viernes, 29 de marzo de 2019

Dueños de las imprentas, libertad de prensa y opinión publicada

No soy mucho de centrar mis entradas en lo que otra gente escribe, salvo utilizarlo como fuentes o resaltar artículos que considero destacables. En esta ocasión voy a recomendar uno que no sólo así lo considero, sino que además me ha resultado maravilloso: "Villarejo y el dueño de la imprenta", escrito por Jonathan Martínez y publicado en la revista ctxt. Utilizando como hilo conductor o, si se prefiere, como excusa lo ocurrido con la trama de corrupción en las cloacas del estado, pone al descubierto el papel que están jugando en nuestra sociedad los medios de comunicación. Y, por supuesto, de quiénes son propiedad los principales. y el papel que juegan los y las periodistas. 

El título alude a una frase pronunciada hace unos años, en 2012, por Rafael Correa, cuando era presidente de Ecuador, ante un periodista de TVE: "la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta". Lo hizo cuando se enteró que Ana Pastor había sido sustituida como presentadora del programa "Los desayunos de TVE" con la llegada del PP al gobierno. Meses antes Correa había mantenido una discusión con dicha periodista cuando lo entrevistaba. Ella defendió con fervor la profesionalidad de los y las periodistas como garante de la libertad de prensa, mientras que Correa pronunció una otra frase memorable acerca de que no es lo mismo "opinión pública que opinión publicada". Eso me dio motivo para escribir una entrada que titulé "Opinión pública y opinión publicada"

Robo de móviles y la mafia de las cloacas del estado

El robo del teléfono móvil de Dina Bousselham, colaboradora de Pablo Iglesias en Estrasburgo cuando éste era europarlamentario, está poniendo al descubierto muchas cosas más cosas de las que sospechábamos. No hay duda que existió (¿sigue existiendo?) una especie de policía política paralela a la oficial, comandada por altos cargos del gobierno del PP , coordinada por altos cargos del ministerio del Interior, puesta en práctica por policías y agentes del CNI, y auxiliada por periodistas que se dedicaban (siguen dedicándose) a airear lo que conviniera. Cosas que ya sabemos, como fabricar pruebas falsas, esconder otras para tapas casos de corrupción, manipular a la judicatura, robar documentos...

Podemos, utilizado en su día para dividir el voto de la izquierda (a costa de IU y del PSOE), generó una gran preocupación en las altas esferas del poder cuando las encuestas le daban mejores resultados que los deseados. Acabar con él, con su partido y/o con quien estuviera en su entorno se convirtió el principal objetivo. Con el montaje de mentiras (cualesquiera que fueran: la financiación desde Venezuela, las relaciones con Irán, la beca de Íñigo Errejón, los ingresos de Juan Carlos Monedero...) se pretendía frenar el efecto Podemos. Y luego, tras los resultados de las elecciones 2015, que hubiera un acuerdo de gobierno entre el PSOE, Podemos, IU... No importaba que se fueran archivando en los juzgados las querellas presentadas, porque el daño ya estaba hecho y con ello, conseguido el objetivo principal. 

Ha habido diarios que lo han denunciado, en especial Público y una de sus periodistas: Patricia López. Lo último que hemos sabido es lo del robo del móvil antes mencionado y su relación, entre otros, con el policía José Manuel Villarejo, el periodista Eduardo Inda o el monigote al que llamaban pequeño Nicolás. En ello no falta la presencia de personajes de primer nivel, como la anterior vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. 

Curiosamente los grandes medios escritos (El País, El MundoABC, La Razón...) lo están ocultando o minimizando. Lo mismo están haciendo Pedro Sánchez, Pablo Casado o Albert Rivera, tan dicharateros en otras cosas.  Y es que todo esto resulta muy grave. Pone al descubierto que existen unas cloacas en el estado que mantienen una actividad muy intensa. Una actividad que en muchos casos es claramente delictiva.        

jueves, 28 de marzo de 2019

De conquistas y perdones (a propósito de la petición del presidente de México)

En 2014 publiqué una entrada que titulé "Lo que siguió al 12 de octubre de 1492". Refleja mi posición ante lo que se festeja en este país como su día nacional. El día de la llegada a una tierra extraña que da comienzo a una conquista. Las conquistas suelen ser cruentas. Tienen como objetivo principal la obtención de los recursos naturales, aun cuando suponga el expolio más atroz; conllevan la explotación laboral de la población autóctona o, llegado el caso, de la que se lleva forzada para sustituirla; pueden provocar genocidios cuando las condiciones se tornan extremas, hasta, a veces, hacer desaparecer a poblaciones enteras; pueden suponer la conversión forzosa a una religión extraña a la población que allí vivía... Y como resultado, la destrucción de lo existente y con ello la deestructuración de las sociedades y culturas anteriores.

Nada de lo antes expuesto es ajeno a lo que ocurrió en lo que hoy llamamos América. Un inmenso continente, formado a su vez por tres subcontinentes y extendido de norte a sur, llegando cerca de los respectivos polos del planeta. Un continente que hace cinco siglos empezó a conocer la llegada masiva de población procedente de Europa con la intención de ser colonizado. Estados como el castellano, el portugués, el francés, el inglés o el holandés se fueron instalando y fueron conformando diferentes formas de explotación del territorio y de sus gentes. Sus consecuencias, siendo variadas, supusieron enormes beneficios para las metrópolis respectivas y enormes perjuicios para las poblaciones autóctonas. 

Un continente que está formado actualmente por un abanico de estados que acogen en su interior una amalgama de grupos raciales perfectamente jerarquizados. Grupos que se han ido superponiendo, mezclando y desplazando a lo largo del tiempo, desde la gran variedad de pueblos indígenas hasta las poblaciones de origen europeo llegadas en diferentes olas migratorias, pasando por las poblaciones llevadas a la fuerza desde el continente africano o llegadas en busca de trabajo procedentes de Asia. Y también, por supuesto, esas categorías intermedias que en otro tiempo fueron producto de mestizajes raciales, en los que casi siempre predominó el elemento blanco-europeo y masculino. Múltiples combinaciones que dieron lugar a lo mestizo, lo mulato, lo zambo, lo cuarterón, lo cholo... 

Hace unos días el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pronunció unas palabras dirigidas al jefe del estado español para que pidiera perdón por el papel que jugó nuestro país en la conquista y colonización de su territorio. La reacción en la mayor parte de los grupos políticos y de los medios de comunicación ha sido unánime y airada, sintiéndose ofendidos por lo que consideran una afrenta contra nuestro país. Porque, según han respondido, no hay nada que perdonar. Bien porque eso ocurrió hace cinco siglos, en la postura más moderada, o bien porque nada malo hubo en nuestra llegada y presencia, sino todo lo contrario, como le gusta presumir al actual líder del PP.

