La isla de Creta fue el territorio de la primera civilización europea, desde que a principios del milenio -II se sentaron las bases del primer estado y, a la par, de la expansión e influencia hacia las islas más próximas del mar Egeo e incluso la península Balcánica. Su cultura estuvo influida, ya desde el milenio anterior, por el mundo egipcio, lo que no fue óbice para que a lo largo del mileno -II fuera adquiriendo unos rasgos propios. Sus palacios, que reflejaban la fragmentación social existente, no adquirieron las dimensiones de Egipto. Sus artes decorativas, expresadas sobre todo a través de frescos, se alejaron del rigorismo religioso, para dar rienda suelta a los temas mundanos, un colorido llamativo y, dentro de la estilización, un mayor grado de naturalismo. El yacimiento de Knosos es la muestra más conocida de esa civilización que tuvo al rey Minos como principal referente mitológico. Las excavaciones que llevó a cabo Arthur Evans en la segunda mitad del XIX, pese a sus errores, nos abrieron los ojos a las formas artísticas de lo que hoy se conoce también como civilización minoica. Algunos de esos palacios aristocráticos se han ido restaurando en lo posible, mientras se han ido recuperando en distinto grado algunos de los frescos deliciosos que decoraban sus habitaciones y que podemos degustar en el Museo Arqueológico de Heraklion.
Historia, política, sociología, arte, música, geografía, literatura, pensamiento...
miércoles, 26 de octubre de 2022
Knosos o los orígenes de la primera civilización europea
La isla de Creta fue el territorio de la primera civilización europea, desde que a principios del milenio -II se sentaron las bases del primer estado y, a la par, de la expansión e influencia hacia las islas más próximas del mar Egeo e incluso la península Balcánica. Su cultura estuvo influida, ya desde el milenio anterior, por el mundo egipcio, lo que no fue óbice para que a lo largo del mileno -II fuera adquiriendo unos rasgos propios. Sus palacios, que reflejaban la fragmentación social existente, no adquirieron las dimensiones de Egipto. Sus artes decorativas, expresadas sobre todo a través de frescos, se alejaron del rigorismo religioso, para dar rienda suelta a los temas mundanos, un colorido llamativo y, dentro de la estilización, un mayor grado de naturalismo. El yacimiento de Knosos es la muestra más conocida de esa civilización que tuvo al rey Minos como principal referente mitológico. Las excavaciones que llevó a cabo Arthur Evans en la segunda mitad del XIX, pese a sus errores, nos abrieron los ojos a las formas artísticas de lo que hoy se conoce también como civilización minoica. Algunos de esos palacios aristocráticos se han ido restaurando en lo posible, mientras se han ido recuperando en distinto grado algunos de los frescos deliciosos que decoraban sus habitaciones y que podemos degustar en el Museo Arqueológico de Heraklion.