viernes, 16 de septiembre de 2022

En el 49 aniversario del asesinato de Víctor Jara


Tal día como hoy de 1973 fue asesinado Víctor Jara en el Estadio Nacional de la capital de Chile, Santiago. Una  más de tantas otras miles de personas que corrieron la misma suerte. En su caso, víctima de un sadismo sin igual. Poco antes de morir escribió unos versos*, los últimos, de los que años después dijo su esposa Joan que con ellos "quiso dejar su testimonio, su único medio de resistir ahora al fascismo, de luchar por los derechos de los seres humanos y por la paz":

Somos cinco mil  
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total 
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí, diez mil manos que siembran 
y hacen andar las fábricas.

¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío, 
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera 
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número 
que no progresa,
que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la conciencia
y veo esta marea sin latido,
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
lleno de dulzura.

¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia! 
Somos diez mil manos menos 
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.

¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar, espanto!
Espanto como el que vivo,
como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento…

* Se ofrece aquí la versión del poema que Joan Jara reprodujo en el libro Víctor Jara, un canto truncado (Madrid, Debolsillo, 2001).