Puede dar la sensación de que López Obrador ha errado en el momento. Porque estamos en pleno fragor de la lucha contra ese enemigo interior que es el nacionalismo catalán, el mismo que está poniendo en peligro la unidad de España. Y estamos, por ello, en pleno fervor patriótico, español, por supuesto. Y tal está la cosa, que los tres partidos de la derecha tildan de traidor al que hoy gobierna el estado por su relación con los separatistas. Y tal está también, que este último partido, que durante un tiempo habló de lo plurinacional, lo federal y el diálogo, ha acabado dejándolo atrás para acabar escenificando su profunda españolidad con un fondo de banderas monárquicas y europeas.

No han faltado algunas voces del mundo de la cultura que se han unido a ese coro que clama contra el presidente mexicano. Como, a modo de ejemplos, la de Mario Vargas Llosa, peruano de origen, con su "tenía que haberse enviado la carta a sí mismo"; la del nicaragüense Sergio Ramírez, para quien "el problema (...) no es del pasado"; o la de ese cantor de las hazañas imperiales llamado Arturo Pérez Reverte y su "que se disculpe él", que ha acompañado de insultos de la índole de "imbécil" y "sinvergüenza".

Y en medio de estas muestras de soberbia, me quedo con lo que hace años dejó escrito otro escritor, el uruguayo Eduardo Galeano: "La aventura de la usurpación y el despojo no descubre: encubre".

(Imagen: mural "La conquista de México", de Diego Rivera)

miércoles, 27 de marzo de 2019

La clase trabajadora como sujeto de cambio, motivo de análisis y consideración

Hace unas semanas llegó a mis manos el libro La clase trabajadora. ¿Sujeto de cambio en el siglo XXI? (Madrid, Siglo XXI, 2018), coordinado por Adrián Tarín Sanz y José Manuel Rivas Otero y en el que participan otras 12 personas, sin contar el breve "Prólogo" escrito por Diego Cañamero Valle. Estamos ante una obra interesante, por supuesto, y novedosa, en la medida que buena parte de los planteamientos que se ofrecen buscan superar esquemas que se consideran caducos, fracasados y/o incompletos. El interrogante que refleja su subtítulo deja, no obstante, una puerta abierta a la duda. 

Me atrevo a decir que varios de los artículos del libro se pueden circunscribir a reflexiones que se hacen desde el entorno de Podemos. Esto no supone que sean posturas oficiales o que se viertan críticas a algunas teorías con gran influencia en algunos dirigentes de dicho grupo, como ocurre, por ejemplo, con la de Ernesto Laclau. Entiendo todo esto como el hecho de un grupo que recogió planteamientos teóricos de nuevo tipo, muchos de los cuales afloraron en los momentos culminantes del 15M, y críticos con la tradición marxista en sus distintas vertientes, así como con buena parte de las variantes del postmodernismo que surgieron en el último cuarto del siglo XX. 

Yendo a su contenido, interesante en la diversidad de aspectos que se tocan y en los puntos de vista que dejan traslucir, he clasificado los artículos en dos grandes bloques, atendiendo al grado de distanciamiento de lo que podrían ser los planteamientos marxistas. Empezaré por los más distantes y críticos. Seguiré con los que considero que no se alejan tanto, lo que no tiene por qué estar exento de crítica. Y acabaré con otros que se sitúan en paradigmas como el indigenismo, el anarquismo y el
 ecologismo. Dentro de la dificultad, voy a hacer un ejercicio de síntesis que permita completar el recorrido de los diferentes artículos.


La mayor distancia y/o crítica respecto a los planteamientos marxistas

En la "Introducción" Tarín y Rivas se refieren a lo ocurrido en 2011 en el 15M y se preguntan si lo que se reflejó fue una mutación del sujeto revolucionario, tradicionalmente atribuido a la clase obrera por la izquierda tradicional, para dar paso a un un sujeto más amplio, que pudiera denominarse "pueblo" o "los de abajo", lo que supone una ampliación del espectro social hacia las clases medias. Se preguntan también acerca de la confluencia política formada para las elecciones de 2016 con la denominación Unidos Podemos, de la que señalan que no dejó de ser una reproducción de la hegemonía de las élites, lo que a la postre ocasionaría los resultados adversos que tuvo. 


José Manuel Rivas ("De la clase al pueblo: una revisión crítica de la teoría marxista de la lucha de clases") se lanza de lleno, por limitados, a lo que destaca como tres aspectos fundamentales del marxismo tradicional: el historicismo, que conlleva la postura teleológica de la desaparición de las clases; la concepción objetivista, que supone que la conciencia viene dada, descartándose la autoconsciencia; y el reduccionismo de clase, en este caso considerando a la clase obrera como protagonista del cambio. Aunque el autor aporta los intentos desde el propio marxismo por superar estas limitaciones, defiende un discurso centrado en lo popular democrático, donde el pueblo y no la clase social, esto es, la dicotomía privilegiados/gente común, y no burguesía/proletariado, se convierta en el eje de construcción de una nueva alternativa.


Santiago Alba ("Sujetos políticos y relevo civilizacional") se centra en el cambio civilizatorio, basado en el relevo que se ha dado en el principio generador de la hegemonía. Considera que ahora es el mercado el que ha sustituido a la clase, de manera que la clase trabajadora tradicional, ubicada antaño en el espacio de la fábrica, se ha volatizado para dar paso a una clase consumidora, lo que conlleva la necesidad de un "Sujeto Humano global". Y en ello, por ahora, las derechas van ganando a las izquierdas. Las primeras han sabido asociar la protección de la gente con viejos significantes (nación, identidad cultural....) y con nuevos cuños reaccionarios (neomachismo, twiterización del exabrupto clásico, rechazo del elitismo progresista...). De las segundas considera que están carentes de "una propuesta común y realista", ancladas en el radicalismo, la especialización militante y el culturalismo.


Para Antonio Antón ("El sujeto de cambio"), que parte de las enormes transformaciones sociales y de comportamiento habidas en las últimas décadas, se está empezando a configurar "una identificación del adversario común, así como una conciencia emergente de un bloque social alternativo y democrático". Desecha el concepto de clase objetiva y se alinea con la consideración de la experiencia popular como forma de construcción del sujeto. Defiende los grandes valores (igualdad, libertad, solidaridad, democracia...), de los que dice que, lejos de ser significantes vacíos, son componentes fundamentales de un proyecto emancipador-igualitario. Por ello considera justificadas las reservas a la denominación de izquierda, que se asocia a la deriva  socioliberal de la socialdemocracia o al autoritarismo de los regímenes socialistas del este de Europa.


Silvia Federici ("Acerca del trabajo de cuidado de ancianos y los límites del marxismo") se sitúa en el paradigma feminista. Parte del aumento de
 la población anciana en número y de la esperanza. Si bien su artículo se centra más en lo que está ocurriendo en EEUU, no por ello se supone que no pueda extrapolarse a la realidad de otros países. Su enfoque está inscrito dentro del feminismo, desde el que se ha focalizado la lucha anticapitalista en la casa, el barrio y el territorio. esto supone una crítica a la importancia que ha dado el marxismo al trabajo industrial asalariado y a la producción de mercancías, descuidando la reproducción de los seres humanos y de la fuerza de trabajo. E incluye, así mismo, a la teoría marxista más reciente del trabajo inmaterial y afectivo expuesta por Negri y Hardt, por eludir el análisis feminista del trabajo reproductivo en el capitalismo. En la actualidad  existe la paradoja de que las mujeres, asalariadas o dentro del hogar, cuando más cuidan a otros, menos reciben a cambio.


