jueves, 29 de septiembre de 2022

Matilde Landa Vaz (1904-1942): ochenta años después de una atroz ignominia


Fue el 26 de septiembre de 1942 cuando Matilde Landa Vaz tomó una decisión definitiva: acabar con su vida lanzándose desde lo alto de la galería de la prisión de Can Sales, en Palma de Mallorca. A esa ciudad había llegado dos años antes, procedente de otra prisión, la de Ventas madrileña, después que fuera detenida en abril de 1939, a los pocos días del final oficial de la Guerra Española. Su delito, pertenecer al PCE y, más concretamente, a la dirección clandestina que tenía como misión reorganizar el partido y la resistencia tras el revés sufrido por el triunfo del fascismo.  

Matilde era una mujer que tenía una personalidad muy valiosa. Para Vittorio Vidali,  que ayudó a crear en el verano de 1936 el Quinto Regimiento, se trataba de alguien trascendental: "Cuando se escriba sobre la guerra civil española, la mejor página será dedicada a dos personas: Antonio Machado y Matilde Landa". Ignoro lo que llevó a ese comunista italiano perseguido por el fascismo mussoliniano a equipararla con el gran poeta, pero una explicación, quizás, puede encontrarse en lo que a lo largo de las siguientes líneas me iré refiriendo. Pero para ello empezaré retrocediendo un poco en el tiempo, para poder entender mejor de quién estamos hablando.

Matilde Landa Vaz, nacida en Badajoz, formaba parte de una familia de la pequeña burguesía ilustrada, que estuvo vinculada a la Institución Libre de Enseñanza. Su padre había sido amigo de Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé de Cossío, dos de los fundadores de la ILE, y en los centros de esa institución en Madrid se formaron tanto ella como sus dos hermanas y su hermano. El librepensamiento de matriz krausista, con grandes dosis de comportamiento ético, arraigó en esa familia, lo que explica, así mismo, que no recibieran el bautismo.

Aunque no acabó la licenciatura de la especialidad de Ciencias Naturales de la Universidad Complutense, realizó diversos estudios en La Coruña y Salamanca, lo que, junto a la formación recibida desde la infancia y sus lecturas, propició que fuera adquiriendo una vasta cultura. Casada en 1930 con Francisco López Ganivet, militante del PCE, a lo largo de los años siguientes simultaneó el ejercicio de varios trabajos con la crianza de sus hijas Carmen y Jacinta, esta última fallecida a los pocos meses de nacer. 

Siguiendo la información que nos ofrece el Portal de Archivos Españoles PARES, su preocupación por los problemas sociales fue creciendo, lo que la llevó a vincularse a la Asociación de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, primero, y el Socorro Rojo Internacional, en este último caso a raíz de la represión desplegada en octubre de 1934 en Asturias. Y ya iniciada la guerra, tomó la decisión de afiliarse al PCE. Desde el primer momento, dada su pertenencia al SRI, se involucró en las tareas sanitarias, desplazándose allí donde se le requiriera. Y fue en Málaga, durante el criminal acoso sufrido por la población que huía por la carretera de Almería en el mes de febrero de 1937, donde jugó un papel de gran importancia. Así lo ha contado Laura Branciforte en su libro El Socorro Rojo Internacional 1923-1939. Relatos de la solidaridad antifascista (2011):

 “Matilde Landa es, sin lugar a dudas, una figura a rescatar. Era conocida, incluso entre sus enemigos, como un ‘ángel laico, ya que su compromiso con la República se materializó en la atención a los heridos y, sobre todo, a las víctimas invisibles de todas las guerras: las mujeres y niños y niñas de la retaguardia, las personas más vulnerables que sufrían el hambre, las enfermedades y los bombardeos. Había nacido en Badajoz en 1904, hija de un abogado krausista que defendía los postulados de la Institución Libre de Enseñanza, y muy joven se trasladó a Madrid a estudiar Ciencias Naturales. Durante su estancia en Madrid, poco antes del estallido de la guerra civil, se afilia al PCE -era muy amiga de Vittorio Vidali y de su mujer, Tina Modotti- y su valor inagotable y su capacidad de trabajo y sacrificio la convirtieron en una de las figuras más valiosas del Socorro Rojo Internacional. Miguel Hernández reconocería su figura gigantesca con un poema irrepetible, ‘A Matilde’, dos de cuyos versos dicen: ‘Para conseguir la libertad de sus hermanos / caen en los barbechos los más nobles castellanos”.

En efecto, el poeta Miguel Hernández, que también se había estado curtiendo en los frentes de guerra, en su caso como comisario de la cultura, le dedicó este poema, escrito en 1938, al que se refirió como "A Matilde, de Miguel":

En la tierra castellana
el castellano caía
con la voz llena de España
y la muerte de alegría.

Para conseguir la libertad de sus hermanos
caen en los barbechos los más nobles castellanos.

No veré perdida España
porque mi sangre no quiere.
El fascismo de Alemania
junto a las encinas muere.
Para hacer cenizas la ambición de los tiranos
caen en las trincheras los más nobles castellanos.

Españoles de Castilla
y castellanos de España
un fusil a cada mano
y a cada día una hazaña.

Voy a combatir al alemán que nos da guerra
hasta conquistar los horizontes de mi tierra.

A mediados de ese mismo año sus actividades se orientaron, como una de sus responsables, a la evacuación de niños y niñas hacia otros países, entre quienes estuvo su hija Carmen, que fue llevada a la URSS, donde una de sus sobrinas estaba trabajando en ese campo. En los momentos finales de la guerra, poco antes del golpe de Segismundo Casado, el Buró Político del PCE la nombró para la dirigencia del aparato clandestino en Madrid, lo que apenas pudo cumplir, al ser detenida el 4 de abril dentro de una concatenación de caídas de militantes del partido. En unas condiciones peligrosas se conjugaron las delaciones y los errores humanos, donde entró en escena un personaje, joven todavía, llamado Roberto Conesa Escudero. Militante de las Juventudes Socialistas Unificadas durante la guerra, se ignora cuando pasó a ser confidente de la policía, desde el que prestó importantes servicios, entre los cuales también estuvo el de la caída de las míticas y valerosas 13 Rosas. Con el paso de los años, ya como comisario, acabaría convirtiéndose en uno de los jefes de la represión especializada en la caza de comunistas. 

Sí, se trata del mismo personaje que aparece en la novela de Almudena Grandes Las tres bodas de Manolita (2014) con el sobrenombre de Roberto el Orejas. Lo que nos cuenta la escritora está basado en libros como Historias de la Transición: el fin del apagón (1973-1981) (1994), de Josep Carles Clemente, o Miseria y grandeza del Partido Comunista de España. 1939-1985 (1986), de Gregorio Morán. En un pasaje de la novela se puede leer lo siguiente:

"Mientras seguía al soldado por un laberinto de corredores, [el Orejas] se juró a sí mismo que nunca pensaría en los hombres, en las mujeres a quienes iba a entregar, como en seres vivos, personas con las que había hablado, que le habían sonreído, a las que habían visto riendo o llorando, abrazando a otras personas, besando a las que querían. Desde aquel momento, para él serían figuras planas, sin vida, como manchas en una fotografía, siluetas de cartón en un campo de tiro. Le resultó asombrosamente fácil conseguirlo, tanto como mirar al capitán a los ojos, aceptar un cigarrillo, acercarlo al mechero que le ofreció y pronunciar el primer nombre.

