domingo, 27 de febrero de 2022

Amigo Óscar, ¡qué lástima cuando la muerte llega tan pronto!

Me acabo de enterar: a finales del mes pasado falleció Óscar, un amigo de mi juventud. De esos dos maravillosos años, entre 1975 y 1977, que pasé en el club juvenil del barrio. Rodeado de buena gente. De esos chicos y esas chicas que despertábamos al mundo de la adultez. Descubriendo y experimentando en la vida en cosas como la música, la poesía, las excursiones, la amistad, el amor y hasta la política. Sí, la política. Porque llegué allí por y para eso. Para vivir la experiencia de la lucha contra la dictadura que fenecía y soñar con la revolución. Y allí estaba él. Atrevido, atractivo, sin complejos... Estuvo entre quienes montamos un grupo musical, paseándonos sin pudor por los barrios de la ciudad. Empezamos con un homenaje a Víctor Jara, para luego ir ampliando el repertorio con otras canciones, entre las que destacaron "La muralla" de Nicolás Guillén y los Quilapayún o la "Santa Bárbara" minera. Estábamos Juanín, Mari Carmen, los Javis, Benigno... y Óscar. Con su voz entre potente y bella. "Grave para la edad, rotunda, aunque sin pulir", como escribí en 2009. Llegó a unirse a "la  Joven", como decíamos de la JGR. Lo hizo tímidamente y por poco tiempo. Le pesaba su familia, dividida entonces entre el PCE y el PSOE. Al final, todos, incluido él, acabaron en el partido de "la casa común". Con el paso de los años, cuando regresaba a mi ciudad natal, no dejé de verlo de vez en cuando. Fueron pocas las ocasiones, la verdad. Pero nunca faltó una conversación agradable. Y hasta cariñosa. Óscar, de veras que siento tu pérdida. ¡Y qué lástima cuando se hace llegar tan pronto! 

jueves, 24 de febrero de 2022

miércoles, 23 de febrero de 2022

El último instante de Pablo Casado en el Congreso

Tenía curiosidad por ver en directo la sesión parlamentaria de hoy. Tocaba sesión de control al Gobierno. Quería ver lo que Pablo Casado iba a hacer después de su calvario de los últimos días. Se ha despedido del Congreso. Tras una corta y moderada intervención en su turno de palabra. Entre muchas miradas cabizbajas de sus compañeros y compañeras. Sin la presencia de Teodoro García Egea. Después de haber recibido los aplausos entre fríos y contenidos emitidos desde su bancada. Y luego de haber escuchado la correspondiente contestación por parte de Pedro Sánchez. Respetuosa. Conocedor Sánchez de la situación personal por la que está pasando su contrincante. El mismo que hasta no muchos días antes se había caracterizado por un estilo agresivo, desproporcionado e insultante. El líder de un partido lastrado por la corrupción desde sus inicios. Eso por lo que se ha enrocado estos días el verdadero poder del partido y todo lo que gira a su alrededor. Casado se ha ido de la sede parlamentaria de inmediato y en silencio. Acompañado tan sólo por dos diputados y una diputada. Dejando atrás un reguero de soflamas y silencios. Consciente de las mil y una traiciones sufridas en las horas anteriores. He sigo testigo en directo del último instante de Casado en el Congreso. Y curiosamente ha ocurrido en un 23 de febrero. 41 años después del famoso golpe de estado que se inició con un grupo de guardias civiles asaltando el Congreso. Ese día en el que también hubo otros instantes famosos.

martes, 22 de febrero de 2022

Remolacha o libertad

Hace un año, durante la campaña electoral en la Comunidad de Madrid, se hizo famoso el mensaje dicotómico "comunismo o libertad", pronunciado hasta la saciedad por la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, y sus huestes mediáticas. En medio de una pléyade de propuestas, con la bajada de los impuestos como sustrato para encubrir el deterioro de los servicios públicos, y de unas formas entre desafiantes y chulapas, lo que acabó convirtiéndose en el fetiche electoral fue la cerveza y sus entornos de consumo callejero. Con ello mucha gente se sintió atraída, deseosa e ilusionada de recuperar la normalidad de la vida basada en el consumo de masas. Y llegó tan alto, que caló extraordinariamente en buena parte del electorado madrileño, que le concedió un buen porrón de votos, arramplando por su derecha y su izquierda. Unos votos (44'8%) que fueron suficientes para superar con holgura a la suma de los tres grupos de izquierda (41%), haciendo innecesario el apoyo de Vox (9'2%) y enviando a Ciudadanos a la papelera (3'4%). 

Con algo parecido fue con lo que soñaron hace un par de meses Pablo Casado y Manuel Fernández Mañueco en Castilla y León. De nuevo haciendo trizas el pacto con Ciudadanos, se lanzaron hacia una mayoría absoluta. Para ello hicieron uso de todo tipo de recursos, argucias incluidas: desde las mentiras hasta las poses, pasando por el desembarco de las principales figuras del partido. Y en una Comunidad de tradición agraria, las vacas se convirtieron en el eje de la campaña, a las que se fueron uniendo el vino y finalmente la remolacha. El problema se presentó cuando, a medida que pasaban los días, las previsiones se iban desinflando. La derecha en su conjunto ganó, pues sólo PP y Vox sumaron el 49% de los votos, mientras la izquierda se quedó en el 35'1%, Ciudadanos conservó el 4'5% y un diputado, el leonesismo mostró su fortaleza en León con el 28'5% (el 4'3% en la Comunidad) y Soria Ya se apropió de la mitad de los votos en su provincia. Pero lo cierto es que el mapa político se ha alterado de tal manera, que el PP ahora mismo depende de Vox. 

Y es en ese nuevo escenario donde se encuentra la clave de lo que está ocurriendo en el PP, con un estallido sin igual desde el jueves pasado. El triunfo arrollador de Díaz Ayuso de hace diez meses la llevó a querer más. Pretendió por ello el control inmediato del partido en su Comunidad, vía adelanto del Congreso, a lo que Pablo Casado, su fiel muñidor Teodoro García Egea y su gente se opusieron. Tras el fracaso en Castilla y León, aderezado con lo ocurrido en el Congreso por el voto erróneo del diputado Casero, encontró la ocasión para retomar sus pretensiones. Y la cosa estalló cuando Casado y García Egea decidieron, para cortarlas, hacer uso de una bomba guardada desde hace tiempo: hacer públicas las irregularidades cometidas en las adjudicaciones de fondos públicos a empresas donde opera el hermano de la presidenta madrileña, incluidos los cobros de generosas comisiones. Un bombazo al que le siguió otro en forma de contraofensiva: lo del espionaje, por parte de la dirección del PP, a familiares de Díaz Ayuso. Es suma, una guerra civil a toda regla.   

