El diario Público sacó ayer una encuesta realizada por el gabinete demoscópico Sináptica acerca de la forma de la jefatura del estado, bien manteniendo la forma monárquica de la actualidad o bien dotándose de una republicana. Llevada a cabo durante los días del confinamiento ocasionado por el covid-19, las preguntas se han referido también a la conveniencia de realizar un referéndum que lo decida y al papel jugado por la monarquía desde la última restauración. A ello hay que unir distintas variables, como son el grupo político, el sexo, la edad o el tamaño del municipio, que ayudan a conocer mejor el estado de opinión en la sociedad española. Y la verdad es que los resultados son demoledores para la monarquía.
Monarquía versus república
Del total de personas encuestadas el 51% ha dado su preferencia por la república frente al 34% de la monarquía, lo que supone una diferencia, nada desdeñable, de 17 puntos.
Por grupos políticos la opción republicana es la preferida por las personas que han votado a los de izquierda, estando encabezada por ERC (100%) y Unidas Podemos(89,7%), y quedando por debajo el PSOE (54,8%). La monarquía no obtiene ningún apoyo por parte de quienes han votado a ERC, apenas es preferida entre quienes lo han hecho por Unidas Podemos (4,9%) y suben bastante en el electorado del PSOE (38,9%). Aunque entre los votantes de este partido la opción republicana está 15,9 puntos por encima de la monárquica, no deja de ser llamativo que esta última supere la media en 4,9 puntos.
En el caso de los partidos de la derecha, ocurre lo contrario, siendo el electorado del PP el más claramente monárquico (71,2%) y el que menos ha optado por la república (14,9%). Le siguen Vox, con el 66,8% y 21,5%, y Ciudadanos, con el 51,4% y 28,1%, respectivamente.
En el resto de las variables, la república es siempre la opción preferida.
Las mujeres la hacen sobre la monarquía en una relación de 51,5% a 32,8%, que supone 18,7 puntos por encima; y los varones, de 51,7% a 36,6%, esto es, 15,1 puntos por encima.
Por edades: en el grupo 18-34 años el 58,9% prefiere la república, superando en 36,1 puntos a la monarquía; en el grupo 35-49 años, 46'8% y 19,9 puntos, respectivamente; en el de 50-64 años, 50,7% y 14,1 puntos; y en el de 65 años y más, 50,9% y 7,4 puntos.
Y atendiendo al tamaño de los municipios, en los menores de 10.000 habitantes la república es preferida por el 58,9%, superando en 20,7 puntos a la monarquía; en los que están entre 10.000 y 50.000 habitantes, 47,1% y 11,1 puntos, respectivamente; en los situados entre 50.000 y 500.000 habitantes, 52,2% y 14,6 puntos; y en los que superan los 500.000 habitantes, 54,4% y 25,7 puntos.
Valoración de la restauración monárquica
Aquí de nuevo la monarquía se ve castigada: tan sólo el 29,6% hace un valoración positiva de lo que ha supuesto la segunda restauración de la institución, acaecida a finales de 1975, frente al 39,2% que lo hace negativamente, lo que supone una diferencia de casi 10 puntos. Llama la atención, no obstante, que es en esta pregunta donde las personas entrevistadas han manifestado mayor grado de indecisión, pues el 26,1% ha contestado que ni una cosa ni otra.
Por grupos políticos, sólo para quienes han votado a los de la derecha la restauración ha sido positiva: el 64,4%, en quienes han votado al PP; el 55'8%, a Vox; y el 51,4%, a Ciudadanos. Hay algunas diferencias entre quienes lo han hecho negativamente: 12,2%, en el PP, y 13,8%, en Vox, mientras que en Ciudadanos sube hasta el 20,8%.
La valoración es claramente negativa entre quienes han votado a ERC (83,6%) y Unidas Podemos (71,4%); que, por el contrario, apenas lo hacen positivamente: 3,4% y 7,7%, respectivamente. Diferente es el caso del PSOE, donde su electorado valora más positiva (31,9%) que negativamente (29,4%) el papel jugado por la institución monárquica, si bien con una diferencia de apenas 2,5 puntos.
Tanto en las mujeres como en los varones se valora negativamente por igual: 39,2%, aunque en éstos un 35,2% lo hace positivamente y en aquéllas, un 24,4%. Por otro lado, las mujeres, con un 30,5%, muestran un mayor grado de indecisión frente al 20,3% de los varones.
Por edades, la mayor valoración negativa se da en el grupo de 18-34 años, con un 47,6%, lo que supone una diferencia sobre la positiva de casi 30 puntos; en los grupos 35-49 y 50-64 años se valora negativamente por un 36,9% y un 36,8%, superando a la positiva en 6 y 2,9 puntos. Sólo en el grupo de 65 años y más lo positivo (36,5%) supera a lo negativo (35,2%), aunque con una escasa diferencia de 1,3 puntos. Por lo demás, el grado de indecisión en los tres grupos es muy homogéneo, oscilando entre el 25,4% y el 27,2%.
