El que fue hasta 2012 magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ha recibido una buena noticia: el Comité de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, ha dictaminado que el juicio por el que ese mismo año fue condenado por el delito de prevaricación y, como consecuencia, apartado de la carrera judicial no tuvo las garantías necesarias. Fue por ello injusto y su sentencia, arbitraria. Una resolución, como tantas otras, que sitúa en entredicho a la Justicia española, al poner de relieve las enormes deficiencias que tiene los distintos miembros del aparato judicial y, en el caso que nos ocupa, de los órganos superiores. Una prueba más de las razones por las que el PP está bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
Por aquellos días de febrero de 2012 dediqué a la sentencia emitida por el Tribunal Supremo la entrada "La delincuencia de cuello blanco". Su contenido fue duro e intenté explicar las razones por las que fue condenado Garzón, teniendo en cuenta dos de los frentes judiciales que tenía abiertos: las investigaciones de la trama de financiación del PP, por un lado, y los crímenes del franquismo, por otro. Precisamente el redactor de la sentencia condenatoria fue Manuel Marchena, luego ascendido a presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Nada menos.
Aunque el dictamen ha llegado demasiado tarde, no está de más que se sepa lo que tenemos por estas latitudes.
(Imagen: viñeta de El Roto; https://twitter.com/el_pais/status/357413660643164160/photo/1).