Tal día como hoy de 1973 fue asesinado Víctor Jara en el Estadio Nacional de la capital de Chile, Santiago. Una más de tantas otras miles de personas que corrieron la misma suerte. En su caso, víctima de un sadismo sin igual. Poco antes de morir escribió unos versos*, los últimos, de los que años después dijo su esposa Joan que con ellos "quiso dejar su testimonio, su único medio de resistir ahora al fascismo, de luchar por los derechos de los seres humanos y por la paz":
Somos
cinco mil
en
esta pequeña parte de la ciudad.
Somos
cinco mil.
¿Cuántos
seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí, diez mil manos que
siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta
humanidad
con
hambre, frío, pánico, dolor,
presión
moral, terror y locura!
Seis
de los nuestros se perdieron
en
el espacio de las estrellas.
Un
muerto, un golpeado como jamás creí
se
podría golpear a un ser humano.
Los
otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno
saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero
todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué
espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan
a cabo sus planes con
precisión artera
sin importarles nada.
La
sangre para ellos son medallas.
La
matanza es acto de heroísmo.
¿Es
éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para
esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En
estas cuatro murallas sólo existe un
número
que no progresa,
que
lentamente querrá más la muerte.
Pero
de pronto me golpea la conciencia
y
veo esta marea sin latido,
y
veo el pulso de las máquinas
y
los militares mostrando su rostro de matrona
lleno
de dulzura.
¿Y
México, Cuba y el mundo?
¡Que
griten esta ignominia!
Somos diez mil manos menos
que no producen.
¿Cuántos
somos en toda la Patria?
La
sangre del compañero Presidente
golpea
más fuerte que bombas y metrallas.
Así
golpeará nuestro puño nuevamente.
¡Canto,
qué mal me sales
cuando
tengo que cantar, espanto!
Espanto
como el que vivo,
como
el que muero, espanto.
De
verme entre tanto y tantos
momentos
del infinito
en
que el silencio y el grito
son
las metas de este canto.
Lo
que veo nunca vi,
lo
que he sentido y lo que siento
hará
brotar el momento…
* Se ofrece aquí la versión del poema que Joan Jara reprodujo en el libro Víctor Jara, un canto truncado (Madrid, Debolsillo, 2001).