-Matilde Landa Vaz –inhaló el humo, lo expulsó y empezó a sentirse mejor, porque aunque no estaba muy seguro de que el uniforme que tenía delante representara la opinión de la mayoría, en esencia no estaba haciendo nada distinto de lo que había hecho siempre, ser uno más-. Era la secretaria general del Socorro Rojo Internacional, tenía el despacho en el hospital de Mudes. Creo que vive en el Viso, pero no sé la dirección. Ella es la encargada de organizar el Partido Comunista de Madrid en la clandestinidad.

-¿Y tú cómo sabes eso?

-Porque estuve en la reunión donde la nombraron.

En ese momento, el capitán se echó para atrás y volcó sobre su confidente una mirada peculiar, distinta de la que le había dirigido antes, en el sótano. Aquel día, el Orejas no supo interpretarla, descifrar el significado exacto de de aquellos ojos  claros, calibrar la llama pequeña, tenaz, que ardía detrás de una pared de hielo, un brillo despiadado que no acababa de encajar con un gesto que era una sonrisa y no  lo era del todo.

-Muy bien –aquella expresión sobrevivió a su palabras-. Pues te vas a volver al calabozo hasta que demos con ella. Luego, ya hablaremos.

El 4 de abril de 1939, Matilde Landa entró esposada por la misma puerta por la que el Orejas salió a la calle dos horas después".

Ya en manos de la policía, Matilde fue llevada de inmediato a las dependencias centrales del ministerio de la Gobernación, en la Puerta del Sol, el mismo edificio que durante la dictadura se convirtió en la sede de la Dirección General de Seguridad. Una de las detenidas que coincidió con ella en ese lugar, Josefina Amalia Villa, le contó algunos de los momentos vividos al escritor Carlos Fonseca, que lo reprodujo en su libro Trece rosas rojas. La historia más conmovedora de la Guerra Civil (2004):

"Cuando Matilde Landa llegó a Gobernación lo primero que me llamó la atención de ella fue que venía calzada con unas zapatillas y pensé: otra pobre mujer a la que traen a tomar declaración y han engañado diciendo que será cosa de poco tiempo (…). No sabía entonces quién era, ni los motivos por los que estaba allí, porque nadie lo decía, pero nos caíamos bien. Yo ya había pasado por el suplicio que suponían los interrogatorios, aunque no tuvieras nada que contar. Una noche nos subieron a las dos a declarar. Fui la primera en pasar al despacho en el que estaba el policía José Cabezas, que me dijo: ‘Vas a cantar el himno de la Falange y a dar los vivas del ritual’. Aunque hubiera querido no habría podido, porque no me sabía el Cara al sol, pero además le contesté que puesta a dar vivas daría un ¡viva la Unión Soviética! Para mi sorpresa no me tocó, me hizo salir a una especie vestíbulo del despacho y mandó entrar a Matilde. La puerta no quedó cerrada y pude escuchar cómo la acusaban de ser una dirigente del Partido Comunista. Si a mí, que no era nadie, en un interrogatorio anterior me habían reventado los tímpanos al darme un puñetazo en la cabeza, que previamente me habían hecho apoyar en unos legajos, pensé que no esos cargos la iban a matar. Ella, sentada en una silla, contestaba una y otra vez que no conocía a ninguna de las personas que el policía le citaba. Él, furioso por la tranquilidad de aquella mujer, blandía la porra y amenazaba con golpearla, e incluso empuñó su pistola e hizo amago de dispararle a la cabeza, pero Matilde no se descompuso. ‘¿Conocerá usted al menos a Juan Negrín?’, le preguntó en tono burlón, y ella dijo que no, que tampoco lo conocía. Yo pensé que no salía viva de allí, pero no le pasó nada. Su entereza me dejó asombrada".

Entereza, pues, fue lo que Josefina destacó de Matilde. Siguiendo la información que nos da el Portal de Archivos Españoles PARES, en Gobernación estuvo recluida e incomunicada durante seis meses, hasta su traslado septiembre a la cárcel de Ventas. Luego vendría el proceso judicial a cargo de un consejo de guerra y la consiguiente pena de muerte. Y en medio, las gestiones de una de sus hermanas para aminorar la condena, haciendo valer, entre otras, la amistad con un antiguo alumno de la ILE, y luego catedrático de Filosofía, llamado Manuel García Morente. Convertido durante la guerra al catolicismo, hasta el punto de ordenarse como sacerdote, y trasmutado en franquista, se le atribuye el haber contribuido a que la pena capital se rebajara a 30 años de cárcel. 

Y en medio, también, las acciones de Matilde entre sus compañeras de infortunio,  destacando en su defensa frente a la violencia carcelaria y en la consecución de algunos derechos. Años más tarde, en 1967, Mercedes Núñez Targa recordó en sus memorias Cárcel de Ventas cosas como ésta: 

"De pronto, una mujer, joven aún, pálida y seria, atraviesa el patio, con un cubo en la mano, se dirige tranquilamente a la fuente sin que ¡oh milagro! nadie proteste y, no menos tranquilamente, coloca el cubo bajo el chorro. (…) La mujer pálida, con su cubo lleno, pasa junto a nosotras. En los saludos cariñosos que le dirigen las mujeres se percibe cariño y respeto. Es una dirigente comunista, Matilde Landa. Una mujer de verdad, inteligente y valiente. Un pariente suyo, un personaje de campanillas [Manuel García Morente], vino a ofrecerle la conmutación [de la pena de muerte], o incluso la libertad, si renunciaba públicamente a sus ideas. A lo que ella contestó que es comunista y que prefiere mil veces morir antes que venderse”.

Para ello contó con el favor de la directora del centro, Carmen Castro Cardús, antigua compañera en la Residencia de Señoritas de la ILE, monja teresiana y funcionaria de prisiones, que le permitió organizar una "oficina de penadas" destinada a ayudar a las condenadas a muerte, dedicándose, entre otras cosas, a redactar escritos dirigidos a otras instancias oficiales o a familiares. La personalidad de Carmen Castro ha sido tratada en la historia, la literatura y el cine, y sigue siendo motivo de controversia. Un acercamiento a lo que fue su trayectoria vital puede leerse en Historia de maestras, de Ignacio Martínez de Pisón

Conmutada la pena de muerte, en agosto de 1940 Matilde fue trasladada a Palma de Mallorca, donde siguió desarrollando las mismas labores de ayuda a sus compañeras, sin olvidarse del mantenimiento de lazos con sus compañeras de partido. Pero a diferencia de lo ocurrido en Madrid, en la nueva prisión surgió una importante y trascendental novedad. Dado el prestigio que tenía entre las reclusas, que resaltaba más aún por su formación cultural, Matilde fue utilizada como un trofeo a conseguir. El plan trazado por el obispo José Miralles Sbert tenía como objetivo su conversión al catolicismo, para  lo que hicieron uso de un atroz chantaje moral: si quería que sus compañeras se beneficiaran de sus peticiones acerca de la higiene, la salud y, sobre todo, la alimentación de sus hijos e hijas, tendría que aceptar ser bautizada. 

