Las imágenes que hemos visto de la actuación policial tras el acto de solidaridad con Samuel celebrado ayer en Madrid, víctima mortal de la violencia homófoba, ponen de manifiesto que en este país existe una doble vara de medir, diferente según seas de un signo político o de otro.
Ayer dediqué una entrada principalmente al mundo de la Justicia, aunque de pasada tocara el policial. Hoy le toca de lleno a éste. Y es que la violencia que se empleó anoche para dispersar a un grupo de manifestantes resulta entre chocante y vergonzoso. Y más si lo comparamos con la impunidad con la que actúa la gente de derecha o de extrema derecha cuando sale a la calle para protestar contra el gobierno. Entre tantos ejemplos que se pueden poner, sólo recordar las concentraciones que se sucedieron meses atrás, en plena pandemia, en el barrio de Salamanca de la capital que llaman de la libertad.
Urge depurar responsabilidades. En los mandos y/o en los agentes. No puede ser que lo que para una gente son porrazos lanzados con saña, para la otra sólo le falta recibir besitos. El ministerio del Interior no puede ser un nido de antidemócratas.