miércoles, 29 de agosto de 2018

Nos dejó Josep Fontana, un gran referente de la historiografía española y catalana


























Ayer, mientras viajaba, me enteré por la radio de la muerte de Josep Fontana y Lázaro. No sé si el mejor historiador catalán y español de lo contemporáneo habido en España y Catalunya en el último medio siglo, pero al menos un verdadero baluarte de la historiografía. Tuvo predilección por lo económico, pero siempre supo aderezarlo con lo político, buscando una simbiosis dialéctica, dentro del paradigma historiográfico marxista, entre la base material y la superestructura. No le faltó tampoco la influencia de quien siempre consideró su maestro, el también catalán Jaume Vicens Vives, que introdujo en España por los años cincuenta las aportaciones de la naciente Escuela de Annales y la preocupación por la historia Económica. 

Historiador reconocido en los distintos ámbitos, no le han faltado varias distinciones como doctor honoris causa por varias universidades de España y América. Por otra parte, llegó a sufrir incluso, como le ocurrió en paralelo con Jordi Nadal, el rechazo en 2011 por parte de la Universidad Autónoma de Barcelona para ser merecedor de dicha distinción. 


Me voy a referir a él en este escrito desde mi experiencia como lector de varias de sus obras (que no han sido pocas), por las que he tenido un gran interés y cuyo contenido me ha marcado de una manera profunda en mi visión de la Historia.   


Supe de Fontana por primera vez cuando en los primeros momentos de mi carrera universitaria leí su conocido libro La historia (Barcelona, Salvat, 1974), un referente sintético, pero riguroso, en el acercamiento a la teoría de la Historia. Dentro de este área dos décadas después apareció otro libro, La Historia después del fin de la Historia. Reflexiones acerca de la situación actual de la ciencia histórica (Barcelona, Crítica, 1992), escrito en pleno apogeo de la ideología capitalista, tras el desmoronamiento del bloque socialista.


En cuanto a sus estudios propiamente históricos, el primer libro suyo que leí  fue, en 1979, La quiebra de la monarquía absoluta (Barcelona, Ariel, 1974). Le siguió Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX (Barcelona, Ariel, 1975) y "La crisis agraria de comienzos del siglo XIX y sus repercusiones en España" (en Ángel García Sanz y Ramón Garrabou, eds., Historia agraria de la España contemporánea. 1 Cambio social y nuevas formas de propiedad. 1800-1850; Barcelona, Crítica, 1986). 

No faltó tampoco por esos años mi lectura del artículo sobre didáctica "Para una renovación de la enseñanza de la Historia" (en Cuadernos de Pedagogía, n. 11, Barcelona, 1975) o algunos artículos publicados en la prensa, como el que escribió para un extra de El País dedicado a Mariano José de Larra y que título "El escenario social y político" (13-02-1987). 


En los años ochenta se abrió más al estudio del siglo XX, siendo autor, junto con Jordi Nadal, de "España. 1914-1970", dentro de la obra editada por Carlo M. Cipolla Historia económica de Europa (6). Economías contemporáneas** (Barcelona, Ariel, 1980). También coordinó España bajo el franquismo (Barcelona, Crítica, 1986), una obra en cierta medida pionera en el estudio de aspectos poco tratados hasta entonces sobre la dictadura. En ella aparece su artículo "Reflexiones sobre la naturaleza y las consecuencias del franquismo". Años más tarde, relacionado con la Guerra Civil y la represión del ejército sublevado, prologó el libro de Francisco Espinosa La columna de la muerte (Barcelona, Crítica, 2003).   


Con motivo de su primera jubilación (la formal como docente, pues siguió siendo catedrático emérito y nunca abandonó su labor investigadora) se publicó Josep Fontana. Historia y proyecto social, (Barcelona, Crítica, 2004) donde se recogió el contenido de las Jornadas de debate del Institut Universitari d'Historia Jaume Vicens Vives, celebradas en 2002. Dicho evento estuvo dedicado a él, tratando cada de los intervinientes aquellos campos de estudio que fue desarrollando a lo largo de su carrera como historiador.  


En los últimos años dio un paso más en su trabajo, escribiendo dos libros voluminosos dedicados al siglo XX y lo que llevamos del XXI: Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945 (Barcelona, Pasado y Presente, 2011); El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914 (Barcelona, Crítica, 2017). En estos años apareció también El futuro en un país extraño. Una reflexión sobre la crisis social de comienzos del siglo XXI (Barcelona, Pasado y Presente, 2013), considerado por el propio Fontana como un apéndice del primero.


Sobre la situación política que está viviendo Catalunya en los últimos años, no ha rehuido su posicionamiento. Uno de sus últimos trabajos, de 2013, escrito con motivo del Simposio "España contra Cataluña. Una mirada histórica (1714-2014)", fue un intento por dar coherencia y rigor al debate, aportando su sabiduría desde la perspectiva de historiador. Para ello elaboró el más que interesante artículo "España y Catalula: trescientos años de historia". Su contenido me llevó a escribir por mi parte, a modo de reflexión, otro: "A propósito de 'España y Cataluña: trescientos años de historia', de Josep Fontana".


A través de la red hemos podido acceder frecuentemente a sus reflexiones en forma de artículos, entrevistas o conferencias. Y en ellas siempre ha dejado constancia de su profundo bagaje intelectual, sin que faltara su 
compromiso social y político, que le acompañó toda su vida. Por ello supo estar del lado que pone en duda, combatiéndolo, el sistema dominante.