El choque que le supuso ese envite fue tremendo, dando lugar a un dilema moral que sería el desencadenante de su muerte. Remisa a aceptar las condiciones en los  primeros momentos, por considerar que eso supondría romper con sus convicciones, con el paso de los días fue replanteándoselo. Las cartas que envió a su hija Carmen reflejan la situación angustiosa que vivir. En la última de ellas, quizás escrita el mismo día de su muerte, pueden leerse estas palabras:

"Carmencilla, chiquinina: 

Esta carta no te va a llegar nunca. Y no es porque el tiburón la vaya a hacer trizas, sino porque apenas me quedan fuerzas ya para seguir convirtiendo esta cárcel de la calle Salas en el antiguo asilo de ancianos desde cuyo piso alto admiro las agujas de la catedral y me llega el rumor de la palmera y el pino, que conversan en su lenguaje de vida vegetal de patio a patio.

Carmencilla, Carmencilla... Necesito repetir mucho tu nombre, también los de Casi, tío Rubén, Chachita, Cintia, para no olvidarlos. Porque temo que se pierdan con el mío en ese vacío que me aguarda. Porque me llegan, una y otra vez, con los rostros desfigurados, los de Luisa Rodríguez, Dionisia Manzanero, Elena Gil, Julia Conesa... Las trece rosas. Y ahora, como entonces, mucho más que entonces, siento que estoy de más.

Han dejado que me acercara a la enfermería, pues aún no han llegado monseñor Miralles Sbert y el Gobernador. Hoy es el gran día, dicen. Doña Bárbara, las otras señoras de Acción Católica y las monjitas andarán relamiéndose con el triunfo. El dolor del pecho no me deja pensar, Carmencilla; pero no creo que el aceite alcanforado alivie mi sufrimiento, porque otro dolor, más hondo, es el que me acucia. Los versos de Santa Teresa tampoco me confortan: abren más la llaga. Y es una llaga que supura, chiquinina mía. No puedo ver sin llorar los rostros de esos niños a los que amenazan con dejar sin leche si yo no me convierto. Tú sabes, Carmencilla, lo mucho que me preocupan los niños, los más desgraciados, con sus corazoncitos, tan sensibles y tan a merced de los caprichos de los mayores.

No puedo, no puedo aceptarlo. Sería como prostituirme. Ay, esos niños... ¿Será lo mío un capricho? Cuánta falta me hacen ahora esos versos que me dedicó Miguel Hernández. ¿Cómo eran?:

En la tierra castellana
el castellano caía
con la voz llena de España
y la muerte de alegría.

Pero esto no es Castilla, mi chiquitina, y la alegría, excepto la de saberte a salvo de la barbarie, no me sobra. Quien sobra soy yo.

Se va haciendo tarde, Carmencilla. Oigo ruido de motores y verjas que se abren. Espero que me sigas queriendo y que te acuerdes de mí a pesar de lo que te cuenten, a pesar de lo que voy a hacer. Que tú, mi niña, mi chiquitina, y esos pobres niños me perdonéis.

Muchos besos y muchos abrazos de
 
Tu madre".    

La fecha acordada para que se llevara a cabo la ceremonia de la vergüenza era la del 26 de septiembre. Una hora antes de que ocurriera Matilde se lanzó al vacío del vestíbulo de la galería carcelaria. Pero, mientras agonizaba, los perpetradores de tan ruin acto, aprovecharon para bautizarla in articulo mortis. De esa  manera se cobraron el trofeo que pretendían. Ignoraban, sin embargo, que la memoria de las víctimas acabaría aflorando para hacer de ella la luz que nos permite conocer lo que ocurrió: desde la ignominia de sus verdugos hasta la dignidad que le acompañó a lo largo de su vida. 

Con el paso de los años se ha ido recuperando lo que fue de Matilde Landa. Se han escrito biografías, como la de David Ginard i Ferón, Matilde Landa. De la Institución Libre de Enseñanza a las prisiones franquistas (2005); o la de Laura Branciforte, El Socorro Rojo Internacional 1923-1939. Relatos de la solidaridad antifascista (2011). Agustín Iglesias le ha dedicado la obra de teatro Matilde Landa no está en los cielos (2016); y Jesús Fernández, Romance épico a Matilde Landa (2021). En el cine se han editado varios documentales, como Matilde Landa, un símbolo de la lucha antifranquista (2004, parte I y parte II), de David Finard i Ferón; o Lágrimas de mujer (2014), de Juan A. Hernández Cerdán. Y hasta en el mundo de la música el grupo navarro Barricada le dedicó la canción "Matilde Landa, republicana", incluida en su álbum La tierra está sorda (2009), cuya letra dice:

Tatuada con aspereza
de balas y cárcel,
sentida por todas
como parte importante
de anhelos cercanos,
de libertad y coraje,
has llegado más lejos que el viento
que fugitivo te llevó con él.

Matilde Landa, republicana,
no pudieron colgar de tu pecho
ni crucifijos ni sotanas.
Matilde Landa, republicana,
no pudieron colgar de tu pecho
señales amargas.

Qué irónica es la vida…
que por un lado seas consuelo para muchas
y a la vez la soledad
te acompaña en cada lágrima
cuando inventas conversaciones
con tu pequeña niña,
que en casa continúa esperando
a que regreses.

Matilde Landa, republicana,
no pudieron colgar de tu pecho
ni crucifijos ni sotanas.
Matilde Landa, republicana,
no pudieron colgar de tu pecho
señales amargas.
Matilde Landa, republicana,
nos espera en el aire tu abrazo,
eres lluvia enterrada.
Matilde Landa, republicana,
y las celdas sintieron
el vértigo de tu salto mortal.

Y en el recuerdo de lo que fue Matilde Landa, no podemos olvidarnos de lo que Eduardo Galeano nos dejó escrito en 2008, dentro de su libro Espejos. Una historia casi universal. Titulado "Matilde", trazó un retazo de lo que fue su triste final: 

Cárcel de Palma de Mallorca, otoño de 1942: la oveja descarriada.
Está todo listo. En formación militar, las presas aguardan. Llegan el obispo y el gobernador civil. Hoy Matilde Landa, roja y jefa de rojos, atea convicta y confesa, será convertida a la fe católica y recibirá el santo sacramento del bautismo. La arrepentida se incorporará al rebaño del Señor y Satanás perderá a una de las suyas.
Se hace tarde.
Matilde no aparece.
Está en la azotea, nadie la ve.
Desde allá arriba se arroja.
El cuerpo estalla, como una bomba, contra el patio de la prisión. Nadie se mueve.
Se cumple la ceremonia prevista.
El obispo hace la señal de la Cruz, lee una página de los evangelios, exhorta a Matilde a renunciar al Mal, recita el Credo y toca su frente con agua consagrada.

lunes, 26 de septiembre de 2022

¿Tendrá futuro la victoria del bloque reaccionario en Italia?

Los partidos de la derecha en Italia han ganado las elecciones tras haber sumado el 43% de los votos, que se han repartido de la siguiente manera: el ultraderechista Hermanos de Italia (FdI), 26%; la xenófoba Liga Norte, el 8'8%; y Forza Italia (FI), liderada por Silvio Berlusconi, el 8'1%. Por escaños, sin embargo han conseguido una mayoría más que holgada en las dos cámaras legislativas, dado que (aun con una asignación provisional) habrían obtenido una horquilla entre 227 y 257, bastante por encima de los 201 escaños necesarios. 

Este triunfo tan dispar en escaños en relación a los votos es consecuencia del sistema electoral aprobado hace seis años. Algo más de  un tercio (37%) sale de cada uno de los distritos electorales mediante una votación mayoritaria uninominal, de manera que el grupo más votado se lo lleva; mientras que el resto de los escaños, hasta casi dos tercios (63%), son aportados proporcionalmente y donde caben las coaliciones electorales. 

