Nadia Anjuman fue una poeta afgana, nacida en 1980 en Herat, una ciudad situada en el noroeste del país. En su juventud fue integrante de uno de los círculos de costura de su ciudad, una de las pocas actividades permitidas a las mujeres por los talibanes durante el periodo 1996-2001. Fue ahí donde Nadia se puso en contacto, clandestinamente, con la literatura universal. Casada luego con un licenciado en Filología y empleado universitario, pudo empezar a estudiar en la Universidad de Herat. Pero no fue suficiente, porque la presión familiar para que abandonara sus actividades culturales estuvo en el origen de su muerte en 2005. Se cree que fue su propio marido el que, después de golpearla brutalmente, acabó con su vida.
Sus poemas, carentes de esperanza, reflejan el ambiente opresivo que vivió. Aunque están escritos en primera persona, no suponen sino un retrato colectivo de las mujeres afganas. Así mismo, su muerte, que se intentó disfrazar en su día como un suicidio, no deja de simbolizar el destino cruel que se espera de todas ellas en una sociedad fuertemente impregnada del sistema patriarcal, que además está aderezado de un rigorismo religioso extremo.
Cadenas de acero
¡Cuántas
veces se ha quitado de los labios mi canción
y cuántas veces silenciado el susurro de mi espíritu poético!
El significado de la alegría ha sido enterrado por la fiebre de la tristeza.
y cuántas veces silenciado el susurro de mi espíritu poético!
El significado de la alegría ha sido enterrado por la fiebre de la tristeza.
Sí, que
mis versos noten una luz:
sería el resultado de mi imaginación profunda.
Mis lágrimas no se utilizan para nada
y no puede haber más esperanza.
Aunque soy la hija de ciudades de poesía,
mis versos son mediocres.
Mi trabajo es como una planta carente de atención
de la que no se puede esperar mucho.
En los archivos de la historia es todo lo que soy.
Después de todo
En un instante
la memoria cava recuerdos,
quita nudos y vendajes,
entierra sudarios,
trae del cielo su mirada oscura,
escarba en el último relámpago
y lo ciega todo,
toma la forma de la soledad
y uno se ve como un perro
que llora en vano.
Estoy enjaulada…
Estoy
enjaulada en este rincón,
llena de melancolía y pena…
Mis alas están cerradas y no puedo volar…
Soy una mujer afgana y debo aullar.
Historias trágicas
¡Oh,
historias trágicas,
han encontrado morada en nuestros corazones!
Estos ojos tristes, estas amarillentas mejillas huecas,
son las sombrías marcas de tu presencia.
¡Oh, ramas del dolor!
Cien primaveras y otoños han ido y venido,
brotes marchitos con corazones desgarrados,
cien bloqueos y cien caravanas pasan,
el Faraón ha muerto y la historia de Nemrod ha terminado,
aunque todavía estés joven y fresco
recién salido del útero del jardín.
¡Oh,
ardiente miseria,
deja la extensión de nuestros corazones!
No son las únicas cosas por las que vale la pena arder.
Por una vez, pasa por la casa de otro.
¡Oh,
historias trágicas,
su compañía nos abruma!
Si no buscan una nueva casa, deben tener cuidado.
Mañana nos iremos de las tristes ruinas de la vida
y ustedes quedarán miserables y descubiertas
en el limbo del tiempo
sin ninguna morada.
No deseo abrir la boca…
No
deseo abrir la boca.
¿Qué podría cantar?
A mí, a quien la vida odia,
tanto me da cantar que callar.
¿Acaso debo hablar de dulzura,
cuando es tanta la amargura que siento?
¡Ay, el festín del opresor
me ha tapado la boca!
Sin nadie a mi lado en la vida,
¿a quién dedicaré mi ternura?
Tanto me da decir, reír,
morir, existir.
Yo y mi forzada soledad,
con mi dolor y mi tristeza.
He nacido para nada,
mi boca debería estar sellada.