Pasados cinco días, en las alturas del PP Casado y García Egea se han quedado solos, acompañados de sus más fieles. Ha visto cómo en poco tiempo ha perdido el apoyo de sus barones territoriales, se ha escondido el portavoz del partido y alcalde de Madrid, se han lanzado sobre su yugular varias estrellas del pasado, se producen concentraciones ante la sede central y, sobre todo, es martilleado impenitentemente por prácticamente todos los medios de comunicación de la derechona.

Anoche Casado anunció un nuevo movimiento táctico: la convocatoria de la numerosa Junta Directiva Nacional, formada por más de medio millar de personas. A su favor tiene, de entrada, que está integrada en buena parte por  representantes de ámbitos territoriales y de representación más vinculados a las provincias y los municipios, donde la acción del aparato del partido ha ido tejiendo sus redes. En su contra, que será dentro de una semana, tiempo suficiente para que las presiones prosigan, si es que no se intensifican. 

Lo dicho: remolacha o libertad.           

jueves, 17 de febrero de 2022

Se ha declarado la guerra en el PP y alguien está al acecho

No ha sido Ucrania donde se ha desatado la guerra, sino en un lugar más cercano. La fortaleza del PP, que lleva años asediada desde distintos puntos y hace un año sus moradores anunciaron que iban a abandonarla, ha vuelto a ser atacada. Pero en esta ocasión con una sorprendente novedad: un duro bombardeo desde sus propias filas. La famiglia, que se creía tan bien avenida -salvo las lógicas pequeñas desavenencias, como ocurre en cualquiera otra-, se ha roto y entre sus miembros se están lanzando los trastos de tal manera, que los impactos están resultando muy virulentos. Desde la fortaleza se ha golpeado impenitentemente a su guerrera más preciada y ésta no ha dudado en responder con fiereza. El resultado final está por determinar, pero la cosa no pinta nada bien ni para el general en jefe, que, apostado en la fortaleza, ha sido herido de gravedad -quizás, mortalmente-, ni para la guerrera más preciada, que dispone de mayores apoyos y puede acabar resistiendo mejor. La guerra ya es abierta, pero falta por saber cuántas batallas quedan por llevarse a cabo. Mientras tanto, desde otra fortaleza, no muy lejana, más de uno y de una se están relamiendo por lo que ven y están al acecho por lo que pueda venir. Como ocurre con los animales carroñeros, que cumplen su función aprovechándose de lo ajeno sin apenas esfuerzo, les puede faltar poco para pasar a recoger los restos que vayan quedando por el camino.

martes, 15 de febrero de 2022

Un libro para conocer más y mejor la historia del PCE: Un siglo de comunismo en España I. Historia de una lucha


Hace unas semanas me hice con el libro Un siglo de comunismo en España I. Historia de una lucha (Madrid, Akal, 2021). Se trata de una obra colectiva que ha estado dirigida por el catedrático universitario Francisco Erice y ha tenido a la Fundación de Investigaciones Marxistas, ligada al Partido Comunista de España, como su impulsora. Para el primer volumen se ha contado con la participación de siete historiadores y una historiadora, si bien en su conjunto, cuando se publique el segundo volumen -lo que se ha anunciado como próxima-, el número de participantes se habrá elevado a 41.

No pretendo extenderme en el contenido de lo editado hasta ahora, pero puedo decir que no estamos ante una obra apologética del PCE, sino ante un trabajo llevado a cabo con el rigor propio y necesario que se requiere en la Historia como disciplina. 

En el libro se hace un repaso de los cien años de existencia del PCE. Los siete capítulos en que se divide, empero, no se corresponden con otros tantos periodos. Así, en el primero de los capítulos se incluyen, por un lado, el periodo que ocupa la gestación del PCE, en plena crisis final de la Restauración, y los años de la Dictadura primorriverista, y, por otro, los primeros cinco años de la Segunda República, hasta el inicio de la Guerra Española. Y en el caso del segundo se aúnan los tres años de guerra y los primeros del régimen franquista, hasta 1953. Eso puede explicarse por las aportaciones personales de sus diferentes autores, quizás, en cada caso, condicionadas por su labor académica y/o de investigación.

En las 500 páginas del libro existe la suficiente información para conocer, o conocer mejor, la historia del PCE. Se ha despojado de mitos, clichés y tabúes, presentando de una forma sintética tanto hechos concretos, más o menos pormenorizados, como interpretaciones desde una perspectiva globalizadora. En general el resultado es más que satisfactorio, aunque en algún caso considero que no se ha conseguido. Me refiero más concretamente a la parte elaborada por Emanuele Treglia, "Convergencia, colapso soviético y sorpasso quimérico. Los comunistas durante la época socialista (1983-1996)", en la que se expone una línea argumental que está basada, en lo referente a lo que fueron los años de Julio Anguita al frente del PCE e IU, en una excesiva fijación sobre los rasgos de la línea política desarrollada. Los califica como regresivos y cargados de fundamentalismo, mientras se posiciona sin rodeos en favor de los planteamientos del conocido por entonces como el sector renovador de ambas organizaciones. El autor, en fin, confunde lo objetivo, de lo que adolece, con lo neutral.

Invito a su lectura, que se hace con agilidad y no hay por qué seguir el orden cronológico. Así mismo, resulta interesante el acto de presentación del libro, que tuvo lugar el pasado mes de noviembre, y que puede verse a través de YouTube. 

lunes, 14 de febrero de 2022

Elecciones de Castilla y León: una jugada errática del PP y con consecuencias dentro y fuera de la Comunidad


Que ha sido una maniobra errática del PP, lo cierto es que en Castilla y León, reparto de escaños aparte, la derecha ha ganado con contundencia: PP (31'4%), Vox (17'6%) y Ciudadanos (4'5%) han sumado el 53'5% de los votos, a los que abría que unir los de Por Ávila (1'2%), con lo que se han acercado al 55%. Y sin contar lo que de conservadores tengan buena parte de los votos de otras candidaturas, como la Unión del Pueblo Leonés (4'3%), Soria Ya (1,5%) y las del  resto de provincias. 

La izquierda, en sentido laxo, ha obtenido tan sólo el 36%, esto es, poco más de un tercio del total. El PSOE, con el  30'1%, ha salido mejor parado, mientras que Unidas Podemos se ha quedado en un pobre 5,1%. Se sabe que una parte de los votos a las candidaturas provinciales se han ido del PSOE y que no es descartable, pues suele ser muy habitual, que el propio PSOE se haya visto favorecido por el voto útil, en detrimento de Unidas Podemos.