Es así como se explica que la coalición conservadora se haya hecho claramente  con la mayoría absoluta, frente al 26'1% que ha sumado los grupos de centro-izquierda, que se traduce en una horquilla entre 78 y 98 escaños. ¿Y quiénes son estos últimos grupos? Una coalición liderada por el Partido Democrático, que ha obtenido el 19,1%, y secundada por Alternativa Verde e Izquierda, Más Europa o Compromiso Cívico. 

Otros grupos se han presentado al margen de las dos coaliciones anteriores, destacando el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que con el 15'4% ha quedado en tercer lugar; y el Tercer Polo, de carácter democristiano, que se ha quedado en el 7'8%.  Los grupos propiamente de izquierda, en fin, han desaparecido.

Una mirada hacia atrás en el tiempo

En 1994 fue el momento en que quedó disuelta de hecho lo que se denominó como Primera República Italiana. Atrás quedaron los partidos que la habían dado vida desde 1946: de un lado, la Democracia Cristina (DC), hegemónica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y el Partido Socialista, en ambos casos víctimas de la corrupción en la que habían vivido mientras gobernaron; y de otro, el Partido Comunista de Italia, trasmutado en 1991 en Partido Democrático de la Izquierda (PDS), que cerró cuatro décadas de haber sido el eterno contrincante de la DC y el partido comunista más votado de Europa Occidental.
 
La victoria en 1994 del bloque de partidos de derecha, bajo la denominación Polo de las Libertades, alcanzó el 43% de los votos,  que se repartieron así: Forza Italia obtuvo el 21%; Alianza Nacional, sucesor del fascista Movimiento Social Italiano y antecesor de Hermanos de Italia, el 13'5%; y Liga Norte, antecesor de la actual Liga, el 8,5%. A ellos habría que añadir el Partido Popular Italiano, heredero de la DC, con su 11'1%, de manera que la suma de todo el bloque conservador se elevó al 53%. Silvio Berlusconi se hizo con la jefatura del gobierno, del que formaron parte los tres grupos coaligados, e inauguró un periodo de alternancia con el bloque de centro-izquierda de casi dos décadas. El propio Berlusconi y su partido perdieron fuelle desde 2011 como consecuencia de los escándalos en que se vieron envueltos (corrupción política, corrupción de menores...), lo que no fue óbice para que ese espacio se haya ido ocupando en buena medida primero por la Liga, liderada por Matteo Salvini, y ahora por FdI, un partido fundado en 2012 y que está liderado por Giorgia Meloni. 

El campo del centro-izquierdo ha vivido sucesivos cambios, pero no sin contratiempos. En 1996 nació el Olivo, una coalición formada por el PDS, los sectores más progresistas de lo que fue a DC y los restos del PSI. En 2007 esos grupos dieron un paso más, dando lugar al Partido Democrático, pero dejando restos por un flanco y otro de sus antecesores.

La izquierda, a su vez, fue conociendo un viacrucis que ha acabado con su práctica desaparición actual. En un primer momento, los sectores del PCI contrarios a su autodisolución y los restos de otros grupos comunistas se agruparon en torno al Partido de la Refundación Comunista, que obtuvo  hasta 2006 resultados modestos y aceptables en las distintas contiendas electorales, entre el 5% y el 8'5% de los votos.   

La principal novedad de la última década ha estado en la aparición del M5S, que en 2018 consiguió ser el partido más votado con el 32'7%. Nacido en 2009 y presentado como una alternativa frente a la vieja política, su victoria, sorprendentemente, lo llevó a formar gobierno con la Liga de Matteo Salvini, quien como ministro del Interior protagonizó episodios de xenofobia contra las personas inmigrantes que llegaban a las costas italianas en pateras procedentes de África.

La inestabilidad política crónica 

Una de las características del sistema político italiano desde 1945 ha sido la inestabilidad política, pero vista desde los muy frecuentes cambios de gobierno.  En los 77 años que han pasado desde que acabara la Segunda Guerra Mundial, ha habido casi 70 gobiernos, incluso cuando la DC controlaba la vida política del país. En parte ha derivado del sistema electoral proporcional puro habido hasta 2018  y la gran fragmentación de partidos consiguiente. Pero no sólo ha sido. Durante el periodo de omnipresencia de la DC, por ejemplo, existía en su seno varias corrientes, que además estaban en pugna permanente. No han faltado otros factores, como los contrastes entre el norte y el sur y su expresión política. 

Todo ello ha dado lugar a una forma de hacer política en la que se han conjugado el pragmatismo para llegar a acuerdos, la fragilidad de romperlos ante cualquier desavenencia y la aceptación por parte del electorado de verlo con normalidad. En los últimos años se ha añadido como un elemento nuevo la presencia al frente del gobierno de políticos no confrontados en las elecciones y con un perfil de tecnócratas. Ocurrió con Mario Monti, entre 1911 y 1913, y más recientemente con Mario Draghi, entre 2021 y 2022. 

¿Qué ha ocurrido el domingo?

La victoria de la coalición conservadora hay que entenderla desde varios ángulos. Una está en su carácter altamente conservador, cuando no reaccionario, que es lo que representan, sobre todo, tanto Meloni y su FsI como Salvini y su Liga. La xenofobia, el antifeminismo, la homofobia, etc. son algunas de esas señas y sin que falte incluso el antieuropeísmo (anti-UE). 

Desde otro ángulo hay que contemplar el carácter de sus programas económicos, donde el neoliberalismo es el elemento que los define. Esto no tiene por qué suponer una confrontación con la UE, salvo el hacer valer la soberanía del gobierno nacional cuando las circunstancias los requieran: por ejemplo, en materia fiscal o de derechos sociales. Polonia y Hungría lo están demostrando, sin que por ello su pertenencia a la UE se vea en peligro, más allá de unas tímidas y simbólicas sanciones o llamadas de atención.      

Y, por último, está la política exterior, en la que destacan, de un lado, el atlantismo, y de otro, la relación con Rusia. De entrada, tanto FdI como FI se inscriben dentro de lo primero, mientras que la Liga sí ha mostrado su apoyo a Putin en la guerra de Ucrania. 

Las razones que pueden explicar los resultados son diversas. Una, el deseo por  una parte del electorado de no sentirse bajo el estrecho amparo de la UE, teniendo en cuenta que los problemas económicos están presentes. Otra, el desapego hacia la política de una parte de la población, en mayor medida jóvenes, que puede haber perjudicado más a los grupos de izquierda, dado que la política económica implementada desde los gobiernos de centro-izquierda o del M5S no ha dejado de estar dentro de los cánones neoliberales. 

Y no se puede dejar de tener en cuenta que en Italia siempre ha habido un amplio sector de la población muy escorado a la derecha. El MSI, heredero del fascismo mussoliniano, mantuvo hasta 1992 niveles de apoyo en torno al 5% y desde 1994, trasmutado en AN, inició un ascenso que ha culminado, ya como FsI, en el 26% obtenido el domingo. La DC, por su parte, siempre mantuvo en su seno a sectores muy conservadores, ligados a los poderes ocultos de los aparatos del estado (red Gladio, Logia P2...) y a EEUU (CIA), vigilantes de cualquier atisbo que permitiera el acceso del PCI al gobierno. Y sin olvidar a los grupos fascistas armados (Orden Nuevo, Vanguardia Nacional...), que camparon a sus anchas desde finales de los 60 y a lo largo de los 70 y actuaron como punta de lanza de la conocida como estrategia de la tensión, llevando a cabo atentados mortales y hasta matanzas indiscriminadas de triste recuerdo (Milán, Bolonia o Brescia).