Adrián Tarín, por su parte ("La sociedad sin clases: tampoco la trabajadora"), se ocupa de una propuesta controvertida: la abolición del trabajo. Se muestra crítico con lo que considera un "fantasma" de la izquierda y del marxismo, como es la noción del trabajo como derecho. También lo hace con quienes desde la izquierda defienden actualmente la propuesta del trabajo garantizado, por considerar que la glorificación del trabajo coincide con los postulados del neoliberalismo. Desde la consideración de que "el trabajo sacrifica", el autor apuesta por la renta básica universal, que, en todo caso, obligaría "a los empleadores a aumentar las condiciones ofrecidas". No obstante, proponiéndolo como un horizonte a largo plazo, acaba proponiendo "la reducción de la jornada laboral a un mínimo compatible con las garantías sociales". 

El menor distanciamiento de los planteamientos marxistas

Jorge Luis Acanda González y Meysis Carmenati González ("La  problemática del sujeto desde una teoría critica del concepto") inician su artículo con una crítica a los postulados ilustrados y postmodernos del concepto sujeto. Niegan que Marx mantuviera una postura esencialista de la clase obrera y defienden, como ya apuntó el propio Marx, el sujeto colectivo, donde el individuo lo es en relación con otros y en conflicto. Desde lo que denominan la teoría crítica niegan al sujeto como sustancia y por ello con intereses individuales. Su concepto de sujeto lo relacionan con la teoría de la intesubjetividad, desde donde los individuos se relacionan entre sí de forma mediada. Consideran un error la idea de un sujeto revolucionario en sí mismo, siendo necesario superar la hegemonía burguesa, que es la que ha creado la subalternidad de la clase obrera. Esto supone optar 
por "la naturalización de la contrahegemonía, revolución cultural, capaz de [...] recrear una concepción del mundo [que permita] relacionarnos entre nosotros y con los objetos que nos rodean". 


Jorge Sola Espinosa ("La invisibilización de la clase trabajadora") considera que la invisibilización y la demonización de la clase trabajadora forman parte del "macizo ideológico" dominante, aun cuando lo segundo haya perdido peso. Lejos de desaparecer, la clase trabajadora, que en nuestro país supone al menos la mitad de las personas que venden su fuerza de trabajo, lo que ha conocido es una modificación en su composición: ha disminuido la tradicional y han aumentado las "nuevas clases medias" (diferentes a la vieja clase media vinculada a la pequeña propiedad). Y es en esta novedad y desde la vertiente de autopercepción donde se centra más el autor. Destaca el "clasemedianismo", al que califica como falsa conciencia por la ilusión de un mundo igualitario. Es lo que explica la idea de sentirse ante todo como ciudadano (que vota) y consumidor (que compra). Está fomentado desde los grupos que desarrollan el trabajo de representación (medios políticos y de comunicación) y ha estado presente desde la Transición e incluso en el movimiento 15M. Es desde aquel entonces, paralelo al proceso de neoliberalización de la economía, cuando la clase  trabajadora, que nunca fue homogénea, ha ido perdiendo su papel de actor político destacable y con ello ha ido invisibilizándose.


El artículo de Arantxa Tirado Sánchez y Ricardo Romero Laullón (Nega) ("Los trabajadores culturales en el capitalismo del siglo XXI: obreros culturales o privilegiados sociales") presenta dos partes diferenciadas, pero relacionadas en entre sí. En la primera critican los discursos acerca de la desaparición de la clase trabajadora. También marcan distancia de teorías como la del capitalismo cognitivo, basado en los aspectos informacionales, culturales y del conocimiento, o la del fin del trabajo, con máquinas y robots sustituyendo a los seres humanos. Muy al contrario, consideran que la clase trabajadora es ahora más numerosa que nunca, pese a su mayor grado de heterogeneidad,  fragmentación y complejidad. En la segunda parte se centran en los trabajadores de la cultura, uno de cuyos rasgos es la creciente precarización. Defienden el aumento de la inversión pública para la realización de sus actividades, a la vez que advierten el riesgo que aspectos como las subvenciones sean una forma de comprar voluntades. No les falta resaltar como positivo el modelo cubano.


Carlos del Valle Rojas ("Clase trabajadora, lucha de clases y prensa obrera: repolitizar el trabajo periodístico") plantea que la mercancía de los medios de comunicación no es la información, sino las audiencias. Esto pone en desventaja a la clase obrera desde tres perspectivas: el control de dichos medios por parte de las grandes corporaciones transnacionales y su creciente concentración; la existencia de una prensa popular que banaliza los contenidos; y la clasificación de la audiencia en relación a su nivel de renta. Todo esto está conllevando el despojo de la identidad la clase trabajadora, por lo que defiende la recuperación de la prensa obrera, que tenga una conciencia crítica de clase, y una repolitización de la actividad periodística.

Indigenismo, anarquismo y ecologismo

Tomás Quevedo Ramírez ("Del indio como sujeto revolucionario: el caso del movimiento indígena ecuatoriano") nos recuerda que la raza ha sido históricamente el elemento esencial en la jerarquización social de América Latina. La situación de subordinación de la población indígena intentó ser paliada hace un siglo a través de la mediación indígena, en la que la izquierda jugó un "rol de ventrilucuo". Desde ésta se llegó a reconocer, como hizo Mariátegui, a lo indígena como sujeto revolucionario dentro de la lucha por la tierra, reivindicando, a su vez, los elementos comunitarios que han ido perviviendo. En el caso más concreto de Ecuador se ha estado dando  recientemente un diálogo intelectual con el mundo indígena desde posiciones marxistas y cristianas, pero siempre subordinando al mundo indígena. El levantamiento indígena de 1990 ha permitido la conformación del Movimiento Indígena Ecuatoriano, que abarca un triple condicionamiento: territorial, étnico y de clase. El autor, no obstante, defiende la necesidad de "puentes de diálogo con otros actores, como los obreros, ecologistas o estudiantes".

Miguel Vázquez Liñán ("Agenda para una memoria de la liberación") mantiene que existe una continuidad de la discusión habida a finales del siglo XIX entre el darwinismo social defendido por T. H. Kuxley y la defensa del instinto de sociabilidad y la solidaridad humana del anarquista Piotr Kropotkin. La caída del muro de Berlín habría servido para considerar como inevitable la derrota de un visión del mundo basada en el apoyo mutuo. El autor propone una memoria de la autogestión, de formas alternativas de consumo y de relación con la naturaleza apoyo mutuo; la recuperación de las luchas pasadas y las experiencias satisfactorias de vida; la memoria de las víctimas... Nos recuerda la dependencia de las élites político-empresariales y propone la necesidad de
 crear un circuito alternativo de medios de comunicación, junto con la democratización del sistema de medios. 