Sí, el PP jugó la baza de engullir el voto de Ciudadanos, lo que ha conseguido sólo en parte, pero a costa de perder un porrón de votos por su derecha, en beneficio de Vox. Las elecciones han reflejado una clara mayor derechización de la comunidad. Por un lado, por los mensajes lanzados por el PP, en la línea de lo que está haciendo en el resto del estado, y por lo que representa Vox. Pero, ojo, a falta de conocer más sobre la abstención, que ha sido del 36'5%, lo que refleja es una clara desafección de más de un tercio de la población. Ha superado en más de 7 puntos a la de 2019. Puede considerarse como que habría afectado más a la izquierda y a una parte del electorado de Cs. 

¿El futuro? En el poco más de un año que queda para el año electoral de 2023, lo previsible es un gobierno del PP con Vox. Explícito o implícito. Lo primero es lo que desea y anunció ayer por la noche con contundencia Santiago Abascal, que adjudicó la vicepresidencia de la Junta a su candidato. Lo segundo va a ser, en un principio, lo que defienda el PP. Las consecuencias de lo primero son claras. Y las de lo segundo, también. 

Y ya fuera de la Comunidad de Castilla y León, la posición de Pablo Casado y su gente ha quedado debilitada internamente en el PP. Están por conocer los movimientos que lleve a cabo la presidenta de la Comunidad de Madrid, pero los hará y pronto. ¿Y en cuanto al futuro electoral del PP de cara a unas elecciones generales? Creo que Pedro Sánchez va a tener bastante que decir.

(Imagen: ABC).

viernes, 11 de febrero de 2022

11 de febrero de 1873: aniversario de la efímera Primera República española


Tal día como hoy se proclamó la Primera República española. Lo fue en un contexto peculiar, cinco años después del derrocamiento de la reina Isabel II y con ella de la dinastía borbónica. Fueron años convulsos, como ocurre en los momentos de cambio político o de intentos para que se lleve a cabo. Pero mejor será que nos vayamos al momento concreto, entre los años 1868 y 1874, para poder entender lo que fue, y en lo que quedó, la efímera Primera República.

La Revolución de 1868

Desde mediados de la década de los sesenta había aumentado el descontento político con los gobiernos moderados. A las medidas autoritarias y la corrupción se unió la crisis económica derivada en parte del fin de la primera fase de construcción del ferrocarril y el malestar en el campo, sobre todo en Andalucía, donde se estaban dando rebeliones campesinas. El descontento político se extendió a los otros grupos del sistema, como la Unión Liberal y el Partido Progresista, que firmaron en 1866 en Ostende (Bélgica) un pacto contra el gobierno e incluso contra la propia reina Isabel II.

En septiembre de 1868 se dio un nuevo golpe de estado, dirigido por el general Juan Prim, acompañado de una importante movilización popular, articulada a través de las juntas locales, poniendo fin al gobierno moderado y provocando la salida del país de Isabel II. En su tiempo se denominó Revolución Gloriosa y durante los seis años que le siguieron se fueron sucediendo cambios políticos de una manera rápida.

Partidarios del cambio fueron, además de unionistas y progresistas, que gobernaron hasta 1873, los conocidos como demócratas, que habían surgido en la década de los cincuenta desde las filas progresistas con el afán de introducir el sufragio universal y ampliar los derecho individuales. Los todavía débiles grupos republicanos también apoyaron el cambio, pero añadían sobre lo anterior una jefatura de estado electiva. En contra estaban los antiguos moderados y el carlismo.

En un primer momento el gobierno tuvo al frente al general Francisco Serrano, mientras se celebraron elecciones y se formaron unas Cortes constituyentes. Desde que se aprobó la Constitución, en junio de 1869, hasta febrero de 1873, cuando se proclamó la Primera república, destacaron como jefes de gobierno los progresistas Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla.

La Constitución de 1869 y el reinado de Amadeo I

La nueva Constitución, comúnmente caracterizada como democrática, fue la más avanzada hasta ese momento entre las españolas. Mantuvo la monarquía, pero introdujo importantes novedades, como fueron el sufragio universal masculino, una mayor separación entre los poderes, la reducción de las competencias reales, la separación entre la Iglesia y el Estado, o la ampliación de los derechos individuales (asociación, reunión, etc.). El Senado siguió siendo una cámara elitista, si bien, a diferencia de constituciones anteriores, era elegida por sufragio indirecto.

Teniendo en cuenta la marcha de Isabel II, quedaba vacante el trono.  Al año siguiente las Cortes debatieron sobre la dinastía que debería sustituir a la borbónica, donde no faltaron las presiones de las principales potencias europeas. Toda una concatenación de propuestas y vetos sobre los candidatos: Leopoldo de Hohenzollern, el duque de Montpensier, Fernando de Coburgo y Amadeo de Saboya. Finalmente se optó por este último, que se vio favorecido por la tradición liberal de su familia, reinante primero en el reino de Saboya, participante en el proceso de unificación italiana y finalmente reinante en la nueva Italia. Su principal valedor era el general Prim, pero su asesinato poco antes de la llegada del nuevo rey y la inestabilidad política permanente hicieron que su reinado fuera efímero: de noviembre de 1870 a febrero de 1873.

La inestabilidad derivada de la oposición de las fuerzas monárquicas, con una especial actividad del carlismo, y la evolución de la guerra colonial que se había iniciado en Cuba en 1868. En 1872 había surgido la conocida como Tercera Guerra Carlista, focalizada en las provincias vasco-navarras. Y en el caso de la isla caribeña, Carlos Céspedes y el general Máximo Gómez dirigieron un proceso que contó con el impulso de la burguesía criolla y tuvo el apoyo del campesinado, e incluso de la población esclava de origen africano.

La Primera República

La marcha del Amadeo I, el mismo 11 de febrero de 1873, conllevó la proclamación de inmediato de la Primera República. Su duración, sin embargo, fue corta, pues apenas llegó al año. Las Cortes, compuestas en ese momento por una mayoría republicana, se marcaron entre sus objetivos elaborar una nueva Constitución, en cuyo proyecto se contemplaba como principales novedades  la elección de un presidente y la organización federal del territorio.

Los gobiernos republicanos heredaron la inestabilidad política e incluso la vieron incrementada. Por un lado, por parte de las patrullas carlistas y, por otro, por las disputas entre los propios grupos republicanos. Una muestra de ello fue el que llegara a haber cuatro presidentes de gobierno en sus once meses de existencia: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.

Los intentos de los nuevos gobernantes por acabar o aliviar los problemas fracasaron. En el caso cubano, Pi y Margall quiso dotar de autonomía a la isla dentro de un estado federal, pero la guerra continuó incluso hasta 1878, con el correspondiente coste de vidas y económico elevado. 