Y, por último, también está la oleada de grupos reaccionarios presentes y en crecimiento en distintos continentes: en Europa, tanto en el gobierno (Polonia, Hungría) como fuera de él (Francia, Finlandia, Suecia, Países Bajos, España...); en EEUU, con Donald Trump; o en América Latina, como ocurre en Brasil, Chile, El Salvador...   

Lo que haya de venir en los próximos meses, lo iremos viendo. O sufriendo. Italia ha sido tradicionalmente un laboratorio político. Esperemos que no lo sea de algo que llegó hace un siglo y que marcó dramáticamente durante algo más de dos décadas su historia.

sábado, 24 de septiembre de 2022

Asesinato de Mahsa Amini y protagonismo de las mujeres en la lucha contra el régimen islamista en Irán

Muchas mujeres iraníes están saliendo a la calle y desafiando al régimen islamista impuesto en 1979. Un régimen al que la politóloga Nazanín Armaniam, iraní exiliada en España desde 1983, no duda en calificar de fascismo islamista. Buena analista internacional, leer sus artículos en el diario Público resulta interesante, como ocurre con el último que acaba de publicarse: "Irán: cuando las infrahumanas ponen en jaque a los mismísimos enviados de Dios"

El artículo está dedicado a poner en valor las movilizaciones que desde hace unos días se están sucediendo en las ciudades del país tras el asesinato de Mahsa Amini, una mujer de origen kurdo que se encontraba de viaje turístico en Teherán, a manos de la Ershad, esto es, la Policía de la Moral, cuyas patrullas campan impunemente por las calles. ¿Su delito? Llevar el velo -obligatorio para todas mujeres- incorrectamente. Torturada durante varias horas en una comisaría, acabó sucumbiendo a la violencia desatada contra ella y a los dos días, el 16 de septiembre, falleció. 

Irán está viviendo una ola de movilizaciones sin precedentes. Son muchos y diversos los sectores del país que se están uniendo: sindicalistas, estudiantes, minorías étnicas, intelectuales, etc., con especial protagonismo de las mujeres. Y está ocurriendo hasta tal punto, que Nazanín Armaniam no duda en equipararlas a las habidas en la primavera de 1979, cuando 200.000 mujeres desafiaron la orden impuesta por el imán Jomeini sobre la obligatoriedad de llevar el velo. 

Ha pasado mucho desde entonces, cuando desde EEUU y sus aliados se encontró en Jomeini y su séquito de clérigos fundamentalistas como respuesta a la revolución desatada en Irán contra el sha Reza Paevi. Se propició para ello su regreso desde Francia, donde estaba exiliado, y se facilitó su acceso al poder. De esa manera se cortó el peligro de que la revolución derivara hacia un régimen socialista, teniendo en cuenta el protagonismo que estaba jugando por el Tudeh, el Partido Comunista del país. Fueron los años -recuérdese- de la financiación de los grupos fundamentalistas armados afganos por parte de EEUU y sus aliados occidentales y árabes... Y, como ya se sabe, "de aquellos polvos, los lodos"... que aún perviven en tantos países.   

Dentro de ese fascismo islamista a las mujeres les corresponde el papel más dramático, al ser tratadas como "infrahumanas". Supeditadas en todo a los hombres, desplazadas de buena parte de los empleos, humilladas en público, pudiendo ser desposadas a partir de los 8 años de edad, castigadas con dureza por el incumplimiento de las leyes islámicas...

No sé si Nazanín Armaniam se muestra demasiado optimista cuando concluye que en su país se ha iniciado "la cuenta atrás" para la teocracia fascista e islamista. De lo que no cabe la menor duda es que la resistencia contra ella aumenta y que son las mujeres, las más perjudicadas, las que están llevando la voz cantante para hacerlo posible.

(Imagen: publicada en BBC News, cortesía de la familia de Mahsa Amini).

viernes, 16 de septiembre de 2022

En el 49 aniversario del asesinato de Víctor Jara


Tal día como hoy de 1973 fue asesinado Víctor Jara en el Estadio Nacional de la capital de Chile, Santiago. Una  más de tantas otras miles de personas que corrieron la misma suerte. En su caso, víctima de un sadismo sin igual. Poco antes de morir escribió unos versos*, los últimos, de los que años después dijo su esposa Joan que con ellos "quiso dejar su testimonio, su único medio de resistir ahora al fascismo, de luchar por los derechos de los seres humanos y por la paz":

Somos cinco mil  
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total 
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí, diez mil manos que siembran 
y hacen andar las fábricas.

¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío, 
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera 
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número 
que no progresa,
que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la conciencia
y veo esta marea sin latido,
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
lleno de dulzura.

¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia! 
Somos diez mil manos menos 
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.

¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar, espanto!
Espanto como el que vivo,
como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento…

* Se ofrece aquí la versión del poema que Joan Jara reprodujo en el libro Víctor Jara, un canto truncado (Madrid, Debolsillo, 2001).

jueves, 15 de septiembre de 2022

En zona roja, de Carlos Píriz, una investigación más que interesante sobre la Quinta Columna


A finales del siglo pasado tuve un conocimiento más profundo del papel jugado por la Quinta Columna durante la Guerra Española a través del libro Así terminó la Guerra de España (Madrid, Marcial Pons, 1999), escrito por Ángel Bahamonde Magro y Javier Cervera Gil. Años después leí  La trama oculta de la Guerra Civil. Los servicios secretos de Franco (1936-1945) (Barcelona, Crítica, 2006), de Morten Heiberg y Manuel Ros Agudo, que amplió el espectro espacio-temporal, así como documental, da el primero. Más recientemente, Ángel Bahamonde profundizó en un aspecto concreto del tema en el libro Madrid 1939. La conjura del coronel Casado (Madrid, Cátedra, 2014), y, a su vez, he podido acceder a la tesis doctoral de Javier Cervera, titulada Violencia política y acción clandestina: la retaguardia de Madrid en guerra (1936-1939) Y ahora acaba de publicarse En zona roja. La Quinta Columna en la guerra civil española (1936-1941) (Granada, Comares, 2022), cuyo autoría corresponde a Carlos Píriz. En esta entrada voy a centrarme, pues, en él.

A tenor de lo que he podido informarme, Carlos Píriz es un joven historiador, que ha irrumpido con fuerza en el mundo de la investigación sobre la historia de la primera mitad del siglo XX y en especial de los años 30 en España, centrada en los servicios de inteligencia, la historia militar o el fascismo español. El libro que nos ocupa está basado en su tesis doctoral, que presentó en 2019 y lleva el título El campo enemigo. La quinta columna en la Guerra Civil española (c. 1936-1941)

A lo largo del libro puede verse cómo fue evolucionando la organización de la Quinta Columna en diversas ciudades, desde los grupos dispersos, después del impacto sufrido por el fracaso del golpe y la fuerte represión que sufrieron, hasta su progresiva recomposición como un entramado organizativo diverso, dependiendo de las ciudades, pero eficaz y bien dirigido desde Burgos. Lentamente fueron fusionando grupos y personas de diversa procedencia: falangistas, carlistas, alfonsinos, republicanos moderados, etc., en lo político; y militares, miembros de la judicatura, profesionales liberales, etc., en lo laboral. Se destaca la relevancia del coronel José Ungría, experto en la inteligencia militar, que se refugió en la embajada francesa tras el golpe militar de 1936 y que tras su huida a Burgos en abril de 1937 fue nombrado director de los servicios de inteligencia militar en sus diversas acepciones y se erigió en el hombre fuerte de los mismos.  