Una perspectiva ecologista del cambio social la plantea Jesús M. Castillo ("Clase trabajadora y ecología del trabajo"). Mantiene que la clase trabajadora, diversa y en continua metamorfosis, sigue siendo el sujeto revolucionario social. Propone huir de la práctica del hipercrecimiento y advierte que el crecimiento de las ciudades conlleva una mayor dependencia del mercado y el trabajo asalariado. El conocimiento colectivo, esto es, la noosfera, podría ser el comienzo de la transformación del trabajo hacia la sostenibilidad. Defiende el trabajo colaborativo, que puede generar nuevas fuerzas productivas, haciendo la propiedad privada más social, disminuyendo el impacto ambiental, mejorando las condiciones de las mujeres... Pero advierte del riesgo de que sea adueñado por el capitalismo. Considera, en fin, que la actual crisis económica y ecológica ha configurado en muchos lugares una nooesfera que aúna a comunidades indígenas, pequeño campesinado y gente trabajadora.

martes, 26 de marzo de 2019

Algo más sobre lo que fue el campo de concentración del hoy colegio Francisco de Vitoria



























Publiqué hace un par de semanas una entrada sobre un asunto que me estremeció hondamente: mi colegio de la infancia, el Francisco de Vitoria de Salamanca, fue un campo de concentración. Es lo que se recoge en el libro de Carlos Hernández Los campos de concentración de Franco. Sometimiento, torturas y muerte tras las alambradas (Madrid, Ediciones B, 2019) y algo de lo que también se informa en la página electrónica del colegio.   

Al poco recibí un correo electrónico de mi hermano Juan Miguel donde me remitía dos noticias aparecidas en el diario El Adelanto. Una, con fecha 31 de diciembre de 1940, en cuya página 3 se decía que existía preocupación por parte del Ayuntamiento por la falta de escuelas en la ciudad y se anunciaba la reanudación de las obras del conocido entonces como “Grupo Escolar Central, interrumpidas al estallar la guerra”. La previsión de su culminación sería “el verano próximo [lo que] permitirá que para el comienzo de curso 1941-42 catorce nuevos grados, con una capacidad para ochocientos niños de ambos sexos, comiencen a funcionar”. La segunda noticia, del 14 de enero de 1941, informaba del inicio de las obras y ya se refería al centro con el nombre de “Francisco de Vitoria”.

Ayer en el programa El Intermedio de La Sexta apareció una entrevista a Carlos Hernández y se hizo alusión a una dirección electrónica, Los campos de concentración de Franco,  en la que se ofrece una información de máximo interés sobre los casi 300 campos que por ahora se ha documentado su existencia. Aparece, así mismo, un mapa interactivo en el que se  puede obtener una breve descripción de las características de cada campo. En la provincia de Salamanca se ubicaron dos: el de Ciudad Rodrigo y el de la capital, que, coincidencia o no, se trata de las cabezas de las dos diócesis de la provincia.

Del primero se dice lo siguiente: “Campo estable. Ubicado en el monasterio de la Caridad con capacidad para 2.000 prisioneros. Aunque fue utilizado como centro de detención desde agosto de 1936, como campo de concentración oficial operó, al menos, entre marzo y septiembre de 1939. El edificio permanece en pie. Empezó a reformarse para ser reconvertido en hotel de lujo, pero actualmente las obras se encuentran paralizadas”.

Y en cuanto al de la capital: “Campo estable. Ubicado en el Grupo Escolar Francisco de Vitoria. Tenía capacidad, oficialmente, para 1.500 prisioneros. Operó, al menos, entre abril y septiembre de 1939. Hoy el edificio mantiene su nombre y la finalidad para la que fue construido”.

Por lo que se desprende de esto último, y que se sepa por ahora, fue dedicado a la función represiva no durante la guerra, sino a su término, casi tres años después del inicio. No debemos olvidar que la provincia de Salamanca, más allá de ligeros conatos de resistencia, estuvo desde el primer momento dentro del territorio controlado por los militares sublevados. Era el signo de los tiempos: la prioridad, la represión; la educación, para más tarde.

lunes, 25 de marzo de 2019

Bannon: el desafío del nacional-populismo conservador


El diario El País ha publicado hoy una entrevista a Steve Bannon. No tiene desperdicio. Es más que una declaración de intenciones: estamos ante una realidad que asusta. Estamos ante la ultraderecha que avanza en forma de supremacismo blanco, anticomunismo, antifeminismo, homofobia, xenofobia, islamofobia... Todo un programa político conservador, autobautizado como nacional-populismo o populismo nacionalista y tradicionalista, que ha arrancado en el contexto de la crisis de hegemonía de EEUU en el mundo y que se está extendiendo con rapidez por distintos países. 

Su conservadurismo radical no lo aleja del neoliberalismo imperante. Busca, como está haciendo Donald Trump, ahondar en la destrucción del estado del bienestar, con tan hondas raíces en EEUU. Es lo que ha llamado la “deconstrucción del Estado administrativo”, como ha señalado Susan George en una entrevista de hace medio año. Otra cosa es el acento que pone en lo que denomina la nación y el nacionalismo, que es lo que confiere el componente que denomina popular/populista a su proyecto. 

Principal asesor de la campaña electoral de Trump, al que llevó a la presidencia, probó luego con Brasil en la figura de Jair Bolsonaro, donde repitió triunfo. En Europa, donde lleva poco tiempo instalado, ha creado su grupo The Movement, desde donde está buscando aunar los partidos populistas de diversos países. Muy atento a lo que está ocurriendo, se ha fijado de una manera especial en dos políticos que están triunfando en sus países: Matteo Salvini, en Italia, y Viktor Orbán, en Hungría. Sin desechar a otros u otras de países como Francia (AN), Alemania (AfD), Austria (FPO), Polonia (PiS), Suecia (SD), Finlandia (Perussuomalaiset) o Reino Unido (Ukip)..., sin olvidarse de España con Vox.

A las puertas de unas elecciones al Parlamento Europeo, Bannon ha pronosticado que una tercera parte de los escaños puedan estar controlados por los grupos de ultraderecha. Todo un peligro de lo que, siguiendo a Katu Arkonada ("Steve Bannon, el mito detrás de los monstruos"), podría dar lugar en el escenario internacional a un trivote lleno de monstruos formado por los Estados Unidos de Donald Trump, el Brasil de Bolsonaro y la Europa que pueda surgir de un nuevo mapa político europeo.

En lo que respecta a nuestro país, también a las puertas de unas elecciones generales, la situación se está tornando altamente peligrosa. La alarma se encendió en diciembre pasado, cuando Vox irrumpió en el Parlamento de Andalucía. Las encuestas siguen proporcionando a este partido unos resultados nada desdeñables. Pero lo que es peor está siendo la modificación que ha provocado en los discursos y los programas políticos de los otros dos partidos de la derecha. El propio Bannon se ha referido a Vox con claridad, del que dice que "ya ha trasladado su conversación al resto de la derecha: partidos como Ciudadanos y PP ya hablan como ellos". 