Durante estos meses apareció en numerosas ciudades el cantonalismo, un movimiento político que defendía la máxima autonomía de los municipios dentro de una república federal. Tuvo en ciudades como Cartagena, Málaga o Cádiz (donde Fermín Salvochea llegó a ser alcalde) un gran alcance, y en algunos casos adquirió una dimensión social, al ser apoyado por los grupos obreros de carácter anarquista y socialista que iban naciendo.

Frente a la República se situó claramente el carlismo, que intensificó la guerra iniciada un año antes. No faltaron tampoco las conspiraciones militares alfonsinas, que apoyaban a Alfonso de Borbón,  hijo de Isabel II. Una de ellas, la del 3 de enero de 1874, protagonizada por el general Manuel Pavía, depuso al gobierno republicano. Con su caballo y sus tropas entró en la cámara de diputados, abriendo una periodo de provisionalidad, en el que, sin poner fin formalmente a la República, tampoco se proclamó la institución monárquica.

El gobierno del general Serrano

A lo largo de  1874 se dio una situación de interinidad política, con un gobierno presidido de nuevo por el general Serrano, hasta que el 31 de diciembre otro general, en esta ocasión Arsenio Martínez Campos y de nuevo mediante otro golpe de estado, abrió las puertas de nuevo a  la dinastía borbónica en la personas de Alfonso XII. Se iniciaba de esta manera el periodo de la Restauración.


Bibliografía orientativa

Aróstegui, Julio, Canal, Jordi y G. Calleja, Eduardo (2003). Las guerras carlistas. Hechos, hombres e ideas. Madrid, La Esfera de los Libros.
Artola, Miguel (1977). La burguesía revolucionaria (1808-1874). Madrid, Alianza.
Bahamonde, Ángel y Toro, Julián (1982). “El Sexenio Democrático, 1868-1873”, en La España de los caciques. Del Sexenio Democrático a la crisis de 1917, v. 10 de Autoría Colectiva, Historia de España. Madrid, Historia 16.
Cardona, Gabriel (1990). El problema militar en España. Madrid, Historia 16.
Clavero, Bartolomé (1984). Evolución histórica del constitucionalismo español. Madrid, Tecnos.
Fontana, Josep (1975). Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX. Barcelona, Ariel.
González Antón, Luis (1997). España y las Españas. Madrid, Alianza.
Lacomba, Juan Antonio (1973). La  I República. El trasfondo de una revolución fallida. Madrid, Guadiana.
López Cordón, María Victoria (1976). La revolución de 1868 y la I República. Madrid, Siglo XXI.
Marcuello Benedicto, Ignacio (1997). “Conservadurismo y desnaturalización del régimen constitucional en la época de Isabel II”, en Javier Tusell, Feliciano Montero y José María Marín (eds.), Las derechas en la España contemporánea. Barcelona, Anthropos.
Solé Tura, Jordi y Aja, Eliseo (1978). Constitución y periodos constituyentes en la España Contemporánea (1808-1936). Madrid, Siglo XXI.
Tomás Villarroya, Joaquín (1989). Breve historia del constitucionalismo español. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales.
Tuñón de Lara, Manuel (1976). Estudios sobre el siglo XIX español. Madrid, Siglo XXI.
Tuñón de Lara, Manuel (1985). El movimiento obrero en la historia de España, v. I. Madrid, Sarpe.
Tuñón de Lara, Manuel (dir.) (1988). Revolución burguesa, oligarquía y constitucionalismo (1823-1923), v. VIII de Historia de España. Barcelona, Labor.

(Imagen: "La Niña Bonita", de Tomás Padró, alegoría de la I República publicada en la revista satírica La Flaca).

miércoles, 9 de febrero de 2022

Viaje al sur, de Juan Marsé: la recuperación de una delicia narrativa perdida durante medio siglo



Hace unos días acabé de leer Viaje al sur (Barcelona, Lumen, 2020). Publicado pocas semanas después de su muerte, no se trata del último libro escrito por el narrador barcelonés, sino uno de lo primeros. Data de 1962 y 1963, después de  que hubiera realizado un viaje de un mes, entre el 29 de septiembre y el 26 de octubre, por tres provincias de Andalucía: Sevilla, Cádiz y Málaga. Dicho viaje fue un encargo del editor José Martínez, que dirigía por aquellos años en París la recién aparecida editorial Ruedo Ibérico, con la intención de dejar patente las condiciones de vida de buena parte del país y de una manera especial en Andalucía. Estuvo acompañado por el joven fotógrafo Albert Ripoll Guspi y por el escritor Antonio Martín, que debía haber acompañado a Marsé en la redacción del texto, pero que finalmente desistió por las desavenencias que tuvo con el propio Martínez. 

A lo largo de la narración puede leerse la descripción que hace de los pormenores de lo que sus ojos vieron, sus oídos escucharon y y también su corazón sintió. En el prólogo de lo que tenía que haber sido la primera edición del libro, en 1963, lo expresó con estas palabras: 

"Es difícil escribir una crónica del sur sin cierta amargura y  sin caer en la tentación de insultar a alguien. Las causas del abandono y la postración son demasiado evidentes".

Para, un poco más adelante, añadir:

"Andalucía, para el extranjero que la visita, acaso pueda ser una grata sorpresa y un nuevo amor. Para España es, entre otras cosas, como un amor perdido, la nostalgia periódicamente renovada de una feliz y fecunda convivencia que pudo haber sido y que nunca fue; algo entrañable que al país se le fue de las manos mientras crecía y luchaba -para perder, una y otra vez- contra la miseria y el atraso que siempre la han poseído; algo muy simple que yo empecé a comprender en la posguerra: el pan, el trabajo digno y la cultura".

Se ignoran los motivos por los que el libro no fue publicado y que finalmente quedara perdido -así, real- durante más de medio siglo y casi olvidado. El autor de la Introducción, Andreu Jaume, nos habla de ello, describiéndonos el proceso de búsqueda del manuscrito, todavía en vida de Marsé, e incluso de las fotografías que debían acompañar al texto. 

Tras el fracaso inicial en torno a lo primero en los archivos del Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam (precisamente donde se encuentra depositada buena parte de la documentación del Ruedo Ibérico), fue el propio Marsé el que le dio la pista definitiva: el título del libro se cambió, a petición de José Martínez, por el de Andalucía, perdido amor, y  el nombre que debía figurar como autor era el pseudónimo Manolo Reyes. Curioso, pues este último fue el nombre de pila de uno de sus personajes literarios más conocidos de la obra de Marsé, al que acompañó con el sobrenombre del Pijoaparte. Curioso también, porque dicho personaje coincide en sus orígenes y tiene cierta inspiración en un muchacho que aparece durante su visita a Ronda, al que se conoce con el nombre de el Chato.