En la "Introducción" del libro se acerca al recorrido que han tenido las investigaciones sobre el tema, desde la llevadas a cabo en los años del régimen franquista, todas ellas faltas de rigor, muy incompletas y panegíricas, hasta el momento en que, a raíz de las tesis doctorales de Sara Núñez de Prado y Clavell (1992) y, sobre todo, Javier Cervera Gil (1996, basada en el estudio de la Causa General, depositada en lo que hoy es el Centro Documental de la Memoria Histórica), el panorama empezó a cambiar para bien, entre otras cosas, porque se empezó a facilitar el acceso a los diferentes archivos donde existe documentación sobre el tema, algo, que por otra parte, sigue contando con dificultades. Píriz se refiere a las consultas que ha realizado en alrededor de una veintena de archivos, entre los que destaca, en primer lugar, el Archivo General Militar de Ávila, donde se encuentran catalogados documentos en más de 800 cajas. Así mismo, ha indagado en otros archivos, como el homónimo del anterior ubicado en Segovia, el del ministerio de Defensa (Madrid), el Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares), el Centro Documental de la Memoria Histórica (Salamanca) y hasta en la Fundación Nacional Francisco Franco, donde advierte (denuncia, de hecho) la desaparición de archivos digitalizados.

Buena parte de lo que aparece en el libro reitera, profundizándolo, lo que en investigaciones anteriores se había sacado a la luz. Pero hay otra buena parte que aporta nuevas vías de conocimiento y comprensión de la realidad del fenómeno del quintacolumnismo, cuando no de corrección. Todo un aparato documental que ha servido de base para lo que en estos momentos sea el trabajo más completo hecho hasta ahora sobre el tema.

Desde él sabemos más cosas sobre el entramado clandestino tejido por los golpistas de 1936 y que, tras su fracaso en ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, se tuvo que ir acomodando a unas circunstancias no previstas, de las que supieron sacar partido con eficacia. Es lo que puede leerse  a lo largo de los diferentes capítulos y que se resalta sintéticamente en el "Epílogo": "No fue una consecuencia del 'terror rojo'. La Quinta Comuna fue la adaptación de los golpistas fracasados a un nuevo escenario bélico no esperado". 

En el libro se van resaltando otros aspectos que resultaron fundamentales a la hora de dar forma a la trama quintacolumnista. Uno de ellos fue el papel jugado por numerosos miembros del personal diplomático de varias embajadas y delegaciones consulares, entre las que destacaron las de Argentina, Noruega y Chile. Desde ellas se encubrieron como actividades humanitarias (acogida de personas refugiadas, ayuda económica, suministro de alimentos, asistencia en cárceles, etc.) otras de espionaje (envío de información hacia el centro político del bando sublevado mediante valijas diplomáticas, emisiones radiofónicas...), de encubrimiento de personas escondidas o emboscadas (falsificación de documentos...) o de cauce para la huida hacia el extranjero. Un personal con una ideología claramente reaccionaria, que tenía importantes relaciones con grupos y países de esa naturaleza.

La infiltración por parte de la Quinta Columna se dio en todos los ámbitos del mundo republicano: la administración, el ejército y los diversos grupos del Frente Popular. Del primero resultó fundamental el papel de una parte del aparato judicial, entre cuyos miembros se puso en práctica todo tipo de acciones tendentes a ralentizar los procesos, hacer desparecer pruebas, sobreseer casos, emitir sentencias benevolentes, cuando no exculpatorias, etc. Llama la atención el trato recibido por algunos de los detenidos con gran relevancia política y que salieron favorecidos de situaciones procesales difíciles y conocieron un régimen penitenciario más que favorable. A modo de ejemplo, ocurrió con Raimundo Fernández Cuesta y Manuel Valdés Larrañaga, dirigentes de Falange que, además, pudieron llevar a cabo sus actividades desde los centros donde estuvieron recluidos. 

En relación a los grupos políticos, desde el quintacolumnismo supieron explotar las disensiones existentes tanto entre los grupos políticos y sindicales republicanos como en el seno de cada uno de ellos, dentro de lo que Píriz denomina como estrategia de la implosión. Fueron objeto de especial atención el PSOE, dividido en tres sectores, que conoció una ruptura de hecho desde que Juan Negrín asumió la jefatura del gobierno en mayo de 1937; la CNT, en su pugna con el PCE y su entorno, así como con el negrinismo; o el POUM, utilizado primero para fomentar las disensiones frente al gobierno de Largo Caballero, como sucedió con los Sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, y tras su  consiguiente ilegalización, aprovechando la ayuda ofrecida y/o prestada por algunos de sus militantes. Y como común denominador, el anticomunismo, incluyendo la oposición al gobierno de Negrín y su política de resistencia. 

Otro de los objetivos que se marcaron desde el primer momento fue la creación de un clima de desmoralización y derrotismo entre la población, para lo que sus miembros llevaron a cabo acciones de diversa índole. Entre otras, estuvieron la difusión de bulos (de palabra o a través de pasquines y pintadas), el acaparamiento de productos (víveres, monedas...), la realización de sabotajes y hasta de atentados personales, etc.  

El mundo militar fue donde el quintacolumnismo obtuvo mayores logros. De partida, porque una parte de los profesionales se vio atrapada sin quererlo dentro del bando republicano cuando el golpe fracasó. Otra parte, a su vez, se fue acercando a medida que la situación militar en el bando republicano se fue deteriorando. Si a lo largo del conflicto la Quinta Columna fue obteniendo una información valiosa acerca de la toma de decisiones de los mandos republicanos, movimientos de tropas, puntos neurálgicos, objetivos militares, objetivos sobre población civil para ser bombardeados, etc., desde 1938 dio un salto cualitativo con el fin de ganarse el apoyo de los considerados como clave. Para ello contaron con la información que habían ido elaborando de buena parte de los oficiales y jefes militares republicanos, y que, traspasada a Burgos, se procesó y se dispuso para su utilización cuando fuera conveniente.   

Es así como se procedió a lo que Píriz denomina con el término de ofensivas personales, entre las que destacaron las del coronel (desde febrero de 1939, general) Segismundo Casado, los generales José Miaja y Manuel Matallana o el coronel (general desde 1937) Vicente Rojo. De Miaja y Rojo sabían que habían formado parte de la UME antes del inicio de la guerra, lo que les sirvió para intentar conseguir su colaboración. Los dos se mostraron reacios a hacerlo, si bien, como es sabido, el primero acabó presidiendo el Consejo Nacional de Defensa constituido en marzo de 1939, tras el golpe organizado por Casado, y el segundo, que se había convertido en el principal estratega del ejército republicano, decidió abandonar  España en febrero de 1939, después de que se consumara la caída de Cataluña.

