martes, 25 de octubre de 2022

Entre kuoroi y korai, atletas y sacerdotisas


Pasear por primera vez entre el monumentalismo de los kouroi (plural en griego de kouros) y el hieratismo que desprenden junto a las las korai (plural de kore), me resultó impactante. El  Museo Arqueológico ateniense dispone de dos salas dedicadas a las primeras formas escultóricas de la Hélade, a las que se ha datado entre los siglos -VI y principios del -V. De entre todas ellas, mi vista se detuvo en un primer momento ante el "Kouros de Sunión", un gigante de 3 metros de altura esculpido en el -VII y que fue localizado hace algo más de un siglo. Se encontraba junto a las ruinas del templo dedicado a Poseidón en el cabo más meridional de Ática. Uno más de los atletas desnudos con rasgos orientalizantes, de origen egipcio, caracterizados por su disposición frontal, rigidez gestual y esquematismo anatómico. Y ya en medio de las korai, me recreo ahora, mientras escribo, ante la "Kore Prasikleia", una escultura de dos metros de altura atribuida al artista Aristion de Paros, que le dio luz en los años centrales del -VI. Se conserva intacta, salvo la policromía que recubría su superficie, destacando la flor de loto que su mano izquierda sostiene sobre el pecho, mientras la otra agarra levemente el vestido. Una más, en fin, de tantas otras jóvenes doncellas vestidas, sacerdotisas dedicadas a preservar el culto a las divinidades.