¿Por qué no se publicó el libro?  En el epistolario, o parte de él, que aparece en el Apéndice de la edición de 2020 aparece información interesante acerca de las vicisitudes previas, durante y posteriores por las que pasó Marsé, con especial presencia de José Martínez. Deja caer al final las dificultades financieras de Ruedo Ibérico, pero también que el resultado final no fue del agrado del editor 

Entre las localidades que visitaron Marsé y sus dos compañeros de viaje se encuentra Barbate -cuando tenía como añadido en su nombre el apellido del dictador-. Realizada tras su estancia en Vejer y de camino hacia Tarifa, fue una visita corta, pero muy jugosa y centrada en la barriada del Zapal. Aunque no lo dice, pudo haberla hecho a indicación del novelista sevillano Alfonso Grosso, que en 1963 publicó su novela Testa de copo, con Barbate y su Zapal como escenario principal. El tratamiento que hace de lo que vio resulta impactante, como lo son también las fotografías de Albert Ripoll Guspi. Si su número supera, con diferencia, a las de otras localidades, algunas resultan triste y paradójicamente de una gran belleza. Y una muestra, la que aparece al principio de la entrada, en la parte derecha. 

Leer Viaje del sur es una delicia, pese al dramatismo más o menos explícito que refleja a lo largo de sus más de 200 páginas. Ayuda ese sentido del humor, entre ácido y contenido, con que narra magistralmente algunas de las situaciones. Nos transporta a ese tiempo en el que empezaban a relucir los primeros brotes del desarrollismo económico aplicado por el régimen franquista desde pocos años antes, mientras perduraba el paisaje agreste de la dictadura, el rancio caciquismo o la crónica miseria social y cultural. 

Lo que ofrezco a continuación son algunos fragmentos, a modo de fogonazos, de cada una de las localidades que visitó Marsé. Una muestra que pone de relieve la maestría narrativa de la que hizo uso cuando empezaba a abrirse camino en el mundo literario y antes de que fuera ocupando un espacio de relieve. 

Sevilla     

"El Cerro del Águila está de fiestas. VIVA LA VIRGEN DE LOS DOLORES, reza un gran cartel en la entrada de una calle. Es un barrio grande y bullicioso, de casas bajas pintadas con colores tiernos, azul, rosa y blanco, barrio de obreros que produce emigrantes en cantidad considerable. Se ven muchachos endomingados, con trajes estrechos de color crema, buena planta y mirada impertinente, chulos, presumidos, haciendo posturas no según dictamen de la última moda más o menos cinematográfica o introvertida, sino al estilo clásico de barrio, relumbrón de inmediato y con un poco de mala leche, el viejo estilo del que aprendió muy pronto que si algo hay que sea enteramente suyo, ese algo lo tiene entre las piernas" (p. 94).

Jerez de la Frontera

"En el arrabal Federico Mayo (El Chicle) los troncos de los árboles están encalados. A fondo de alzan los modernos edificios del barrio de Santo Tomás. Nos hallamos en una carretera polvorienta y rodeada de lomas cubiertas de cardos. Aplanada y remachada, la hojalata de algunas chabolas centellea al sol. Hay un sendero que baja hasta la vía del tren, en dirección a un grupo de viviendas baratas. Llevamos ya dos niños pegados a nuestros talones, que nos piden fotos y perras chicas o gordas. Una morenita de unos cinco años, completamente desnuda, sale corriendo de la puerta de su casa y se da de narices con nosotros. Tras ella aparece una joven gritando: '¡Negra! ¿ven aquí enseguida...!'. La joven se queda inmóvil al vernos, le decimos 'Buenas tardes', sonríe francamente y se lleva una mano al escote con rapidez" (p. 115). 

Sanlúcar de Barrameda

"Por la noche recorremos las tabernas, nos damos una vuelta por el paseo que conduce a la playa, y, al regresar, en la misma calle mayor, vemos a un viejo encogido y borracho, con los brazos en alto en medio de la calle y chillando cono un indio, De momento se dobla por las rodillas, se deja caer al suelo y grita: '¡Viva cristo rey! ¡Muera el comunismo!', una y otra vez. Nadie le hace caso. El hombre se levanta del nuevo y se encara con nosotros: '¡Sí, señor! ¡He dicho viva Cristo rey! ¡Qué pasa! ¿Eh?'" (p. 122).

Rota

"Es de noche. La gente se ha lanzado a las calles, hay atracciones y altavoces que producen un ruido infernal. La banda municipal, en el pasacalle, interpreta el himno americano 'Estrellas y barras'. El cura se pasea risueño y festivo, parándose aquí y allá para saludar a sus feligreses. Le acompaña un hombre mudo y simiesco con pinta de sacristán decimonónico, que lleva en brazos una estatuilla de la Virgen de Fátima y vende números de una rifa. Vagando como sonámbulos entre las mesas de las terrazas y en torno a los americanos hay niños desarrapados que miran con odio, con ojos inyectados de sangre, con manos callosas y rostro de hombres acabados" (p. 144).

El Puerto de Santa María

"Le preguntamos [al cura] qué barrio es este y nos dice que el barrio de Santa Clara. Le hago observar que el barrio de santa Clara, a mi entender, cuenta con un material humano formidable, pero que vive hacinado y pésimas condiciones: ¿quién se ocupa de esas cantidades impresionantes de chiquillos que corretean por las calles? ¿Qué problemas plantea la promiscuidad? El simpático cura, o entiende mal el comentario, o bien lo simula: porque dice que sí, que efectivamente este es el barrio obrero más importante de El Puerto, y si la gente, si vive en hacinada y tantos críos, solo se debe a que, por fortuna y gracias a Dios, estos buenos matrimonios de trabajadores no se han enterado aún de esa diabólica teoría moderna del 'hijo único', idea francesa, seguramente, y nada cristiana" (p. 151).

Cádiz

"Nos alojamos en una pensión muy barata del barrio de Santa María. Luego, lo primero que hacemos es ir en busca de G. G., poeta y redactor literario de una emisora de radio. Es un joven muy simpático, pálido, de baja estatura, soltero, nervioso y con unos ojos negrísimos y parlanchines en medio de unas facciones orientales. Por la tarde G. G. se para al paso de las mujeres entradas en carnes. está muy contento con nuestra llegada:
-¡Qué alegría! Ya tenía ganas de cambiar impresiones con gente de letras... de Madrid o de Barcelona. Aquí es que somos cuatro gatos los que vivimos de la pluma.
-¡Ah, pero ¿vivís de la pluma?
Como en la mayoría de los poetas andaluces que hemos conocido, en él también las ansias de fama y el sentido 'aristocrático' de las letras, de élite, es desmesurado y conmovedor" (pp. 164-165).