Para Píriz los mayores éxitos de las ofensivas personales los obtuvieron con  Casado, el dirigente del ala moderada del PSOE Julián Besteiro y el jefe militar anarquista Cipriano Mera. Los tres, junto con otros políticos republicanos, socialistas y cenetistas, se prestaron a acabar con el gobierno de Negrín y defender lo que llamaron una paz honrosa. Manipulados por los agentes quintacolumnistas, se lo creyeron y acabaron formando parte del episodio que dio la puntilla al gobierno republicano, cuando a principios de marzo tuvo lugar el golpe militar dirigido por Casado a principios de marzo de 1939

Fueron Casado y Matallana los militares que resultaron decisivos en el desenlace final de la guerra. Claramente inmersos desde el verano de 1938 en el derrocamiento del gobierno de Negrín, buscaron el fin de la guerra a partir de un deseado pacto entre militares, al modo del Abrazo de Vergara decimonónico entre liberales y carlistas. Como ya se sabe, fue una apuesta atrevida, aceptada desde Burgos para facilitar su colaboración, pero que, una vez que se produjo el golpe y fuera apagada la resistencia comunista en apenas una semana, sólo sirvió para que en poco tiempo Madrid, Valencia o Cartagena (sede de la flota republicana) acabaran controladas por la Quinta Columna. Sus miembros actuaron como la fuerza de transición hasta la ocupación propiamente militar y en buena parte participaron en el proceso de depuración y represión que le siguió.  

Píriz diferencia los casos de Barcelona y Madrid, y tampoco se olvida de tratar los de otras ciudades, como Valencia, Cartagena, Almería y Jaén. Si en la capital catalana la presencia del quintacolumnismo fue menor, aunque sin menospreciar sus acciones y el papel que jugó tras la toma de la ciudad a finales de enero de 1939, no ocurrió lo mismo con la capital del estado. Primero, por el entramado conspirativo que ya existía desde antes del golpe y que fue aprovechado para conformar la Quinta Columna. Y segundo, porque su conquista fue considerada la principal prioridad militar por parte de los jefes sublevados, primero por ser la capital del país y luego, cuando el gobierno republicano se trasladó en octubre de 1936 a Valencia, por su valor simbólico.

Son muchos más los aspectos que podrían tratarse, si bien no estaría de más recordar las referencias que en el libro se hace, por un lado, a lo que fue de las personas que formaron parte de la Quinta Columna una vez acabada la guerra y, por otro, a aquellas otras que fueron tentadas para la colaboración o las que se prestaron a su juego y ayudaron a precipitar el final del conflicto bélico. Entre las primeras, además del ya referido José Ungría, se encuentran personajes como Manuel Valdés Larrañaga, José María Alfaro Polanco, Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate, Antonio Luna García, Antonio Bouthelier Espasa, José María Taboada Lago, Manuel Gutiérrez Mellado y tantos más. De los nombrados, en su mayoría consiguieron puestos más o menos relevantes en la dictadura, mientras Gutiérrez Mellado sobresalió en los años de la Transición desde su puesto de vicepresidente del Gobierno con  Adolfo Suárez. Hubo también mujeres, pero su relevancia en la jerarquía del régimen fue menor: Carina Martínez-Uniciti, por ejemplo, fue delegada provincial de la Sección Femenina. 

Y en cuanto a las personas del bando derrotado que acabaron colaborando con la Quinta Columna, su premio fue o el exilio o, como mucho, que no se les aplicara el máximo rigor previsto en el ordenamiento jurídico represivo que se implantó. Miaja y Casado, por ejemplo, estuvieron entre los primeros. El que fuera responsable de la defensa de Madrid en 1936 murió en México y el artífice del golpe del 39, tras su regreso a España, fue procesado, aunque ahí quedó la cosa. Matallana fue juzgado por un consejo de guerra, librándose de la pena de muerte, pero no así de una condena de 30 años, de los que cumplió pocos, pero sin conseguir años después que fuera readmitido en el Ejército. A Besteiro le ocurrió algo parecido, salvo que su muerte tuviera lugar al poco, en 1940, en la prisión de Carmona. Mera vivió una sucesión de situaciones: exilio, extradición, condena a muerte, indulto y nuevo exilio...

Si para estos últimos se hizo realidad eso de "Roma no paga traidores", para los que resultaron vencedores no se cumplió, siguiendo a Píriz, eso de la "resignación a la infamia" con que acaba ese poema de Jorge Luis Borges que lleva el título de "El espía" (y que en ningún momento reproduce). Helo aquí:

En la pública luz de las batallas
otros dan su vida a la patria
y los recuerda el mármol.
Yo he errado oscuro por ciudades que odio.
Le di otras cosas.
Abjuré de mi honor,
traicioné a quienes me creyeron su amigo,
compré conciencias,
abominé del nombre de la patria.
Me resigno a la infamia. 

domingo, 11 de septiembre de 2022

Intentando entender la derrota en el referéndum constitucional de Chile


El pasado domingo, 4 de septiembre, ganó el Rechazo. Y la sorpresa no ha estado tanto en ese hecho en sí como en la rotundidad: 61'9% frente al 38'1% de los votos. Es decir, 24 puntos de diferencia, cuando los últimos sondeos, de un semana antes, apuntaban a que estuviera alrededor de los 10  puntos. Desde quienes defendían el Apruebo se albergaba incluso la esperanza de que se pudiera reducir la distancia. Pero los hechos han sido inapelables y casi dos tercios del electorado que ha ido a votar (el 85'8% del censo) ha decidido no apoyar un proyecto constitucional altamente progresista, que conllevaba, además, el fin de la herencia del pinochetismo. 

Algunas explicaciones

No soy de esas personas que en las derrotas, y a toro pasado, les gusta aludir a responsables y errores concretos, como está ocurriendo ahora en Chile entre una parte de quienes han defendido la opción del Apruebo. Estos días he estado informándome, leyendo diversos artículos, de los que me atrevo a destacar dos, recomendando su lectura: el primero, obra de Boaventura de Sousa Santos,  "Democracia en peligro: Argentina y Chile"; y el segundo, de Gerardo Pisarello, "Chile: ¿y ahora qué?".  

En general, hay un aspecto altamente revelador, prácticamente coincidente en todos los análisis hechos desde el campo de la izquierda, que tiene que ver con el papel jugado por los medios de comunicación. Y es que en su inmensa mayoría, incluyendo las redes sociales, están controlados por la derecha. No se han ahorrado esfuerzos para combatir el apoyo al proyecto constitucional a base de alarmismo social y político, que se ha acompañado muchas veces del empleo de  noticias falsas. 

Para De Sousa Santos no se trata de algo nuevo, pues ya ocurrió en el Reino Unido (Brexit), Colombia (referéndum sobre los acuerdos de paz), EEUU (con Trump), Brasil (con Bolsonaro), Bolivia (contra Evo Morales), etc. Sin embargo, ahora en Chile se ha hecho "con tal virulencia que merecen la atención especial de los demócratas de todo el mundo y especialmente de los latinoamericanos". Por otro lado, las diatribas lanzadas contra el feminismo, la diversidad sexual, la plurinacionalidad, el ecologismo, el derecho al aborto y un largo etcétera de más cosas puede resumirse, con palabras de Pisarello, en aquello del rechazo a una "Constitución lesbo-indigenista-comunista". 

Se está insistiendo desde distintos ámbitos, especialmente del centro político y  del centro-izquierda, que el triunfo del Rechazo no ha sido tanto por el mantenimiento de la Constitución pinochetista de 1980 como por un nuevo texto, cuyo contenido debe recortar los aspectos más progresistas del proyecto objeto de votación el pasado 4 de septiembre. Buena parte de la campaña se centró en ello, con importantes líderes de esos sectores defendiéndolo. 

