Dicho a la manera cervantino-quijotesca, en el escrito no han dejado títere con cabeza, aunque, de momento, las cabezas de esos títeres sigan, por desgracia, indemnes. Aparecen, entre otras, de las de José Mª Aznar, Esperanza Aguirre, Isabel Díaz Ayuso, Juan Miguel Villar Mir o Florentino Pérez. Aparecen también grupos empresariales españoles, como ACS/Florentino Pérez, OHL/Villar Mir o Sacyr, y extranjeros, que actúan mamando de los fondos públicos para luego apropiarse de pingües beneficios a costa de la salud de la gente, cuando no participando de un continuum de compra-ventas especulativas. Y sin olvidarnos de las operaciones de lavado de imagen que a base de donaciones realizan empresas como El Corte Inglés, Orange, la Fundación Amancio Ortega, el Real Madrid, Repsol, el BBVA, Telefónica, Iberdrola...
Por cierto, un inciso sobre una de esas cabezas: en la misma revista se publica hoy mismo un artículo, escrito por Eoghan Gilmartin, cuyo título es muy revelador de lo que está ocurriendo: "Así capitaneó el presidente del Real Madrid la catástrofe de las residencias".
¿Y cómo está afectando todo esto a la gente, incluyendo la actual situación de pandemia? Pues desgraciadamente de una forma incuestionablemente muy grave, como ha expuesto Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública: “Madrid es la única comunidad del mundo que después de abrir once hospitales tiene menos camas disponibles por habitante que antes de su inauguración. Ayuso lo sabe y la prueba es que, en el momento álgido de la epidemia, el ejército tuvo que abrir una instalación muy precaria, sin UCIs, en una feria de exposiciones”.
Se trata de un reportaje extenso, del que recomiendo su lectura, pues la salud -y nunca mejor dicho- nos va en ello. No obstante, como he hecho en otras ocasiones, he entresacado algunos de los párrafos, que presento a continuación:
Se trata de un sector inmune a las punzadas de las crisis: tiene asegurada la clientela, los enfermos; vive de la financiación autonómica, se beneficia de las listas de espera en una sanidad pública desmantelada, y está en constante revalorización gracias a su componente especulativo y a los recortes de material y de las condiciones laborales.
(…)
“La colaboración público-privada de
la que tanto habla Díaz Ayuso es propaganda, publicidad. Sólo el 10% de los
ingresos hospitalarios por coronavirus se derivaron al sector privado mientras
todos veíamos que las urgencias y las UCIs del Gregorio Marañón, La Paz,
etcétera, estaban colapsadas”, señala Sánchez Bayle.
(…)
El modelo (…) nace en los felices
tiempos inmobiliarios de José María Aznar. En 2003, cinco de las diez empresas
constructoras con mayor capitalización bursátil de Europa eran españolas. Todas
ellas han entrado en el sector sanitario para diversificar riesgos y ampliar
mercados. ACS sigue a la cabeza y dirige guarderías, servicios de limpieza y
restauración de hospitales, residencias para mujeres y personas sin hogar, centros
de día para personas discapacitadas.
(…)
[Para] Guillén del Barrio, enfermero
de urgencias del Hospital la Paz y delegado sindical del Movimiento Asambleario
de Trabajadores-as de Sanidad (MATS), “el hospital del IFEMA es la muestra de
un fracaso, del descalabro de un modelo que sólo ha beneficiado a fondos de
capital y empresas de infraestructuras”, asegura.
(…)
Según el informe de la Fundación
IDIS, la patronal del sector español, el peso del gasto sanitario privado sobre
el gasto sanitario total es uno de los más elevados (28,8%) de Europa, por
encima de la media de la OCDE (26,5%), muy por encima de países como Holanda
(19,0%) y Francia (17,1%) y casi duplicando el de Alemania (15,4%).
(…)
En el mercado de la sanidad privada
madrileña conviven ilustres constructores españoles que adoran los paraísos
fiscales, grandes grupos sanitarios extranjeros y fondos buitre. Sacyr vendió
su 49% de los hospitales de Coslada y Parla a un fondo de inversión del Lloyds
Bank que luego compró el de Arganda. Florentino Pérez construyó el Hospital
Puerta de Hierro de Majadahonda a cambio de gestionarlo, antes de venderlo a
otro fondo, éste holandés, llamado DIF Capital Partners, que poco tiempo
después lo traspasó por 300 millones de euros al gigante financiero Brookfield,
socio preferente del presidente del Real Madrid en sus inversiones por España,
Europa y Latinoamérica.
(…)
[Para Rosa Medel, diputada de Unidas
Podemos], “se han empleado tres tipos de
privatizaciones” (…). La más común es la que se conoce en España como
concesiones de obra pública en sanidad [PFI] y afecta por ejemplo a los centros de Majadahonda, Coslada y Arganda.