Chiclana de la Frontera

"Los arrabales de Chiclana: casas encaladas, sobre un terreno desigual y enfangado, muchos niños desarrapados en las calles y en los interiores sombríos, chumberas y pitas, luce un gran sol, hay un estallido de luz en la cal de las paredes. Nos acompaña Pepe Virués. Al pasar por la calle de los Obreros, Pepe nos dice que lo malo de la gente de este barrio no es que viva tan pobre, sino tan sucia..., y que la visita no tiene, desde luego, ningún interés. Sentados a la sombra de los portales hay algunos hombres adormilados, con chiquillos entre las piernas. La mayoría son braceros, según nos explica Pepe, y de aquí sale toda la emigración.
-Son unos vagos -dice nuestro querido bodeguero-. Mejor que se vayan al extranjero. Y es lo que yo digo, el que en Chiclana es un vago y un inútil lo es en todas partes del mundo, y aunque se vaya a Alemania o a Francia, lo seguirá siendo" (p. 181).

Vejer de la Frontera

"En un barrio extremos una manada de niños nos asalta de pronto- '¿Lo inglece, ya vienen lo inglece!', gritan cambiándonos la nacionalidad, una vez más. Las muchachas asoman la cabeza en los portales y luego se esconden, tapándose el escote de sus pobres vestidos con las dos manos o apretándose las faldas sobre las rodillas como si nosotros fuéramos el mismo viento o el mismísimo diablo. Graves, dignos, llenos de  mala leche y de hombría lastimada, algunos campesinos nos miran directamente a los ojos, sin un pestañeo" (p. 193).

Barbate de Franco

"El Zapal es un extenso barrio de chabolas, un amontonamiento dantesco de maderos y hojalata, con tres mil quinientos habitantes. Está junto a la playa y es antiguo barrio de pescadores. Se trata de uno de los espectáculos más miserables de chabolismo andaluz que hemos visto jamás.  El barrio se extiende de una manera sorprendente e imprevista, diría que lentamente, como una negruzca mancha de aceite,  y llegamos a él caminando sobre una arena sucia y pegajosa. Alberto saca algunas placas con prudencia, sin atreverse todavía: hay en la entrada tres hombres que nos miran severamente en silencio. Tras ellos, el abigarrado amontonamiento de barracas hechas con planchas y cajas de madera desfondadas parece que amenaza caérseles encima" (pp. 201-202).

Tarifa

"El cordón de la ciudad, el del litoral sobre todo, está aún provisto de chabolas y lleno de niños que juegan con el fango, hombres ociosos que pasean con las manos en la espalda y la vista baja, borricos trotando, mujeres de rostro curtido y manos de hombre, que trabajan en las fábricas de salazones o que remiendan redes. El olor de esas fábricas de adobe de pescado, esparcido por el viento, invade la ciudad de punta a punta" (p. 222).

La Línea de la Concepción

"La imponente silueta del Peñón domina la ciudad. En la Línea hay un mercado fabuloso. Vemos gitanos vendiendo ristras de ajos y largas cañas peladas, castañas asadas en chimeneas de ollas superpuestas, y sobre papeles de periódico extendidos sobre el suelo se venden botones, cintas, increíbles peines de plástico, hierros viejos, cerámica, etcétera. Los niños venden lotería, recorriendo calles y tabernas con los ojos rastreando el suelo por si encuentran algo. Algunos de estos niños llaman la atención por su extraña indumentaria, al principio difícil de catalogar; al cabo, uno descubre que son dechados de los ricos: saharianas de lujo apenas reconocibles, hechas jirones, botas de vaquero, abrigos a cuadros con capucha a la espalda, jerséis de tenis que un día fueron blancos"
(pp. 235-236).

Algeciras

"El mencionado grupo lo forman u viejo alto y erguido, de noble rostro, con barba, que tiene un extraordinario parecido con Juan Ramón Jiménez. es tan asombrosa su semejanza con el poeta de Moguer que desde el primer momento, al referirnos a él, le llamamos Juan Ramón. Le acompañan dos jóvenes rubios, tostados por el sol marino, de ojos azules, con anillas de metal en las orejas y gorra de capitán, uno de ellos luciendo una preciosa barba románica. El cuarto es el  negrito Chocolate, de Ceuta, futbolista y esporádico acompañante de ingleses. Viven todos en el yate de Juan Ramón, anclado en el muelle, y llevan ya más de dos meses aquí. Juan Ramón, que es un inglés muy rico y amante de las aventuras del mar, se ha traído con él a los dos jóvenes de ojos azules y formidable disposición muscular, y en Ceuta parece ser que pescó al negrito Chocolate. No hace falta decir que Juan Ramón es para ellos un padre.
(...)
El Chocolate está algo triste: dentro de pocos días perderá a sus amigos; el yate -¡ay, ese yate, con qué ojos debe de haberlo devorado el Chocolate cuando lo vio por primera vez!-, el yate se marcha a latitudes más cálidas, a Mallorca. Y los grandes ojos blancos de Chocolate se quedan fijos, viendo navegar el yate, dejando sobre las aguas azules la blanca estela...
-¿Y tú no vas con ellos? ¿No quieren llevarte? ¿Por qué?
El negrito Chocolate no contesta" (pp. 233-234)

Ronda

-"Que no vas a poder, chico. Solo queremos que nos indiques un sitio para dormir... ¿Oyes?
Nos contesta con un gruñido. Ya se las ha arreglado para bajar el equipaje del tren y se dirige hacia la salida sin hacernos caso. Por el camino se pone a lloviznar, y el chico, cojeando, hundido bajo el peso de las maletas, empieza a desgranar una ronca letanía de tacos. Miguel Fernández Galán, más conocido como el Chato, tiene dieciséis años, es pequeño y fuerte, cabeza grande y aviejada, entroncada con la más pura tradición picaresca. Su rostro es un oscuro y vasto retablo de muecas en torno a los dos enormes agujeros de la nariz, y tiene una terrible y profunda voz cascada por el vino. El Chato es maletero y ocasionalmente guía de turistas. En Ronda hay una auténtica escuela callejera de guías turísticos" (p. 240).

Marbella

"Almorzamos en el bar Agrícola -callos y pescado frito-, rodeados de campesinos, camioneros desocupados y obreros de la construcción. La mayoría de estos come siempre en el misma obra comida que les han preparado en sus casas. Las conversaciones versan especialmente sobre cuestiones de trabajo y sueldos: lo que se paga mejor, búsqueda de empleo, dónde hay más trabajo a largo plazo. Hablar de familiares o amigos que están aquí o allá, que se han ido o han vuelto, a los que les ha ido bien o mal. Es un denso mundo de idas y venidas, de citas, de encuentros casuales y de pasos perdidos" (pp. 270-271).