Hace algo más de una década Susan George (El pensamiento secuestrado. Cómo la derecha laica y religiosa se ha apoderado de estados Unidos. Barcelona, Público/Icaria, 2009) nos alertaba de lo que había estado ocurriendo en EEUU durante los ocho años de George Bush hijo en la presidencia y con una derecha fuerte, aun cuando hubiera sido derrotada electoralmente por Barak Obama en 2008. Profunda conocedora de esa derecha rearmada ideológicamente y profundamente insatisfecha, escribía: "Europa debe tomarse también en serio el desafío ideológico trasatlántico y dejar de seguir el ejemplo cultural de Estados Unidos". 

Parece que hemos aprendido poco o quizás, nada. 

domingo, 24 de marzo de 2019

Snowden habla del ciberataque sufrido por Venezuela en su sistema eléctrico

Pocas dudas caben ya sobre el apagón eléctrico que sufrió Venezuela hace un par de semanas. Si es que las hubo alguna vez, salvo lo derivado de la manipulación informativa que lo acompañó. Siguen apareciendo pruebas que  demuestran que fue un ciberataque lanzado desde las entrañas del imperio. Como un episodio más de la ofensiva de los dos últimos meses contra el gobierno venezolano y el proceso revolucionario abierto hace dos décadas. 

Ahora ha sido Edward Snowden quien ha aportado con su testimonio algunas de las claves del ciberataque contra el sistema eléctrico venezolano. No estamos ante un experto cualquiera. Antiguo empleado de la NSA y la CIA, denunció hace seis años la intromisión que EEUU está llevando a cabo en los asuntos internos de los distintos países del mundo, sean o no amigos, desvelando documentos clasificados como altamente secretos por el gobierno de su país. Todo esto lo podemos ver en el enlace de Aporrea-Canarias Semanal, donde se ofrecen tres vídeos clarificadores.  

sábado, 23 de marzo de 2019

Las peladas, una apelación a la memoria frente al silencio




















Una obra de teatro con Benito (Alfonso Rodríguez), anciano ya, que ha regresado del exilio para instalarse en una residencia que dirige sor Inés (Laura Garmo). Con Rocío (Sofía Cano), la enfermera que lo cuida con paciencia, esmero y cariño, pero curiosa por saber, como lo fue también quien la antecedió y por ello fue despedida. Y con un secreto, el que guarda Benito y que cada noche lo atormenta. El mismo que  desvela cuando muere el padre de sor Inés, también residente en el centro. Un padre que no lo es realmente, porque el verdadero es el propio Benito. Y es que a Benito cada noche se le aparece Carmen (de nuevo Laura Garmo), su Carmela (sí, con el nombre de la mítica ¡Ay, Carmela!), su esposa y la madre de Inés, la mujer que fue primero violada y luego asesinada "en la carretera de Lucena a Cabra" por el falso e impostor padre.     


La obra nos sitúa en el tiempo de Aznar como jefe de gobierno, como delata su voz a través de la radio. El momento en que se inicia la eclosión de la recuperación de la memoria histórica. Protagonizada en gran medida por los nietos y las nietas de quienes habían quedado en el olvido. Esas personas que fueron ejecutadas, pasaron por cárceles, se les obligó al exilio, sufrieron cualquier otro episodio represivo, acabaron enterradas en fosas comunes o siguen desaparecidas. Las mismas a las que todavía hoy denuestan quienes glorifican al que fue el verdugo supremo.

Y es que el pasado, aunque se pretenda que se acabe, acaba persistiendo, porque (nos) queda la memoria. Tozuda, pero necesaria. La obra, inspirada en las vivencias de la abuela del autor, nos cuenta una historia que resulta similar a tantas que así ocurrieron. Porque, como señala el título, muchas rojas (como tales, hijas, esposas, novias, madres, abuelas...) fueron motivo de escarnio cuando se les cortó el pelo, fueron paseadas por las calles, se les obligó a ingerir aceite de ricino, fueron violadas, les robaron sus hijos o hijas... Encarceladas o no, ejecutadas o no, fueron víctimas de la represión como lo fueron sus maridos, hermanos, padres, abuelos, novios... 

Es la estremecedora obra Las peladas (Soledad de ausencia), escrita y dirigida por David Roldán-Oru, puesta en escena por la compañía Las ansiadas producciones. Lo que vimos ayer en el Teatro Moderno de Chiclana. 

viernes, 22 de marzo de 2019

El pinar de la Breña, pequeño pulmón verde






















Hace unos meses formé parte de una comisión que tenía como misión la elección de una bandera para el municipio. Sin entrar en el detalle de las propuestas que se presentaron, hubo una que me pareció la más adecuada. Motivos heráldicos aparte, que no considero sustanciales, los tres colores que la componían eran los que consideraba que mejor podían simbolizar la imagen del pueblo. Uno de ellos era el color verde, relacionado con el pinar que rodea al núcleo principal del municipio por el oeste y el noroeste. Razoné el porqué de su posible presencia, pero me topé con una mezcla de incomprensión y rechazo. Algo que no me resulta extraño. Una triste realidad que llevo percibiendo desde las casi tres décadas que llevó viviendo aquí. El pinar, catalogado como una de las partes del parque natural al que pertenece, sigue sin ser admitido por buena parte de la gente del lugar. Sigue siendo visto más como una rémora que como un valor de primer orden. Cuesta mucho que sea reconocido como un patrimonio que debe ser conservado. Sería injusto, empero, olvidarme de quienes piensan lo contrario y hacen todo lo posible por preservarlo y dignificarlo. Y es que disponer de este pequeño pulmón verde, bello en sí mismo, es un verdadero lujo. Como tantos otros bosques repartidos por el mundo, merece ser querido. De todos ellos depende nuestro futuro como una especie más que somos de la naturaleza. Ayer se recordaba esto como Día Mundial de los Bosques. Lástima que la bandera recién elegida no contemple el color que lo hubiera simbolizado. Una ocasión perdida.  

Un poema a Antonio Machado

Ayer fue el Día Mundial de la Poesía, pero, entre las dudas, acabó pasando el día y no cumplí con mi intención de dejar plasmados unos versos. Esta mañana me he encontrado con un poema que hace casi cuatro décadas dediqué a Antonio Machado. Me ha servido para completar el recuerdo que en febrero pasado publiqué "A 80 años de la muerte del poeta". Adjunto el retrato que el fotógrafo Alfonso le hizo en el Café de las Salesas de Madrid en 1934. Quizás su imagen más conocida, que es la misma que en parte me inspiró para escribir los versos que ahora ofrezco.


Antonio, tuya es la patria
y la palabra,
tuyos son los hombres 
que caminan silenciosos por la vereda,
que entre lluvias y soles,
en medio de desiertos o en pantanos,
arrojan sudor y polvo,
que sueltan tacos 
de corazón y de rabia contenidos,
tuyos son los poetas
y la música se oye a voces y trompetas,
tu escenario es el cielo limpio
y tus zapatos, unas sandalias,
tu bastón ha salido del árbol,
y tu sombrero nos sirve de sombrilla a todos,
tu andar, tranquilo y pausado,
es el reloj del tiempo y de la vida,
y tu voz, impresa en tinta y destierro,
es la voz de los errantes
que caminan juntos
hacia el lugar de lo humano.

