sábado, 11 de octubre de 2014

Lo que siguió al 12 de octubre de 1492

Mañana es 12 de octubre, aniversario del día de la llegada de Cristóbal Colón a las islas del Caribe. Motivo en España para su conmemoración como Día de la Hispanidad e incluso también con la denominación de Día de la Raza. Una fecha muy controvertida, por su significado ambivalente: como descubrimiento de un continente e inicio de una nueva etapa histórica -glorificaciones aparte-; o como el origen de un drama para la población que habitaba esas tierras sin la presencia europea. También controvertida por el hecho de que Colón y sus acompañantes hayan sido los primeros europeos en llegar a ese gran continente. Voy a dejar aquí un breve texto, que forma parte de un trabajo mío para el alumnado de Historia de España de 2º de Bachillerato. Quizás una manera blanda de enfocar el acontecimiento. 

La conquista y colonización de América hay que entenderla como parte del proceso de expansión que tanto Portugal como Castilla llevaban desarrollando durante el siglo XV. La rivalidad de hecho que se dio entre las dos monarquías tuvo dos momentos claves, en que regularon sus respectivas zonas de influencia: los tratados de Alcaçobas (1479) y Tordesillas (1494). Si en el primero se reconoció la ocupación castellana de Canarias y se dejaba el control de la costa africana para Portugal, en el segundo se hizo un reparto las zonas de  intervención en América, quedando la parte este (Brasil) para Portugal y el resto, para Castilla. Ya en el siglo XVII otros países (Inglaterra, Francia y Países Bajos) iniciarían su intervención, si bien en el área del Caribe y de América del Norte.

La posterior conquista y colonización de las tierras que se iban descubriendo tuvo consecuencias muy importantes tanto para Europa como para América. Fue el caso del intercambio de productos (metales preciosos, café, azúcar, tabaco, etc., desde América, y manufacturas y esclavos, desde Europa, pasando por África) y la consiguiente acumulación de capitales de la que se beneficiaron especialmente algunos países (Inglaterra, Holanda. Francia).

Pero la colonización europea también trajo repercusiones demográficas, que se reflejaron principalmente en el descenso de la población indígena y la formación de una sociedad multirracial. Los cambios en los hábitos de trabajo, acompañados en muchos casos de una explotación durísima (minas, encomiendas y haciendas), y la extensión de enfermedades epidémicas (sobre todo la viruela), a lo que no fue ajeno los cambios en la alimentación, hicieron que ese descenso se manifestara en algunas zonas de una manera muy brusca. Esa fue la causa principal de la llegada de población de origen africano ya desde el siglo XVI, utilizada como mano de obra esclava para compensar las pérdidas en la mano de obra indígena. Junto a la población india (“cobriza”), europea (“blanca”) y africana (“negra”) surgieron, sobre todo en las zonas de colonización castellana y portuguesa, grupos intermedios producto de la mezcla racial, como fue el caso de mestizos (europeo e india), mulatos (europeo y africana) y zambos (indio/a y africano/a).

La progresiva conquista castellana y portuguesa dio paso a la implantación de instituciones y cargos para la administración de esos territorios, como virreyes, gobernadores, audiencias y cabildos. Paralelamente se fue creando una oligarquía terrateniente entre la población de origen europeo asentada definitivamente en las colonias, conocida con el nombre de criollos y que con el tiempo habrían de plantear litigios a las respectivas metrópolis. La cristianización de la población indígena, por último, estuvo acompañada en muchas ocasiones de una mezcla con los rituales tradicionales. 

(Imagen: fragmento del mural "De la conquista al presente", de Diego Rivera, en el Palacio Nacional de México)