Fuengirola

"Las terrazas de algunos cafés muestran restos de la reciente animación veraniega: farolillos japoneses rotos, desventrados, y banderitas comidas por el viento y la lluvia, sillas descoloridas, cojas y amontonadas en un rincón. Más tarde llegan dos matrimonios ingleses para tomar el té; son bastante viejos, calmosos, dignos, serenos, muy sensibles a la caricia del sol aunque sea débil, dándole siempre la cara y levantando la barbilla (hacen mil operaciones para colocar las sillas en la posición perfecta) con una inefable inmovilidad de estatuas sin ojos. Se retiran temprano para dormir" (pp. 274).

Málaga

"El Perchel está compuesto de apretujados bloques con decenas de familias dentro. Vemos patios interiores con lavaderos colectivos, alineados hasta el fondo, tostaderos de castañas, viejas sentadas en rincones, ropa tendida, camas asomando casi en los portales. Como en tantos sitios semejantes, entre sus moradores se dan curiosas y sorprendentes contradicciones: en mitad de un callejón donde todo rezuma suciedad y miseria se puede ver a un grupo de muchachos desastrados que dan los últimos toques de limpieza y cuidado a una motocicleta deslumbrante, novísima y reluciente, una bella máquina que parece de otro mundo y que ellos contemplan y miman en medio de semejante decorado de pobreza; y también a esa muchacha sucia y pizpireta que camina airosamente con un pulcro y níveo cancán doblado en un brazo y llevando en las manos unos finos zapatos de tacón alto propios para una recepción" (pp. 280-281).

Torremolinos

"Nos hallamos en la médula del dulce escándalo. Torremolinos es la nota más aguda y estridente de este largo y alucinante grito compuesto por miles de exquisitas voces que es la Costa del Sol.
(...)
Hay algunas casitas de pescadores arrimadas a la falda rocosa que cierra la playa, casitas bajas, algo deterioradas pero espaciosas, que permanecen enclavadas en tierra firme con un extraño aire de infantil terquedad: sin duda, el imperialismo hotelero y urbanizador no es aún tan fuerte como para echarlas (o tal vez no quiere por considerarlas típicas y decorativas de cara al turismo). Más allá, a un extremo, por el lado de Málaga, caravanas de burros transportan arena que vacían frente a las obras encaradas al mar. La playa, bañada por la luz cruda del otoño, está cerrada por un alto círculo rocoso donde también se construye frenéticamente.
En un quiosco, junto al bar Pedro's, compramos la prensa de la mañana: un hombre joven, con camisa oscura de cuello abierto y mangas recogidas, pinta de chulo en el paro, tiene un periódico en las manos y comenta con unos amigos:
-¡Mirad, ya se han cagado los rusos! ¿No os lo dije? Los barcos dan marcha atrás. ¡Qué gente más gallina!" (p. 288). 

domingo, 6 de febrero de 2022

La luz que apagó el farero de Torre del Mar para encender la vida


Hoy me he reencontrado después de más de tres décadas con el paseo Marítimo Torre del Mar, una localidad que forma parte del municipio de Vélez-Málaga. Su aspecto ha cambiado ostensiblemente, pero allí permanecen, en lo que fue el extremo oeste, sus dos faros: el viejo, con su pequeña casa del farero, y el nuevo. Estos días, con motivo del triste aniversario de "la Desbandá" -ya va para 85 años- he podido leer en algunos periódicos un hecho que desconocía: la audacia que tuvo el farero, Anselmo Antonio Vilar García, para mantener el faro apagado durante varios días de febrero de 1937, mientras decenas de miles de personas huían  desde la capital malagueña y otros municipios de la provincia hacia Almería. Un acto que evitó el bombardeo nocturno en uno de los tramos de la carretera, el situado entre las localidades de Almayate a Caleta de Vélez, hasta que las tropas sublevadas ocuparon Torre del Mar. Y un acto que tuvo un final dramático para su persona, porque, detenido de inmediato, fue fusilado inmisericordemente durante la noche del 9 al 10 de febrero. Se ha escrito de él que apagó la luz para encender la vida. Por pocos días, es cierto, pero los suficientes para que con su audacia pueda cumplirse eso que Luis Cernuda dejó inmortalizado en algunos de sus versos: "uno, uno tan sólo basta / como testigo irrefutable / de toda nobleza humana". Y es que, en medio de tanto dolor y tanta tristeza, otro poeta, el peruano César Vallejo, no dudó en decir: "¡Málaga, que estoy llorando! / ¡Málaga, que lloro y lloro!". 


(Para saber más: Jesús Hurtado Navarrete, "Anselmo Antonio Vilar García", en https://www.todoslosnombres.org/content/biografias/anselmo-antonio-vilar-garcia; Carmen Villar, "Anselmo Vilar, el farero que apagó la luz y encendió la vida", 21-01-2022, en https://www.laopiniondemalaga.es/axarquia/2022/01/21/anselmo-vilar-farero-apago-luz-desbanda-malaga-28000918.html; y Néstor Cenizo, "El farero que apagó la luz para salvar a los huidos de La Desbandá", 5-02-2022, en https://www.eldiario.es/andalucia/malaga/farero-apago-luz-salvar-huidos-desbanda_1_8715093.html).

viernes, 4 de febrero de 2022

Decreto ley sobre la reforma laboral: la votación, más que unos errores encadenados

Hubo un error en el primer anuncio hecho por Meritxel Batet, presidenta del Congreso, tras la votación sobre el decreto ley, para luego corregirlo. Lo hubo también en la acción mecánico-telemática realizada por del diputado que marcó "SÍ" a lo que que tenía que haber dicho "NO", llegando incluso a errar en otras dos votaciones. 

Pero no fue error que los dos diputados de UPN votaran de una manera diferente a lo que se había decido en la dirección de su partido, llegando incluso a anunciarlo en varias declaraciones públicas durante la misma mañana y, al parecer, en privado a miembros de su dirección. Incumplieron una directriz -lo que puede ser discutible-, pero -lo que es peor- ante todo lo que hicieron fue mentir o engañar públicamente a la gente. 

Tras el error de la presidenta del Congreso, me quedo con varias imágenes y sucesivas. La primera de ellas, la forma tan rápida con la que saltaron las bancadas del PP y Vox cuando se dijo que la reforma laboral quedaba derogada. De inmediato, las caras de sorpresa de Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz por lo inesperado. Acto seguido, el alborozo en las bancadas del PSOE y Unidas Podemos cuando escucharon la rectificación en boca de la presidenta del Congreso. Y finalmente, ya pasado un tiempo, el semblante de Cuca Gamarra, enfadada y atropellada a veces en sus palabras, durante su alocución ante la prensa, queriendo hacer(nos) ver que había habido un atropello a la democracia y anunciando -una vez más- que acudirían a los tribunales.