En cuanto al tamaño de los municipios, en todos los tramos la restauración monárquica se valora más negativa que positivamente. Lo primero resulta muy homogéneo: 39,3%, en los menores de 10.000 habitantes; 39,6%, en los situados entre 10.000 y 50.000; 38,5%, entre los de 50.000 y 500.000; y 39,8%, en los de más de 500.000. Las diferencias, sin embargo, varían: son mayores en los tramos de menos habitantes (12,7 puntos) y de más habitantes (15,5 puntos); mientras que son menores en los tramos intermedios: de 8,4 en los municipios de 10.000-50.000 y de 6,2 puntos en los de 50.000-500.000.
Decidir o no mediante una consulta ciudadana
La tercera de las preguntas de la encuesta tiene que ver con la necesidad o no de que la forma de jefatura de estado se decida mediante una consulta a la población. Y aquí, de nuevo, entre la mayoría de las personas encuestadas se prefiere que así sea: 58,2% frente al 28,9%, que suponen 29,3 puntos de diferencia.
Por grupos, el electorado de izquierda es bastante más receptivo a la consulta. En dos casos, abrumadoramente: el 96,6% de ERC y el 92,6% de Unidas Podemos. Y en menor medida en el del PSOE: el 59,4%, que está 30,3 puntos por encima de quienes no la defienden.
Lo contrario ocurre con quienes han votado a dos grupos de los grupos de la derecha: el 65% de Vox; y el 59,5% del PP. Es una excepción el caso de Ciudadanos, pues el porcentaje de quienes prefieren la consulta, el 46%, supera al de quienes la rechazan, que son el 39%.
Las mujeres defienden la consulta en un 59,3% y los varones, en un 57%.
Por edades en todos los grupos ocurre lo mismo: en el de 18-34 años, el 64,2%; en el de 35-49 años, el 54,5%; en el de 50-64 años, el 59,7%; y en el de 65 años y más, el 54,1%. Resulta llamativo el grupo más joven, con 43,1 puntos por encima, mientras que en el resto oscilan entre los 30,6 puntos del grupo de 50-64 años y el 24%, aproximadamente, de los otros dos.
Finamente, por tamaño de los municipios, en los que tienen menos de 10.000 y más de 500.000 habitantes se muestran favorables a una consulta el 57%; en los que tienen entre 10.000 y 50.000 habitantes, el 59,5%; y en los de 50.000-500.000, el 58,5%. Las diferencias son mayores en los municipios con menos de 50.000 habitantes, con algo más del 30%; y son menores en los otros dos: 26,5%, en los de 50.000-500.000 habitantes; y 28,2%, en los de más de 500.000.
Para acabar
Los datos que aportan Público y la empresa demoscópica Sinóptica son bastantes negativos para la monarquía. Sólo en la variable de grupos políticos, y gracias a los tres partidos de la derecha, mantiene importantes apoyos. La posición del electorado del PSOE es más contradictoria, pues, aunque ya está optando mayoritariamente por la república, no lo hace de una forma abrumadora. Además, sigue manteniendo el reflejo del papel positivo jugado por la monarquía durante la segunda restauración. No debemos olvidar que este partido ha sido el principal valedor de esa institución, donde ha mezclado el pragmatismo y, sobre todo, el sometimiento a los poderes fácticos del estado y del sistema. De alguna manera ha sido el que dado significado a eso del "juancarlismo".
Que las generaciones más jóvenes, por debajo de los 35 años, sean las que manifiesten menor apego a la monarquía dice mucho, porque no dejan de ser el futuro. Sorprende, incluso, que la monarquía no sea lo preferido en el grupo de más edad.
No debemos perder de vista dos cosas. Una, el cada vez mayor desprestigio de la figura del Juan Carlos I, rey emérito, cuasi beatificado por algunos sectores de la sociedad hasta hace unos años. Sus reiterados escándalos, en los que de menos son los asuntos de faldas y cacerías como de corrupción económica, ya le obligaron a tener que aceptar hace seis años la abdicación de la corona en favor de su hijo. Lo último está siendo su procesamiento en Suiza por movimientos bancarios relacionados con negocios turbios entre países y el cobro de las comisiones correspondientes, y la aparición de noticias sobre cuentas corrientes en paraísos fiscales.
La otra, que Felipe VI tampoco ha sabido estar a la altura de las circunstancias requeridas para que la institución recupera el prestigio perdido. No lo estuvo en la crisis de Catalunya, donde se posicionó a favor de la mano dura. Y tampoco lo está haciendo en la actual situación de emergencia relacionada con el covid-19. En su contra está el hecho de aprovechar esa situación para anunciar, un año después, que renunciaba a la herencia económica de su padre. Como también está en el debe el que apenas haya dado la cara y mostrado empatía ante el drama general de la pandemia y las graves secuelas que está generando.
En pocas encuestas hay atrevimiento a la hora de mostrar lo que la gente piensa sobre la monarquía y la posibilidad de que la república la sustituya. Pero, por lo que estamos viendo, cada vez resulta más claro que lo que la gente quiere es un cambio. Y, además, ejerciendo un derecho democrático: votando.