jueves, 27 de octubre de 2022

El Tesoro de Atreo, conocido también como la Tumba de Agamenón


En las proximidades de la fortaleza de Micenas se encuentra el Tesoro de Atreo, una de las tantas tumbas conservadas en la región de la Argólida, en el noreste del Peloponeso. Con toda seguridad tuvo un carácter real, de ahí que la construcción también sea conocida como la Tumba de Atreo o, incluso, de Agamenón, su hijo, dado que en la zona se encontró una máscara de oro suya. La sociedad micénica tuvo su momento de esplendor en los siglos centrales del milenio -II, datándose el tesoro o la tumba que nos ocupa sobre mediados del siglo -XIII. Su cultura fue uno de los primeros hitos de la Grecia antigua continental, que aunó su propio desarrollo con la influencia cretense. Entre sus manifestaciones más peculiares estuvieron las tumbas, dado que creían en la vida de ultratumba y por ello enterraban a sus muertos, no los incineraban. Si otras tumbas de la zona fueron excavadas en la roca, con el Tesoro de Atreo estamos ante un túmulo, esto es, una construcción de piedra recubierta con tierra. Así mismo, se trata de un tholos, dada su forma circular. La entrada se inicia a través de un pasillo o corredor abierto, llamado dromos, que concluye en una puerta remarcada por dos robustos pilares que sostienen un dintel y sobre él, un tímpano, que está hoy vacío. Toda la fachada estuvo en su día decorada con motivos geométricos y relieves. Desde la puerta se accede a la cámara sepulcral, en la que lo más llamativo es estar conformada por una falsa cúpula, producto de la superposición en voladizo de sillares horizontales.