martes, 15 de julio de 2014

El juez Castro no se amedrenta

El fiscal anticorrupción, Pedro Horrach, ha expresado que se ha desatado una "espiral inquisitiva" contra Cristina de Borbón y que se desprecian "indicios de notable fuerza exculpatoria" ante el auto de procesamiento presentado ayer por el juez José Castro por delitos fiscales y blanqueo de dinero. La respuesta del juez ha sido inmediata y contundente: esas alusiones suponen que ha cometido un delito de prevaricación, por lo que invita al fiscal que ejerza esa acusación. 

Por otra parte, tres asociaciones de la judicatura de distinto signo se han pronunciado en favor de la actuación del juez desde el principio de independencia. Para el portavoz de Jueces para la Democracia se trata de acusaciones gratuitas y apartadas de un estricto debate jurídico, por lo que pide el amparo del Consejo del Poder Judicial. Desde la Asociación Profesional de la Magistratura, de carácter conservador, se defiende la actuación de Castro por haber actuado con el el convencimiento obtenido por las pruebas practicadas, nunca por motivaciones personales y falta de imparcialidad. Por último, el portavoz de la Asociación Francisco de Vitoria ha declarado que los recursos de la fiscalía no están para hacer críticas que supongan "un ataque desconsiderado al juez", pidiendo al Consejo del Poder Judicial que actúe contra lo considera una coacción. Que haya tanta coincidencia, más que sorprender -que lo hace-, ayuda ante todo a entender los argumentos burdos empleados por la fiscalía.  

Y en medio de todo, la aprobación reciente de la reforma parcial de la Ley Orgánica del Poder Judicial por la que el anterior rey, Juan Carlos de Borbón, junto con el resto de la familia real -el rey Felipe VI es inviolable constitucionalmente-, quedan bajo la figura legal de aforamiento. 

La maquinaria de protección de la familia real y familias allegadas, antes y después de la abdicación de Juan Carlos I, sigue en marcha. El juez Castro no ha desistido en su labor por averiguar el papel jugado por Cristina de Borbón en los delitos que se imputan a su esposo, Iñaki Urdangarín, al que, por cierto, nadie defiende, excepto su abogado. Lejos de amedrentarse, insiste en su línea de instrucción, que en todo momento ha sido jurídicamente sólida. La pugna judicial, pues, no ha cesado. Tampoco, la pugna política, porque lo judicial también lo es.  


(publicado el 27-06-2014)