(Marzo de 1980)

martes, 19 de marzo de 2019

El asalto a la embajada norcoreana en Madrid: entre lo extraño y el silencio

El pasado 22 de febrero fue asaltada la embajada de Corea del Norte en España. La noticia salió varios días después, el 27, tal como informó El Confidencial. En la información se decía que se amordazó a quienes se encontraban en el lugar y que incluso hubo alguna persona herida. Según la cadena Hispantv, desde la delegación diplomática norcoreana no se ha denunciado lo ocurrido, pero la policía española está investigando lo ocurrido. Alude, no obstante, a un hecho que puede ser relevante: la delegación del país asiático en Hanoi estaba dirigida por Kim Hyok Chol, que fue hasta 2017 el embajador en España, cuando fue expulsado por el gobierno al hacerse eco de las sanciones de EEUU en relación a las pruebas con misiles. 

Todo resulta muy extraño. Y oscuro. Salvo que las sospechas recaen en la CIA o sus anexos. El día 28 se inició la cumbre en Hanoi, la capital del Vietnam, entre Kim Yong-un y Donald Trump, pero la reunión se interrumpió al poco. Hay quienes han establecido una relación entre el asalto y el fin de la cumbre. Pero, en todo caso, el tratamiento informativo que se ha dado en los medios de comunicación españoles ha sido muy escaso. Como si existiera una cortina de silencio.

Hace unos días Rebelión publicó un artículo de Higinio Polo, "Corea del Norte: comandos paramilitares en Madrid", que resulta verosímil. En él se describe brevemente la forma como se perpetró el asalto y lo relaciona con otros tantos que EEUU lleva protagonizando por numerosos países desde hace años. Pero ante todo apunta a lo ocurrido en la cumbre de Hanoi, donde las pretensiones de EEUU suponían la imposición de condiciones inasumibles por parte de Corea del Norte. 

Y en medio de este conflicto internacional, la violación de la soberanía territorial española. Digo yo. ¿O no? 

domingo, 17 de marzo de 2019

Roma, de Alfonso Cuarón: bella y algo más

Había leído algunos comentarios sobre la película. Me parecía que podría ser interesante. El sábado la vi y, además de corroborarse esa impresión, me sorprendió gratamente. Me pareció estar en otra época del cine. Me llevó a la época del neorrealismo italiano y en parte, a la película ¡Que viva México!, del director soviético Serguei Eisenstein. Sobre lo primero posiblemente haya más coincidencia, pero sobre lo segundo intentaré explicarme luego .

Estamos ante una obra que reivindica el valor de las mujeres, como sustentadoras del día a día. La abuela Teresa, la madre-patrona Sofía y las criadas de la casa, Adela y Cleo. Cada una, en su rol de género, de clase social y de raza. En todo caso, la protagonista principal, Cleo, es la clave de todo. Indígena de Oaxaca, como su otra compañera, es el eje de la película. Por ella, pese a su extrema humildad, pasa lo que va ocurriendo. Es ella la que vive lo propio y lo ajeno como una testigo silenciosa, cuasi muda. En parte, porque habla ante todo el mixteco, pero también porque está situada en el último escalón de la sociedad. Como mujer, criada e indígena. Es cierto que de lo primero Sofía acaba reconociendo que de las mujeres depende todo, después de tener que sufrir las ausencias y marcha final del marido. Pero es la patrona, no la criada, y criolla, no indígena. 

Que una película de nuestros días tenga un ritmo lento, resulta altamente extraño. Pero en nada aburre, sino todo lo contrario. Porque nos mete de lleno en cada situación y nos permite deleitarnos, cuando ocurre, la belleza que se desprende de algunas imágenes y escenas. La hay, por ejemplo, cuando Cleo y y el hijo menor se tumban sobre las losas, simulando la muerte, mientras el goteo de la ropa tendida se interpone en sus figuras y finalmente la ropa acaba enmarcando la escena como si fuera un cuadro. La hay también en la forma que Cleo tiene de limpiar-purificar las cacas que el perro deposita cada día en el portal de la casa. O en la pirámide de afectos humanos que construyen en la playa Sofía, sus vástagos y la propia Cleo. 

El lugar y el tiempo son identificables. Estamos en un barrio de clase media-alta de la capital mexicana. El que da nombre a la película. Y un hecho permite que nos situemos temporalmente: en 1971, cuando la masacre de estudiantes del Jueves de Corpus en el entorno de la plaza de Tlatelolco. La misma que tres años antes conoció otra masacre, ocurrida poco antes del inicio de los Juegos Olímpicos. Pero si en ésta fueron las fuerzas del orden las que dispararon, en 1971 los verdugos fueron un grupo fascista paramilitar, Los Halcones. Muertes que ponen en entredicho a quien presidía entonces México, Luis Echeverría, y el papel jugado por el imperio situado al norte del río Grande, con sus CIA y la financiación de grupos fascistas.    

Y es que el haber optado por el blanco y negro, aun cuando sea también poco común, lo que hace es reforzar el tono de la película. Porque lo que se cuenta en ella es dramático. En la historia que se cuenta de sus protagonistas, con sus vivencias, y en el contexto donde actúan. El de una sociedad violenta. En lo estructural y en lo cultural. En lo implícito y en lo directo. 

Me referí antes Eisenstein y no creo equivocarme en lo que voy a exponer a continuación. No pretendo comparar los estilos de las dos películas, pero sí resaltar algunos aspectos que me parecen concordantes. Además del blanco y negro, está el ritmo de algunas escenas que se hacen en su lentitud más descriptivas, desde lo  concreto hasta lo más general. Desde lo aparentemente anecdótico hasta convertirlo en simbólico. E incluso desde la tristeza general hasta el sarcasmo ocasional. Volviendo a los ejemplos, ¿acaso las cacas del perro en el portal que aparecen tan frecuentemente no pueden simbolizar una sociedad estructuralmente podrida? ¿O la forma de limpiarla por la protagonista, capaz de hacerlo desde su dignidad y pureza como persona? ¿O la inutilidad en la forma de aparcar el coche Triumph en el portal, prueba de la falsa fachada de una familia pequeño-burguesa rota? ¿O el cambio, al final de la película, del coche mamotrético por otro más acorde con lo que será la nueva situación familiar, cuando Sofía ha decidido ponerse a trabajar para rehacer su vida?   

Esto es lo que me ha parecido Roma, de Alfonso Cuarón, que ha declarado que se ha inspirado en sus vivencias de infancia en ese barrio. Lo que ha hecho, en todo caso, es diseccionar ese momento en toda su dimensión. Y lo ha hecho con belleza y maestría. Que ya es mucho.

