martes, 20 de julio de 2021

Ignacio Camuñas niega el golpe de estado de1936 y Pablo Casado calla

En estos días, coincidiendo con el aniversario del golpe militar, no han faltado  alusiones a lo ocurrido desde el ámbito de la derechona. Para ello están  recurriendo al discurso catastrofista difundido esos años, reiterado y amplificado durante los cuatro décadas de dictadura, y puesto de nuevo en uso desde los años noventa del siglo pasado, cuando un grupo de "historietadores", como los suele denominar Francisco Espinosa, recuperó dicho discurso. 

Ayer tuvo lugar en Ávila la jornada "Concordia, Constitución y Patriotismo", en cuyos actos se abundó sobre el contenido del proyecto de nueva ley de Memoria Democrática, para lo que no faltaron alusiones a la Segunda República y la Guerra Civil. No faltó la presencia de Pablo Casado, que participó en uno de los actos  junto a dos exministros de UCD durante el mandato de Adolfo Suárez, contando, además, con la asistencia del hijo homónimo de éste y del presidente de la Junta de Castilla y León. 

Pues bien, uno de los exministros, Ignacio Camuñas, soltó una perorata que está dando que hablar. Y no tanto porque lo dicho fuera sorprendente como por lo revelador del estado mental en que se encuentra la derechona española. No está de más recordar que ese señor estuvo en 2014 entre los fundadores de Vox , si bien su paso por ese partido fue efímero.

Camuñas habló, Casado calló y de pasó anunció ir a degüello contra la ley de Memoria Democrática preparada por el gobierno de coalición. Estas fueron, en fin, las palabras, del exministro:    
   
"La Guerra Civil fue el fracaso de todos los españoles. Y si hay un responsable directamente, es el Gobierno de la República. Y un golpe de estado no es lo que ocurrió en 1936. Lo siento por lo que opinan otros muchos historiadores, porque no quiero debatir sobre esta cuestión y menos esta mañana. Pero creo que fue un enfrentamiento brutal entre dos sectores de los españoles y que se saldó con los daños propios de lo que es una guerra civil. Y por eso es menester -y creo que es mejor- olvidar en ese sentido el pasado y no seguir hurgando y pretendiendo que... poco menos que la derecha es la culpable del 36 y la culpable de la Guerra Civil. ¡Eso es mentira!... a mi juicio. Y, por tanto, hay que responder también a la izquierda en ese terreno. 'Mire usted, si hubo guerra civil es porque ustedes lo hicieron muy mal en el Gobierno de la República y porque la República ¡fue un fracaso!".

Es evidente que la derechona está envalentonada. En el  presente está centrada en desacreditar al actual Gobierno poniendo el acento en tres focos: calificarlo como ilegítimo, oponerse prácticamente a todas las medidas que está poniendo en práctica y hacer uso de los sectores del aparato judicial que le son afines. Nada nuevo si lo comparamos con lo ocurrido durante la Segunda República, tanto en el periodo reformista, entre abril de 1931 y noviembre de 1933, como en el del Frente Popular, entre febrero y julio de 1936. La diferencia principal estriba en que entonces se pusieron en marcha sendas conspiraciones militares: la primera, fracasada en agosto de 1932; y la segunda, entre los días 17 y 18 de julio de 1936, que acabó desembocando en una guerra. 

Es verdad que no son tiempos de militares activos en busca del poder a cualquier precio, pero sí lo son de puesta en práctica de otras formas de intentar desbancar del gobierno como sea a quienes lo están ocupando legítimamente. 

Estamos viendo en otras latitudes, como América Latina, cómo se despliegan en los medios de comunicación campañas insidiosas contra gobernantes o aspirantes progresistas, se hace uso de la "guerra judicial", se denuncian como fraudulentos resultados electorales limpios..., sin que falte la presión de sectores militares. Basta con mirar a Brasil, Bolivia, Perú... Hasta en EEUU, durante la presidencia de Donald Trump, se anticipó primero un supuesto robo en las elecciones presidenciales de noviembre, se insistió después para no reconocer los resultados habidos, se apeló a ello en enero para provocar el asalto al Capitolio y todavía hoy la mayor parte de quienes votaron republicano sigue defendiendo que hubo dicho robo en las elecciones. 

El negacionismo se ha reinstalado en la derechona. Si entonces los golpistas negaron al enemigo su condición de seres humanos, banalizando la violencia ejercida en su contra, ahora se apela con frecuencia a la concordia o al olvido, y, en última instancia, a su culpabilización. Es lo que hacen cuando niegan el golpe militar, cuando blanquean la dictadura, cuando olvidan y humillan a las víctimas, cuando niegan su reparación...