Ha llegado, corazón, la primavera,
el momento propicio del festejo.
¿Pero qué puedo hacer si un ala
tengo ahora atrapada?
Así no puedo volar.
Llevo mucho tiempo en silencio,
pero nunca olvidé la melodía
que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón
me recuerdan que algún día
romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad
y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo
sacudido por el viento.
Soy una mujer afgana.
Entiéndase, pues, mi constante queja.
Recuerdos de leve tristeza
¡Oh,
exilios de la montaña del olvido!
¡Oh, joya de sus nombres, durmiendo en el fango del silencio!
¡Oh, recuerdos destruidos, recuerdos de leve tristeza
en la turbia mente de una ola en el mar del olvido!
¿Dónde está lo trasparente, la corriente manando de tus pensamientos?
¿Qué mano ladrona saqueó la estatua de oro puro de tus sueños?
En esta tormenta que origina la opresión,
¿dónde se ha marchado tu barca, tu serena plateada luna de embarcación?
Después de este amargo frío que da nacimiento a la muerte,
debería la mar desprender la calma,
debería la nube liberar al corazón nudoso de penas,
debería la doncella de la luna brindarnos amor, ofrecer una sonrisa,
debería la montaña dulcificar su corazón, adornarse de verde,
volverse fructífera.
¿Cuál de tus nombres, en lo alto de la cima,
se vuelve luminoso como el sol?
El amanecer de tus recuerdos,
recuerdos de leve tristeza.
¿En los ojos de los peces fatigados por las inundaciones y
temerosos de la lluvia de la opresión,
se refleja la esperanza?
¡Oh, exilios de la montaña del olvido!
Un llanto sordo
El
sonido de las verdes huellas está en la lluvia,
nos llega desde la carretera.
Almas sedientas y faldas polvorientas llegaron del desierto.
Su ardiente respiración
sería el resultado de mi imaginación profunda.
Mis lágrimas no se utilizan para nada
y no puede haber más esperanza.
Aunque soy la hija de ciudades de poesía,
mis versos son mediocres.
Mi trabajo es como una planta carente de atención
de la que no se puede esperar mucho.
En los archivos de la historia es todo lo que soy.
En un instante
la memoria cava recuerdos,
quita nudos y vendajes,
entierra sudarios,
trae del cielo su mirada oscura,
escarba en el último relámpago
y lo ciega todo,
toma la forma de la soledad
y uno se ve como un perro
que llora en vano.
llena de melancolía y pena…
Mis alas están cerradas y no puedo volar…
Soy una mujer afgana y debo aullar.
han encontrado morada en nuestros corazones!
Estos ojos tristes, estas amarillentas mejillas huecas,
son las sombrías marcas de tu presencia.
¡Oh, ramas del dolor!
Cien primaveras y otoños han ido y venido,
brotes marchitos con corazones desgarrados,
cien bloqueos y cien caravanas pasan,
el Faraón ha muerto y la historia de Nemrod ha terminado,
aunque todavía estés joven y fresco
recién salido del útero del jardín.
deja la extensión de nuestros corazones!
No son las únicas cosas por las que vale la pena arder.
Por una vez, pasa por la casa de otro.
su compañía nos abruma!
Si no buscan una nueva casa, deben tener cuidado.
Mañana nos iremos de las tristes ruinas de la vida
y ustedes quedarán miserables y descubiertas
en el limbo del tiempo
sin ninguna morada.
¿Qué podría cantar?
A mí, a quien la vida odia,
tanto me da cantar que callar.
¿Acaso debo hablar de dulzura,
cuando es tanta la amargura que siento?
¡Ay, el festín del opresor
me ha tapado la boca!
Sin nadie a mi lado en la vida,
¿a quién dedicaré mi ternura?
Tanto me da decir, reír,
morir, existir.
Yo y mi forzada soledad,
con mi dolor y mi tristeza.