El derecho de autodeterminación, presente ayer en el centro de Madrid

Madrid acogió ayer una manifestación con el lema "La autodeterminación no es delito". Lo fue también, como derivación, contra la represión y el juicio de la dirigencia del procès catalán. Los datos de asistentes que se han dado son enormemente dispares, yendo desde los 18.000 según la Delegación del Gobierno hasta los 120.000 de quienes organizaron el acto. Solamente teniendo en cuenta que se fletaron alrededor de medio millar de autobuses, en su mayoría procedentes de Catalunya, el número aportado desde la citada Delegación parece demasiado corto. Hay medios de comunicación que han preferido hacer una estimación más ambigua, pero nada capciosa, como referirse a decenas de miles de personas. En todo caso, la presencia de la noticia en los medios de comunicación fuera de Catalunya ha sido bastante escueta, cuando no inexistente, como ha ocurrido en varios medios conservadores.

La manifestación discurrió con normalidad, cumpliendo con el objetivo de llenar el centro de la capital del estado para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en Catalunya. Ya lo habían hecho en Barcelona y en Bruselas, y ahora tocaba en Madrid. Fuera del contenido del lema central, sobre el que incidieron la personas que intervinieron en el acto final,  la mayoría de asistentes expresó la voluntad de independencia, lo que se explicitó claramente. Por otra parte, en menor medida, las demandas se centraron en el derecho de autodeterminación. Se trataba de personas de la propia Madrid o procedentes de otros territorios, como Andalucía, Galicia, País Vasco, Castillla... No hubo presencia de Podemos, pero sí de IU de Madrid, Anova, En Comú, SAT, Izquierda Castellana, EH Bildu... Desde quienes organizaron el acto, una plataforma de grupos y personas de Madrid, se ha echado de menos la solidaridad de más gente procedente de fuera de Catalunya y desde ésta se ha agradecido la asistencia de quienes fueron o lo apoyaron.


Me queda como reflexión decir varias cosas. Las luchas nacionales se juegan a largo plazo. Puede que lo ocurrido en 2017, con el antes, durante y después del 1-O, tuviese errores por parte de quienes dirigieron en procés. Por ejemplo, que les faltara perspectiva y mesura a la hora de medir sus apoyos, que eran amplios, pero también limitados. O que la actitud de parte de su dirigencia deje mucho que desear. Resulta evidente que el comportamiento del gobierno que entonces presidía Mariano Rajoy en nada tuvo como horizonte el camino del diálogo. Ni con la represión policial ni con la aplicación del 155. También resulta evidente que la acción de la Justicia en nada está ayudando, teniendo en cuenta la orientación política de sus integrantes en las esferas que están llevando a cabo las acusaciones y el enjuiciamiento.


Las luchas nacionales, con todas contradicciones que puedan tener (de clase, de tácticas, de actitudes...), las protagonizan colectividades de personas. Que se mueven, actúan, se manifiestan, resisten... Y en Catalunya -creo- eso, lejos de disminuir, al menos se ha mantenido. Y puede que generacionalmente vaya a más. Desde el otro lado se ha optado por la represión, la negación, la incomprensión... Considero que a la larga tienen las de ganar quienes tienen sentimientos de crear y/o fortalecer su identidad nacional frente a quienes la rechazan en nombre de lo que sea, incluida la ley.         
       

miércoles, 13 de marzo de 2019

Arzalluz, entre la tradición y el pragmatismo político







































Lo fue todo en el PNV durante dos décadas y media. Desde las primeras elecciones, en 1977, tras la larga noche de la dictadura, hasta principios de este siglo. Sólo ocupó como cargo institucional el de diputado entre 1977 y 1980, siendo por ello portavoz de la minoría vasca en el Congreso. Luego, dada la 
incompatibilidad en su partido de simultanear cargos, vino la presidencia del partido, la del Euskadi Buru Batzar, hasta 2004, con un paréntesis entre 1984 y 1987. Fue alma y artífice de casi todo durante todos esos años. Guardián de las esencias de un nacionalismo conservador con fuerte arraigo popular. Y pragmático como el que más. 


Fue capaz de proponer la abstención en el referéndum constitucional, por considerar que no daba garantías a los derechos históricos vascos, lo que dotó a su partido de legitimidad en el País Vasco y capacidad para posteriormente poder negociar con los gobiernos del estado. De consensuar el Estatuto de Guernica de 1979 y luego, desde 1986, gobernar en coalición con el PSE-PSOE, siempre con la presidencia del gobierno vasco en sus manos. De negociar hábilmente con los gobiernos de Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González y el primero de José Mª Aznar en asuntos como los derechos forales, el concierto económico y los presupuestos del estado. De negociar entre 1981 y 1986 con las dos facciones de ETA político-militar para que cesaran en la lucha armada. De firmar en 1988 el Pacto de Ajuria Enea, dirigido contra ETA (la antigua ETA militar), con PSOE, AP y CDS. De defender la Ley de Territorios Históricos en el País Vasco, donde se conjugaba la administración autonómica con la de las diputaciones forales provinciales, con el coste de la ruptura de su partido, cuando el sector liderado por Carlos Garaikoetxea acabó formando en 1985 Eusko Alkartasuna. De firmar el Pacto de Lizarra en 1998, cuando su partido participaba en el sostenimiento del gobierno del PP, que abría las puertas a una salida negociada del conflicto armado, en la línea de lo que estaba ocurriendo en Irlanda del Norte. De defender el Plan Ibarretxe, aprobado en el Parlamento vasco en 2001 y rechazado por el Congreso en 2003, que pretendía un nuevo modelo de relación con el estado...

Era inteligente, culto y con gran capacidad de persuasión. Nacido en una familia de tradición carlista, pronto se asoció al nacionalismo dentro del sector conservador y moderado que defendían Juan de Ajuriaguerra. Miembro de la Compañía de Jesús, acabó abandonándola. Licenciado en Filosofía y Letras y en Derecho, pudo haber llegado a ser catedrático, sin que dejara la docencia universitaria. No se separó del mundo de la política, incluso cuando en 2004 dejara su cargo de máximo dirigente del PNV. Así era Xavier Arzalluz. Pura contradicción. De la que nadie se libra. Agur.            

martes, 12 de marzo de 2019

Mi colegio, el Francisco de Vitoria, fue primero un campo de concentración
























Hoy he leído una noticia que me ha llamado la atención: qué fue durante la Guerra Civil el colegio donde realicé mis estudios primarios entre los años 1963 y 1969. Sí, el colegio Francisco de Vitoria de Salamanca, sin que hubiera aún entrado en funcionamiento como centro de enseñanza, alojó a personas detenidas tras el golpe militar de julio de 1936. Allí fueron a parar esos "rojos y esas rojas de mierda" que se habían manifestado en favor de la IIª República. Lo he podido ver en el artículo que ha publicado eldiario.es acerca del recién publicado libro de Carlos Hernández sobre los campos de concentración creados en España por Franco y sus secuaces. Lo he podido corroborar en la página electrónica que el propio colegio tiene abierta, donde puede leerse una información que se reproduce en varios diarios digitales con motivo del 75 aniversario de su inauguración como colegio, que tuvo lugar en 1942.