También al Infanta Leonor de
Vallecas, que estará en manos del holandés DIF Capital Partners hasta 2035; al
Hospital del Tajo de Aranjuez, construido bajo el mandato de Aguirre en 2007 y
hoy gestionado por Assignia Infraestructuras, de la que fue asesor el
controvertido ex consejero madrileño de sanidad, Manuel Lamela, quien, como
Aguirre, está investigado en el caso Púnica.
Finalmente, está el Infanta Sofía de
San Sebastián de los Reyes, construido y gestionado por Acciona, una de las
empresas españolas de referencia en los sectores de infraestructuras y energías
renovables. Rosa Medel calcula que todas estas operaciones “han costado a la
ciudadanía entre 7 y 8 veces más de lo que hubiera supuesto su construcción y
gestión pública”.
Otro patrón de privatización seguido
en Madrid es la fórmula de la colaboración público-privada (CPP), [donde] los
servicios son gestionados por empresas privadas con contratos de explotación de
30 años, lo que supone un sobrecoste anual para las arcas públicas cercano al
15%.
Es el caso de los hospitales de
Valdemoro, Torrejón, el de Collado Villalba y el de Móstoles-Rey Juan Carlos,
un complejo de 94.000 m2 que supuso un negocio redondo para la constructora
OHL, propiedad del marqués de Villar Mir, buen amigo del rey emérito y símbolo
de las puertas giratorias del franquismo a la Transición y la democracia.
Pero si hay un modelo sofisticado
para ganar dinero ese es, sin duda, el que se aplicó en la Fundación Jiménez
Díaz –donde ingresaron Aguirre y su marido para ser tratados de la covid-19–,
cuya gestión se concedió a la empresa IDC Salud, que hoy opera bajo la marca
Quirón Salud (...), el holding que mejor resume el auge, la burbuja y el pelotazo que ha vivido la
sanidad privada en España durante los últimos 20 años. Fue fundada en Zaragoza
a mediados de los años 50 por el médico Publio Cordón (…), [y en 2014] el fondo
británico CVC Capital Partners compró el 61% de la compañía a otro fondo, Doughty
Hanson, por 1.500 millones de euros. Antes (…) CVC había comprado para Quirón
cuatro grupos hospitalarios más, entre ellos las dos clínicas Ruber de Madrid
por 150 millones de euros, y cuatro sociedades de prevención: Muprespa, MC
Mutual, Mutua Universal y Fremap, por unos 180 millones de euros. A finales de
2016, CVC liquidó su parte –embolsándose unas plusvalías de al menos 2.600
millones en dos años– a la multinacional alemana Fresenius, por un total de
5.760 millones de euros.
(...)
Según los trabajadores, “existe una
posición ventajosa para los hospitales que Quirón Salud tiene en la Comunidad
de Madrid, que deriva de los Pliegos y Convenios que firmó con la Consejería de
Sanidad (…). Para ello se centralizaron y privatizaron las citas sanitarias en
un único Centro de Atención Personalizada (CAP), el conocido como Call Center.
Desde el mismo se desvían consultas, pruebas e intervenciones de pacientes a
los hospitales privados, (…) terminando en los hospitales de gestión privada
como el HGV, el Rey Juan Carlos, la Fundación Jiménez Díaz o el Hospital de
Valdemoro. Cuatro hospitales que casualmente tienen un mismo dueño, Quirón
Salud / Fresenius”. (...) Irónicamente, Fresenius, que es hoy
el principal operador sanitario de España, tiene un pasado tan poco edificante
como el de otras multinacionales alemanas. En 2017 fue colocada en el ojo del
huracán de la justicia de EE.UU.
(…)
[Para] Pedro Ramiro, coordinador del
Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) e investigador sobre la
relación entre el neoliberalismo y la pobreza, [un ejemplo de legitimación del
modelo neoliberal puesto es marcha se encuentra] en “la publicidad que hacen de las donaciones de
materiales y equipos sanitarios que realizan corporaciones como El Corte
Inglés, Orange, la Fundación Amancio Ortega, el Real Madrid, Repsol, el BBVA,
Telefónica, Iberdrola, etc. (…) Una estrategia para blanquear la
imagen de un negocio al que la pandemia ha situado contra las cuerdas. El
paradigma son las residencias de mayores, intervenidas por el Gobierno después
de que la ministra de Defensa y numerosos testigos y familiares describieran lo
que sucedía como un espanto.
(…)
Y hay más casos, la mayoría
reportados en instalaciones cedidas por el Gobierno autonómico a fondos buitre
y a la crema del sector de infraestructuras español. Junto al suculento
negocio, el rastro de víctimas es estremecedor: al menos 5.860 muertos, por el
momento. La Fiscalía está investigando a más de sesenta residencias privadas o
concertadas en Madrid por homicidio imprudente y otros delitos.