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domingo, 9 de septiembre de 2018
Corinna, la corona...
De nuevo han saltado a la palestra dos personajes. Uno, el rey emérito, que ya no es rey por ello. El otro, la que al parecer fue su amante durante los últimos años. Ya hace un par de meses supimos ("Todo real: amoríos, negocios, engaños, desengaños...") que el emérito había provocado una gran decepción a su amante, que se había sentido amada, pero que, por lo oído, se vio utilizada. El que se haya querido saber más de lo ocurrido a través del Congreso, previa petición de comparecencia del grupo Unidos Podemos, ha sido vetado por los tres principales partidos del sistema: PP, PSOE y C's. Normal. Para eso lo son y la corona forma parte del entramado político. Sorprenden más las declaraciones del fiscal Pedro Horrach, que ya sorprendió en su día por la defensa a ultranza de la que fuere infanta y esposa de un marido condenado por corrupción. Dicho fiscal dijo que por lo aparecido en las grabaciones hechas por Corinna, la susodicha amante y decepcionada, quizás podría haber sido llamado a declarar el emérito. El caso es que el Congreso ha dado portazo. Pretenden proteger una institución que cada vez se está desgastando más. No sé hasta dónde llegará la permisividad en esta sociedad nuestra.