Mi padre fue maestro desde 1961 hasta su jubilación en 1979 y nunca le escuché nada acerca de la tenebrosa función que tuvo años atrás. Sólo recuerdo las palabras de uno de sus maestros, quizás de don Secundino, sobre la explosión de una bomba, ya en la postguerra, en una de las alcantarillas del entorno y que afectó a un niño. He consultado los libros que tengo relacionados con la Guerra Civil y la represión habida en Salamanca, pero en ninguno se hace mención a lo ocurrido en lo que fue mi colegio. Ignoro cuándo se ha sabido y dónde está documentado, pero lo cierto es que los pasillos, las aulas y el patio habían sido un lugar de represión.  

Tengo el recuerdo de esos espacios. Los pasillos donde cada mañana, a primera hora, nos ponían en fila para cantar el "Himno Nacional" con la letra de Pemán, en la sección de niñas y párvulos, y el "Cara el sol", finalizado con el "¡España una, España, grande y España libre", en la de niños. Esas aulas donde aprendíamos de letras y de números, pero también rezábamos y memorizábamos el catecismo, sin que faltara un frío de miedo durante los meses de invierno. Y ese patio, el espacio de mayor libertad, donde jugábamos a fútbol con una pequeña pelota verde, la que nos regalaban con los zapatos "gorila". 

Nunca pude imaginar que ese frío tuvieron que padecerlo en una dimensión mucho mayor quienes sufrieron la persecución del fascismo. O que el patio apenas fuera un lugar para dar vueltas en círculo bajo la atenta mirada de guardianes cargados con sus fusiles.    

lunes, 11 de marzo de 2019

Venezuela, atacada ahora en su sistema eléctrico

La presión imperialista sobre Venezuela va a más. Estamos ante una guerra de nuevo tipo, con aspectos ya conocidos en otros países, pero con otros utilizados por primera vez. Hace unas semanas pudimos ver lo ocurrido en torno a la ayuda humanitaria, a lo que dediqué la entrada "De 'solidaridad' y 'ayuda humanitaria' hacia Venezuela". Hace unos días estamos ante el apagón eléctrico.

Lo del envío de ayuda humanitaria se había ensayado ya en otros países, si bien ahora estaba acompañada con el montaje de un festival de música calificado de solidario, previo cobro, eso sí, de cuantiosos honorarios por quienes intervinieron. Fue ahí donde sucedió lo del incendio de uno de los camiones que pretendían que entraran en Venezuela desde la frontera colombiana. Pese a que las autoridades venezolanas denunciaron que se trataba de un sabotaje realizado desde el otro lado de la frontera, los medios de comunicación del sistema lo airearon como lo contrario, es decir, obra del malvado gobierno bolivariano. Hoy, como acaba de informar Público, una investigación llevada a cabo por el diario New York Times ha concluido que el incendio del camión lo provocó un seguidor de Juan Guaidó lanzando un cóctel molotov. 

Más grave quizás esté siendo lo de los apagones eléctricos. Que han sido provocados por los ataques cibernéticos lanzados desde las instancias de la CIA resulta altamente probable, como puede verse a través de la información ofrecida por Telesur. Pero no sólo, pues, según recoge Resumen Latinoamericano, la nada sospechosa por bolivariana revista Forbes más que sugiere que así ha sido. Y mientras tanto, el fantoche de Guaidó, aireado por sus corifeos de los medios de comunicación y políticos, sigue con su cantinela de que todo es consecuencia de la ineficacia del gobierno, aduciendo que el sistema eléctrico venezolano tiene una base analógica. 

Miente, que algo queda.

Murió el "Zorro plateado", que lo era



































Hace unos días falleció uno de los "padres de la Constitución", término con el que se designó a los siete hombres que formaron parte de la ponencia parlamentaria que redactó la Constitución de 1978. José Pedro Pérez-Llorca fue uno de ellos, entre los tres representantes de UCD, el partido que gobernaba desde junio de 1977 y tenía por entonces a Adolfo Suárez como líder indiscutido. Recuerdo de él, además de su pelo blanco, uno hecho que para mí no era baladí: había pertenecido en los años 60 al Frente de Liberación Popular (el "Felipe", como se le decía deletreando sus siglas FLP). Un grupo que surgió de ambientes cristianos disidentes con el franquismo y que llegó a rivalizar, e incluso a superar por su izquierda, al PCE. Y tanto, que hasta planearon la posibilidad de iniciar la lucha armada. Siendo yo joven, me llamaba la atención el hecho de que gente que había sido rebelde hubiera dejado de serlo.


En el caso del FLP todo quedó en lo que pudo ser, pues en su rápida y corta crisis, fragmentación y desaparición tuvo mucho que ver un hecho de primer orden: el origen de clase de la mayor parte de sus militantes, procedentes de los estratos sociales medio-altos y altos, sin que faltara su vinculación a la dictadura. La rebeldía de buena parte de esos cachorros del régimen devenidos en antifranquistas duró lo justo hasta que llegó el momento de situarse profesionalmente. Y dados los tiempos que corrían, todo se aceleró. Entre las postrimerías del franquismo y el inicio de la Transición fueron acomodándose donde les fue correspondiendo. En ese grupo estuvieron políticos y profesionales conocidos, más alguna mujer también conocida. Como muestra merece la pena mencionar a una parte: los también "padres de la Constitución" Miquel Roca i Junyent (CDC) y Jordi Solé Tura (PSUC-PCE y  luego ministro con el PSOE);  los ministros José Luis Leal (UCD), Narcís Serra (PSOE), Julián del Campo (PSOE), José María Maravall (PSOE), Ernest Llluch (PSOE)...; la  catedrática y preceptora del príncipe Felipe, hoy ya monarca, Carmen Iglesias... 

Pérez-Llorca pertenecía a una conocida familia franquista gaditana, con padre médico militar. Su rebeldía acabó cuando, acabada la carrera de Derecho, se orientó primero a la carrera diplomática y luego accedió a la plaza de letrado de la Cortes... franquistas. Se unió pronto al proyecto reformista liderado por Suárez, hábil en el encargo de acelerar el desmantelamiento de las instituciones franquistas, y ocupó por ello puestos de primera fila. Fue por ello miembro de la comisión constitucional y, sucesivamente, ministro de Presidencia, Administración Territorial y Asuntos Exteriores. Siendo fiel a su mentor político, acabó formando parte de quienes lo dejaron en la estacada. Desde su puesto al frente de las relaciones exteriores pujó con fuerza para la integración en la OTAN (en lo que Suárez se mostraba reacio). Ya con Leopoldo Calvo Sotelo al frente del gobierno, fue el artífice de esa integración en 1981. Luego, tras la victoria del PSOE en 1982 y desaparecida UCD, se dedicó a labores profesionales en su bufete de abogacía y a otras del mundo de los negocios. Como suele ocurrir en estos casos, el dinero (del que tenía más que mucho) llama al arte, llegando a presidir el patronato del Museo del Prado.    

Se le conoció durante su etapa como político como el "Zorro plateado", un apelativo apropiado y acorde con la realidad. De pelo cano, pese a sus treinta y tantos años, actuaba con la astucia propia de quien supo nadar, guardar la ropa y conseguir lo que quería.