Esto de los títulos universitarios está resultando cada vez más polémico en el mundo de la alta política. En los casos que vamos conociendo los currículos pueden resultar sorprendentes. De Cristina Cifuentes, Pablo Casado, Carmen Montón... hemos sabido que sus másteres han sido obtenidos, en mayor o menor grado, con favores, privilegios e incluso trampas. Del actual máximo dirigente del PP hay serias dudas hasta de la forma con que obtuvo su titulación como licenciado.
Si subimos en el escalón académico, hace unos años supimos de la tesis doctoral de Francisco Camps, que defendió un año después de su dimisión como presidente de la Generalitat valenciana en 2011. De entrada, toda una hazaña. Pero, sin embargo, existen más que sospechas de que hubo plagio. Algunos años más atrás, en 1998, fue Federico Trillo, ya como ministro de Aznar, quien alcanzó su grado de doctor. Pero también de su tesis hay sospechas de plagio. Lo último es lo de Pedro Sánchez y su tesis doctoral de 2012, realizada -no lo olvidemos- en una universidad privada. Aunque no es nuevo, Ciudadanos lleva días poniéndola en duda y hoy El Mundo ha aportado algunas cosas que pueden resultar raras.
De éstos y algunos casos más de políticos se han venido aportando datos en otros medios. En el Huffington Post aparecieron hace un par de años los nombres de Trillo, Camps, Sánchez y algunos más, cuya situación se comparó con la de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, de los que resaltó la calidad de sus trabajos. No debemos olvidar que fueron realizados antes de su salto a la "alta política", dentro de una trayectoria de formación que venía de años antes.
Si se indagara más profundamente, seguramente nos llevaríamos muchas más sorpresas. Y en todo esto está la Universidad española de por medio. Todo, muy preocupante.