabe y la prueba es que, en el momento álgido de la epidemia, el ejército tuvo que abrir una instalación muy precaria, sin UCIs, en una feria de exposiciones”.

Se trata de un reportaje extenso, del que recomiendo su lectura, pues la salud -y nunca mejor dicho- nos va en ello. No obstante, como he hecho en otras ocasiones, he entresacado algunos de los párrafos, que presento a continuación:   

Se trata de un sector inmune a las punzadas de las crisis: tiene asegurada la clientela, los enfermos; vive de la financiación autonómica, se beneficia de las listas de espera en una sanidad pública desmantelada, y está en constante revalorización gracias a su componente especulativo y a los recortes de material y de las condiciones laborales.

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“La colaboración público-privada de la que tanto habla Díaz Ayuso es propaganda, publicidad. Sólo el 10% de los ingresos hospitalarios por coronavirus se derivaron al sector privado mientras todos veíamos que las urgencias y las UCIs del Gregorio Marañón, La Paz, etcétera, estaban colapsadas”, señala Sánchez Bayle.

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El modelo (…) nace en los felices tiempos inmobiliarios de José María Aznar. En 2003, cinco de las diez empresas constructoras con mayor capitalización bursátil de Europa eran españolas. Todas ellas han entrado en el sector sanitario para diversificar riesgos y ampliar mercados. ACS sigue a la cabeza y dirige guarderías, servicios de limpieza y restauración de hospitales, residencias para mujeres y personas sin hogar, centros de día para personas discapacitadas.

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[Para] Guillén del Barrio, enfermero de urgencias del Hospital la Paz y delegado sindical del Movimiento Asambleario de Trabajadores-as de Sanidad (MATS), “el hospital del IFEMA es la muestra de un fracaso, del descalabro de un modelo que sólo ha beneficiado a fondos de capital y empresas de infraestructuras”, asegura.

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Según el informe de la Fundación IDIS, la patronal del sector español, el peso del gasto sanitario privado sobre el gasto sanitario total es uno de los más elevados (28,8%) de Europa, por encima de la media de la OCDE (26,5%), muy por encima de países como Holanda (19,0%) y Francia (17,1%) y casi duplicando el de Alemania (15,4%).

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En el mercado de la sanidad privada madrileña conviven ilustres constructores españoles que adoran los paraísos fiscales, grandes grupos sanitarios extranjeros y fondos buitre. Sacyr vendió su 49% de los hospitales de Coslada y Parla a un fondo de inversión del Lloyds Bank que luego compró el de Arganda. Florentino Pérez construyó el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda a cambio de gestionarlo, antes de venderlo a otro fondo, éste holandés, llamado DIF Capital Partners, que poco tiempo después lo traspasó por 300 millones de euros al gigante financiero Brookfield, socio preferente del presidente del Real Madrid en sus inversiones por España, Europa y Latinoamérica.

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[Para Rosa Medel, diputada de Unidas Podemos],  “se han empleado tres tipos de privatizaciones” (…). La más común es la que se conoce en España como concesiones de obra pública en sanidad [PFI] y afecta por ejemplo a los centros de Majadahonda, Coslada y Arganda.

También al Infanta Leonor de Vallecas, que estará en manos del holandés DIF Capital Partners hasta 2035; al Hospital del Tajo de Aranjuez, construido bajo el mandato de Aguirre en 2007 y hoy gestionado por Assignia Infraestructuras, de la que fue asesor el controvertido ex consejero madrileño de sanidad, Manuel Lamela, quien, como Aguirre, está investigado en el caso Púnica.

Finalmente, está el Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, construido y gestionado por Acciona, una de las empresas españolas de referencia en los sectores de infraestructuras y energías renovables. Rosa Medel calcula que todas estas operaciones “han costado a la ciudadanía entre 7 y 8 veces más de lo que hubiera supuesto su construcción y gestión pública”.

