
No están faltando reacciones contrarias, que ponen de manifiesto cómo la defensa de la equidad aún tiene un elevado número de detracciones. Sorprende cómo de pronto ha aumentado el número de personas que ahora sí se consideran feministas, cuando antes lo rechazaban, pero con el aderezo de otro tipo de feminismo. Como comenté hace unos días sobre un cargo eclesiástico, se habla de "feminismo sano". En general salen de medios conservadores, en cualesquiera de sus formas, que ridiculizan, dicen tonterías, salen por peteneras... con tal de negar evidencias. Eso de decir cosas como hacer "una huelga a la japonesa" de la ministra García, "ese día trabajaré más" de la presidenta Cifuentes, "no mezclar la igualdad con cuestiones ideológicas" de Arrimadas o "¿El machismo no busca la igualdad y el feminismo sí?" del portavoz de Ciudadanos de Extremadura, son sólo unas muestras. Ayer El País publicó el manifiesto "No nacemos víctimas", firmado por cerca de una treintena de mujeres, profesionales de varios ámbitos, que se inicia con estas palabras: "expresamos nuestra inquietud ante una corriente de opinión supuestamente feminista que pretende hablar en nombre de todas las mujeres, imponerles su forma de pensar y retratarlas como víctimas de nacimiento de lo que llaman el heteropatriarcado".
Mañana puede ser un gran día, parafraseando parcialmente la letra de una canción conocida. Y lo será, seguro, por la dimensión que puede tomar la gran movilización internacional que se ha convocado. Pese a quien pese.