Lo cierto es que el decreto ley ha sido ratificado por el Congreso. Con el apoyo por parte de Ciudadanos, además de otros grupos menores: Más País, Compromís, Coalición Canarias, Nueva Canarias, Teruel Existe y Partido Demócrata de Catalunya. Y con el rechazo del PP, Vox, UPN y Foro Asturias, por la derecha; los grupos nacionalistas de izquierda ERC, EH-Bildu, CUP y BNG; y los nacionalistas conservadores PNV y Junts per Catalunya. 

Después de todo lo visto, leído y oído me pregunto varias cosas, pero principalmente dos. Veamos. 

Una es el porqué en determinadas circunstancias "extremas" el PP siempre saca a relucir unas cartas marcadas. Por ejemplo, en 2003, en la Asamblea de Madrid, con el "tamayazo", cuando dos diputados del PSOE impidieron la investidura del candidato de su partido y dinamitaron el acuerdo entre el PSOE e IU, lo que abrió las puertas de Esperanza Aguirre. O lo ocurrido hace un año, esta vez en la Asamblea de Murcia, cuando dos tránsfugas de Ciudadanos pactaron con el PP y evitaron una moción de censura contra el presidente de la comunidad. Después de lo visto ayer, con otros tránsfugas de por medio, me pregunto si esos dos diputados de UPN no han cumplido el mismo papel.

Y la segunda pregunta tiene que ver con el comportamiento no tanto de CUP y BNG, que han apoyado en pocas ocasiones al gobierno de coalición, como de ERC y EH-Bildu. Su voto contrario a la propuesta del gobierno de coalición ha estado a punto de echar por tierra -si es que el recurso judicial del PP no acaba saliendo adelante- los aspectos positivos que ofrece el decreto ley sobre reforma laboral para importantes sectores de los trabajadores y las trabajadoras. Quizás confiaron que iba a salir adelante y su voto contrario les iba a dar un amplio margen electoral  desde su "purismo" doctrinal. Algo que no deja de ser una postura ventajista, pero peligrosa.

Pues ya está. A esperar a los tribunales. El tercer poder que ya sabemos quién lo controla.

miércoles, 2 de febrero de 2022

En el Día Internacional de los Humedales, seguir insistiendo para recuperar la laguna de La Janda


Han sido dos veces las que he transitado por el interior de lo que en su día fue la laguna de La Janda. En las dos ocasiones lo he hecho con motivo del Día Mundial de los Humedales, por lo que el motivo de mi presencia estaba relacionado con la reivindicación se su recuperación como el espacio natural perdido a finales de los años cincuenta. 
En 2019 le dediqué la entrada "Paseando, y reivindicando, por las lagunas de La Janda", recordando la fascinación que me suscitó cuando llegué, para instalarme, a estas tierras del sur peninsular, allá por 1989. 

El sábado pasado asistí a un acto reivindicativo, relacionado con el Día Mundial de los Humedales y convocado por varios grupos ecologistas de la provincia. Y de nuevo teniendo a la laguna de La Janda como foco de atención. En esta ocasión participé en el acto que tuvo lugar en Barbate, uno más de los que  sucesivamente se llevaron a cabo en otros municipios de la comarca.

Y es que sigue pendiente la recuperación de un espacio natural que en las décadas de los cuarenta y cincuenta sufrió el proceso de desecación con fines económicos que acabó con buena parte de su valor ecológico y, en cierta medida, único. La fiebre desarrollista de esos años hizo que se reconvirtiera en unas tierras de labor con aprovechamiento intensivo. Además, el régimen franquista dejó en ellas otra de sus marcas: el latifundismo. Y así, hasta nuestros días.

Lo que fue la laguna es hoy una impresionante hondonada vacía que se sitúa entre la suavidad de las alturas que la rodean: las sierras de San Bartolomé y Fates, al sureste; las de la Momia y Blanquilla, al noreste; la loma de Benalup-Casas Viejas, al norte; el cerro de Vejer de la Frontera y la sierra de Granada, al oeste; y la sierra del Retín, al sur. Estamos en realidad ante un humedal conformado por un complejo de lagunas de diferentes tamaños, que reciben, a su vez, sus nombres como Jandilla, Espartinas, Rehuelga o La Janda, siendo esta última la de mayor extensión. De ahí que, con mayor propiedad, resulte más correcto utilizar la denominación en plural. 

Las lagunas ocupan una depresión de origen tectónico, formadas en la etapa final de la era Cuaternaria, la del Holoceno, cuando se obstruyó la salida al mar de las aguas provenientes de varios ríos: el Barbate, el principal, pero también el Celemín y el Almodóvar. Dependiendo de la estación del año, la ocupación de las aguas de las lagunas variaba, pero en todo momento era un medio donde la diversidad de flora y fauna, especialmente de aves, se erigía en su principal riqueza. 

Pese a la ocupación principal que tiene con fines agrícolas, sigue siendo un lugar de paso de las aves que migran estacionalmente entre los continentes europeo y africano, dada su ubicación estratégica en la parte más meridional de la Península y en el entorno del estrecho de Gibraltar.



martes, 1 de febrero de 2022

"La versión porcina del asalto al Capitolio"

Sí, ésa ha sido la definición que ha hecho Juan López de Uralde. diputado de Unidas Podemos, por lo ocurrido ayer en el Ayuntamiento de Lorca (Murcia), que está gobernado por una coalición del PSOE y Cs. Sí, ese asalto a la sede de la institución municipal por parte de un grupo de ganaderos, con la presencia de varios cargos del PP y Vox, cuando se iba a tratar una modificación del PGOU sobre la ubicación de las nuevas instalaciones agrícolas y ganaderas, dentro de la normativa existente, evitando su cercanía tanto a los núcleos urbanos como a los espacios con acuíferos, manantiales o cursos de agua. El portavoz de IU en el Ayuntamiento de Lorca ha denunciado la manipulación llevada a cabo por la extrema derecha, al "más puro estilo Trump", así como las graves amenazas que han recibido los representantes municipales que apoyan la medida. Murcia es una de las comunidades más gravemente afectadas por la contaminación de aguas, tanto subterráneas como superficiales, como consecuencia del abuso de prácticas intensivas en la agricultura y la ganadería. La muestra más llamativa de todo eso es la situación del Mar Menor, rebosante de elementos químicos tan perniciosos que han destruido su ecosistema. En efecto, siguiendo a López de Uralde, ya tenemos aquí la versión española de lo ocurrido hace un años en la capital del imperio.