Otro patrón de privatización seguido en Madrid es la fórmula de la colaboración público-privada (CPP), [donde] los servicios son gestionados por empresas privadas con contratos de explotación de 30 años, lo que supone un sobrecoste anual para las arcas públicas cercano al 15%.

Es el caso de los hospitales de Valdemoro, Torrejón, el de Collado Villalba y el de Móstoles-Rey Juan Carlos, un complejo de 94.000 m2 que supuso un negocio redondo para la constructora OHL, propiedad del marqués de Villar Mir, buen amigo del rey emérito y símbolo de las puertas giratorias del franquismo a la Transición y la democracia.

Pero si hay un modelo sofisticado para ganar dinero ese es, sin duda, el que se aplicó en la Fundación Jiménez Díaz –donde ingresaron Aguirre y su marido para ser tratados de la covid-19–, cuya gestión se concedió a la empresa IDC Salud, que hoy opera bajo la marca Quirón Salud (...), el holding que mejor resume el auge, la burbuja y el pelotazo que ha vivido la sanidad privada en España durante los últimos 20 años. Fue fundada en Zaragoza a mediados de los años 50 por el médico Publio Cordón (…), [y en 2014] el fondo británico CVC Capital Partners compró el 61% de la compañía a otro fondo, Doughty Hanson, por 1.500 millones de euros. Antes (…) CVC había comprado para Quirón cuatro grupos hospitalarios más, entre ellos las dos clínicas Ruber de Madrid por 150 millones de euros, y cuatro sociedades de prevención: Muprespa, MC Mutual, Mutua Universal y Fremap, por unos 180 millones de euros. A finales de 2016, CVC liquidó su parte –embolsándose unas plusvalías de al menos 2.600 millones en dos años– a la multinacional alemana Fresenius, por un total de 5.760 millones de euros.

(...)

Según los trabajadores, “existe una posición ventajosa para los hospitales que Quirón Salud tiene en la Comunidad de Madrid, que deriva de los Pliegos y Convenios que firmó con la Consejería de Sanidad (…). Para ello se centralizaron y privatizaron las citas sanitarias en un único Centro de Atención Personalizada (CAP), el conocido como Call Center. Desde el mismo se desvían consultas, pruebas e intervenciones de pacientes a los hospitales privados, (…) terminando en los hospitales de gestión privada como el HGV, el Rey Juan Carlos, la Fundación Jiménez Díaz o el Hospital de Valdemoro. Cuatro hospitales que casualmente tienen un mismo dueño, Quirón Salud / Fresenius”. (...) Irónicamente, Fresenius, que es hoy el principal operador sanitario de España, tiene un pasado tan poco edificante como el de otras multinacionales alemanas. En 2017 fue colocada en el ojo del huracán de la justicia de EE.UU.

(…)

[Para] Pedro Ramiro, coordinador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) e investigador sobre la relación entre el neoliberalismo y la pobreza,  [un ejemplo de legitimación del modelo neoliberal puesto es marcha se encuentra] en  “la publicidad que hacen de las donaciones de materiales y equipos sanitarios que realizan corporaciones como El Corte Inglés, Orange, la Fundación Amancio Ortega, el Real Madrid, Repsol, el BBVA, Telefónica, Iberdrola, etc. (…) Una estrategia para blanquear la imagen de un negocio al que la pandemia ha situado contra las cuerdas. El paradigma son las residencias de mayores, intervenidas por el Gobierno después de que la ministra de Defensa y numerosos testigos y familiares describieran lo que sucedía como un espanto.

(…)

Y hay más casos, la mayoría reportados en instalaciones cedidas por el Gobierno autonómico a fondos buitre y a la crema del sector de infraestructuras español. Junto al suculento negocio, el rastro de víctimas es estremecedor: al menos 5.860 muertos, por el momento. La Fiscalía está investigando a más de sesenta residencias privadas o concertadas en Madrid por homicidio imprudente y otros delitos.