Siendo todo eso cierto, me voy a centrar en otros aspectos, que tienen que ver más con el contexto político de Chile de los dos últimos años, que se ha caracterizado por su carácter cambiante. Tras el estallido socio-político de 2019, que culminó en octubre de 2020 con el triunfo arrollador del apoyo a una Convención Constitucional (79'1%) y luego, en mayo de 2021, con la elección de sus miembros con una mayoría favorable al cambio, lo que le ha seguido ha estado surcado de situaciones entre contradictorias y llamativas. Pero vayamos por partes.

Las elecciones de 2021 y 2022

Mientras la Convención ha estado trabajando, ha proseguido la vida política, en la que no han faltado ni el funcionamiento de sus instituciones ni la sucesión de elecciones: locales, legislativas y presidenciales. Y en los distintos comicios donde los resultados han dejado muestras del estado de opinión política y de la correlación de fuerzas. Veamos que ocurrió en cada una de ellas.

Elecciones locales. Se realizaron en mayo de 2021, a la vez que las de la Convención Constitucional. Y la lectura de sus resultados pueden hacerse desde dos perspectivas. Una, atendiendo al número de alcaldías: 87, para Chile Vamos, la coalición de la derecha; 129, para Unidad Constituyente, la antigua Concertación de socialistas, democristianos, demócratas y radicales; 12, para el Frente Amplio, la coalición de la izquierda; 12 para las candidaturas de centro-izquierda Chile Digno, Verde y Solidario (9) y Dignidad Ahora (3); y 106, para candidaturas independientes de distinto signo. La otra perspectiva tiene relación con la dimensión de las comunas (municipios), donde destacaron triunfos significativos de la izquierda en Santiago y Valparaíso, así como en sus respectivas regiones metropolitanas: Recoleta, Maipú, Quinta Normal, San Miguel, Ñuñoa y Til Til, en la primera; y Viña del Mar, Putaendo, Quilpué y Villa Alemana, en al segunda. Incluso, la gobernación regional de Valparaíso pasó a manos de un ecologista y activista del agua. 

Elecciones legislativas. Llevadas a cabo a finales de noviembre de 2021 y coincidentes con la primera vuelta de las presidenciales, los resultados para la Cámara de Diputados arrojaron un triunfo de los grupos de la derecha, que sumaron el 48'1% de los votos y obtuvieron 68 escaños; le siguió el bloque del centro, con el 23% de los votos y 40 escaños, gracias a los apoyos recibidos por Nuevo Pacto Social (17'2% y 37 escaños), la versión actualizada de la antigua Concertación (socialistas, democristianos, demócratas...), y Dignidad Ahora (5'1% y 3 escaños); finalmente, los grupos de la izquierda sumaron el 27'5% de los votos y consiguieron 39 escaños a través de las candidaturas de Apruebo Dignidad (20'9% y 37 escaños) y el Partido Ecologista (4'8% y 2 escaños). En el caso del Senado, el bloque de la derecha, con 25 actas, obtuvo la mitad de la cámara, repartiéndose los otros grupos el resto de los escaños: 18, para Nuevo Pacto Social; 5, para Apruebo Dignidad; y 2, para independientes.   

Elecciones presidenciales. Tuvo dos vueltas y con resultados diferentes, si no contradictorios, en cada una de ellas. En la primera los candidatos de la derecha sumaron el 53'5%, pasando al balotaje José Antonio Kast, al haber obtenido el 27'9%; la candidata de la antigua Concertación, Yasna Provoste, se quedó en el 11'6%; y la izquierda sumó el 34'9%, un 25'8% de los cuales correspondió a Gabriel Boric, que pasó a disputar la segunda vuelta. Al final, en diciembre, fue Boric el que se alzo con la victoria, obteniendo el 55'9% de los votos frente al 44¡1% de Kast. ¿Qué pasó? Que Boric se benefició del electorado de Provoste, tuvo su lógica, conociendo el programa y el estilo ultraderechistas de Kast. Un aspecto, este último, que hubo de pesar en una parte nada desdeñable del electorado de la derecha, que acabó optando por el candidato de la izquierda.

Un apunte más, mirando al continente latinoamericano

Chile fue el laboratorio económico donde se aplicó por primera vez el modelo neoliberal, después que los gobiernos de la dictadura implantada en 1973, mediante los conocidos como Chicago Boys, pusieran en práctica los presupuestos teóricos de Milton Friedman. Tras la caída de la dictadura en 1989, todos los gobiernos habidos, estuvieran presididos por democristianos, socialistas o conservadores, no han alterado la esencia de lo que la Constitución de 1980 establecía en lo referente a las bases económicas. 

El proyecto de la Convención Constitucional hubiera supuesto romper con ese pasado, al incorporar importantes novedades acordes con las aspiraciones democráticas, sociales y económicas de quienes entre 2019 y 2020 estallaron contra la herencia del pasado, saliendo a la calle para hacer realidad un nuevo país. Si durante casi medio siglo el neoliberalismo fue creando, a la vez, víctimas y beneficiarios, desde las primeras hay quienes han hecho de la desesperanza y de la desilusión, desgraciadamente, parte de su vida.    

El continente latinoamericano, a su vez, está recobrando en parte el empuje progresista perdido en la primera década del siglo XXI, lo que se está reflejando en los triunfos electorales de candidatos de esa orientación en Perú, Bolivia, Honduras y Colombia, y es probable que pueda ocurrir en Brasil. ¿Y podría haber sido el caso de Chile, de haber triunfado el Apruebo en el referéndum del pasado día 4?

Ya conocemos los métodos usados años atrás para acabar, o intentar que así fuera, con los gobiernos de ese carácter: golpes de estado (Honduras, Bolivia), intentos (Venezuela), guerras judiciales (Brasil, Ecuador, Argentina), campañas de desinformación (Venezuela, Brasil, Argentina)... Y con lo ocurrido hace unos días en Argentina, tras el intento de asesinato de Cristina Fernández, se apunta a otro de esos métodos que parecía olvidado. 

El triunfo de Gustavo Petro en Colombia, un país que desde décadas ha sido uno de los pilares del imperio en el continente, pudo haber hecho saltar las alarmas. Eso conllevaría que resultara altamente peligroso que Chile, otro de los pilares imperiales, se sumara en ese avance progresista y democratizador. Y eso explicaría el esfuerzo para frenarlo. 

Entre la ilusión y la realidad 

En Chile han operado con mucha fuerza quienes quieren que las cosas sigan si no igual del todo como antes, al menos que los cambios estén controlados, de manera que se mantengan en manos de quienes han sustentado el poder. Pero lo cierto es que en la batalla del referéndum se han encontrado con un flanco débil: la izquierda, que apenas ha conseguido la tercera parte de los votos en las distintas elecciones habidas durante 2021 y 2022, con excepción de las dirigidas a elegir la Convención Constitucional. 

¿Fue una ilusión el referéndum de octubre de 2020, en el que se optó abrumadoramente en apoyo de una Convención Constitucional? ¿Lo fue la mayoría de miembros favorables al cambio que hubo en ese órgano tras las elecciones de mayo de 2021? ¿También lo fue la misma elección de Boric como presidente en diciembre de 2021? 

La realidad es que, por ahora, casi todo sigue igual.