He nacido para nada,
mi boca debería estar sellada.
Ha llegado, corazón, la primavera,
el momento propicio del festejo.
¿Pero qué puedo hacer si un ala
tengo ahora atrapada?
Así no puedo volar.
Llevo mucho tiempo en silencio,
pero nunca olvidé la melodía
que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón
me recuerdan que algún día
romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad
y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo
sacudido por el viento.
Soy una mujer afgana.
Entiéndase, pues, mi constante queja.
¡Oh, joya de sus nombres, durmiendo en el fango del silencio!
¡Oh, recuerdos destruidos, recuerdos de leve tristeza
en la turbia mente de una ola en el mar del olvido!
¿Dónde está lo trasparente, la corriente manando de tus pensamientos?
¿Qué mano ladrona saqueó la estatua de oro puro de tus sueños?
En esta tormenta que origina la opresión,
¿dónde se ha marchado tu barca, tu serena plateada luna de embarcación?
Después de este amargo frío que da nacimiento a la muerte,
debería la mar desprender la calma,
debería la nube liberar al corazón nudoso de penas,
debería la doncella de la luna brindarnos amor, ofrecer una sonrisa,
debería la montaña dulcificar su corazón, adornarse de verde,
volverse fructífera.
¿Cuál de tus nombres, en lo alto de la cima,
se vuelve luminoso como el sol?
El amanecer de tus recuerdos,
recuerdos de leve tristeza.
¿En los ojos de los peces fatigados por las inundaciones y
temerosos de la lluvia de la opresión,
se refleja la esperanza?
¡Oh, exilios de la montaña del olvido!
nos llega desde la carretera.
Almas sedientas y faldas polvorientas llegaron del desierto.
Su ardiente respiración
y el espejismo fundido de
sus bocas secas y de polvo cubiertas
nos
llegan, ahora, desde la carretera.
Sus atormentados cuerpos, chicas criadas en el dolor,
la alegría alejada de sus rostros,
corazones viejos y alineados de grietas.
No surgen sonrisas en los inhóspitos océanos de sus labios
ni una lágrima brota del seco cauce de sus ojos.
¡Oh, Dios!
¿Podría ignorar si sus sordos llantos que saltaron del cielo alcanzan las nubes?
El sonido de las verdes huellas está en la lluvia.
(Los poemas han sido adaptados desde las versiones publicadas en las siguientes páginas electrónicas: phttp://faustomarcelo.blogspot.com/2016/05/poemas-de-nadia-anjuman.html; https://circulodepoesia.com/2019/11/poesia-de-afganistan-nadia-anjuman/; y
http://mispoetascontemporaneos2.blogspot.com/2020/06/susana-zazzetti-recuerda-nadia-anjuman.html).
Sus atormentados cuerpos, chicas criadas en el dolor,
la alegría alejada de sus rostros,
corazones viejos y alineados de grietas.
No surgen sonrisas en los inhóspitos océanos de sus labios
ni una lágrima brota del seco cauce de sus ojos.
¡Oh, Dios!
¿Podría ignorar si sus sordos llantos que saltaron del cielo alcanzan las nubes?
El sonido de las verdes huellas está en la lluvia.
http://mispoetascontemporaneos2.blogspot.com/2020/06/susana-zazzetti-recuerda-nadia-anjuman.html).
(Imágenes: retratos de Nadia Anjuman, tratados digitalmente desde imágenes publicadas en las siguientes páginas electrónicas: https://thebookadvisor.it/rubriche/di-versi-in-versi/la-denuncia-delle-poetesse-nadia-herawi-anjiuman-e-susana-chavez-castillo/; http://www.antena-libre.com.ar/2021/08/25/salvo-el-crepusculo-nadia-anjuman-poeta-y-periodista-afgana/; y https://eng.culturell.com/nadiya-anzhuman-biografiya-tvorchestvo-karera-lichnaya-zhizn-view-879546).