Decenas de millones de personas se han movilizado hoy en numerosos países. En mayor medida lo han hecho mujeres, porque son las protagonistas del día y las que demandan reivindicaciones necesarias, pero también lo han hecho varones, conscientes de que un mundo igualitario no puede serlo, entre otras cosas, sin que las mujeres no tengan los mismos derechos efectivos. Sin discriminaciones visibles, pero también sin techos de cristal o sin suelos pegajosos.
En España, por lo que estamos conociendo a través de los distintos medios de comunicación, han sido centenares, si no miles, los actos que han tenido lugar, a lo largo y ancho de su geografía, en pueblos y ciudades. Centenares de miles de personas, las movilizadas por sus calles y plazas. Y millones, las mujeres que han parado parcial o totalmente en su actividad laboral o de estudios. Por encima de cinco millones, según estimaciones de los sindicatos CCOO Y UGT.
Ha sido una jornada feminista histórica, por su dimensión numérica, pero también y sobre todo porque se ha llevado a cabo una huelga que ha querido poner de relieve varias cosas: la eliminación de las legislaciones discriminatorias, la igualdad salarial, el acceso igualitario sin cortapisas a las tareas de dirección, el reparto equitativo de las tareas domésticas, la lucha contra la violencia que se ejerce contra las mujeres... Muchas cosas, pero importantes. Y pese a quien pese.
Hoy el color violeta ha lucido con mucha intensidad, la misma que nunca debe apagarse.
(Fotografía: Felisa Rico)