Ha publicado hoy el diario infoLibre un artículo de la periodista Alicia Gutiérrez que es digno de resaltar: "De la
propaganda del III Reich al cartel de Vox sobre los menores migrantes: cómo
usar números como herramienta de odio". Nos ofrece, a través de varios ejemplos, las raíces del cartel de Vox que en los últimos días está ocupando los comentarios en la campaña electoral madrileña, los medios de comunicación y la opinión pública. Un cartel que está preñado de una falsedad, porque parte de un aserto incomparable y pone de relieve un hecho que no se corresponde con la realidad. El objetivo que se pretende es focalizar en un colectivo social, el de los menores no acompañados, con el fin de banalizarlo y criminalizarlo.
Esa forma de deshumanización se ha dado a lo largo del tiempo y todavía persiste en nuestros días. Aunque no es exclusiva suya, se desarrolló de una forma muy clara y extrema durante la Alemania nazi, lo que conllevó una consideración y tratamiento especial contra las personas pertenecientes a las "razas inferiores" (judía, gitana, eslava...) y las que sufrían algún tipo de afección física o psíquica. Desde el primer momento supuso que se les negara sus derechos, cuando no, como finalmente ocurrió, que se les despojara de la condición de seres humanos. Y como ya se sabe, con el paso de los años acabaron siendo víctimas de exterminio.
En el primero de los carteles puede verse la analogía que existe con el cartel reciente de Vox. Para los nazis las personas con una enfermedad congénita costaban demasiado al estado: 60.000 marcos. Lo mismo que Vox opina sobre el colectivo de "menas", con esos 4.700 euros al mes. El segundo de los carteles, de hace cuatro años, fue distribuido por el Partido Nacional Alemán, un remedo actual del nazismo. En este caso el objeto era el colectivo gitano, que es utilizado para contraponerlo a las abuelas a través del dinero que pueden estar recibiendo.
El cartel de Vox supone una síntesis de ambos: mientras que el primero aporta una cuantificación concreta en dinero, el segundo señala explícitamente el objetivo a batir, comparándolo con un sector de la población, el de las abuelas, que resulta sentimentalmente atractivo. Vox, una vez más, sigue dando muestras de ser la representación el fascismo de nuestros días.