Una empresa imposible, la de sellar la frontera con el vecino del sur. Pero muy lucrativa para las empresas que construyen el muro y altamente rentable en lo electoral para señores como Trump. Es una muestra de la decadencia imperial de EEUU: no deja de realizar gastos onerosos, cada vez mayores, para hacer creer que se mantiene.
Lo hace con los gastos militares, armándose cada vez más, provocando guerras y manteniendo un aparato extendido por todo el mundo.Lo hace también a costa de su economía, que naufraga día a día, y lo hace a costa de la mayoría de la población, donde aumentan los sectores que tienen que vivir, cuando no sobrevivir, cada vez con menos.
Y lo hace, paradójicamente, con un gran apoyo de estos sectores sociales más castigados. Su frustración social la compensan con la idea de la gran América, por lo que apoyan el militarismo imperial de sus gobernantes. Y también la compensan frente a supuestos enemigos interiores en forma de inmigrantes o de lo que pueda llegar del otro lado de la frontera sur, motivo por el que saludan que se erija todo un monumento a la inhumanidad.
La fotografía de Trump junto al muro no deja de reflejar un imperio en decadencia que, eso sí, sigue manteniéndose fiero y sanguinario.