sábado, 29 de enero de 2022

¿Tiene recorrido el acuerdo sobre reforma laboral?


Un acuerdo a tres bandas con (todavía) insuficientes apoyos parlamentarios 

El debate sigue abierto. Cada uno de los grupos políticos y parlamentarios se ha posicionado sobre el acuerdo a tres bandas (Gobierno, CCOO y UGT, y CEOE) alcanzado a finales de diciembre en materia de legislación laboral y cuya denominación es Reforma estructural del mercado de trabajo. Mientras los dos grupos que conforman el Gobierno, como es lógico, lo están defendiendo y el PP y Vox, en la línea de oponerse a todo lo que provenga del ejecutivo, se han posicionado en contra, hay una pugna desde y en relación al resto de grupos. 

En todo esto destaca de una manera especial la pugna con Ciudadanos, de un lado, y con los grupos nacionalistas de izquierda, esto es, ERC, EH-Bildu, BNG y CUP. El PSOE ha mostrado su predilección por Cs para que sea el grupo que dé su apoyo al decreto ley, si bien tiene dos contrapartidas: que no se modifique nada del acuerdo y que se rompa cualquier relación con los llamados "socios del gobierno". Un apoyo que, en todo caso, sería insuficiente para sumar los votos necesarios. Unidas Podemos, por su parte, está buscando la complicidad de todo el bloque de legislatura que permitió y/o apoyó la constitución del actual Gobierno hace un par de años y que lo está sosteniendo, de distintas formas y en distintas situaciones. 

¿Tiene apoyo social el acuerdo?

La información que se tiene de los apoyos entre la población al acuerdo no resulta del todo clarificadora, pero aporta datos que pueden ayudar a conocer mejor las cosas. Una de las referencias proviene de la encuesta patrocinada por la Cadena SER y El País, hecha pública en la segunda semana de enero. Mientras que un 39'2% de la gente mostró su apoyo, no lo hizo un 27'4% y otro 27,1% lo valoró como regular. Llama la atención el posicionamiento de los electorados de ERC y EH-B: entre el primero estaría apoyando  el acuerdo un 61% y entre el segundo, un 60%. 

Y si nos atenemos al sondeo hecho público hace poco más de una semana por la cadena televisiva La Sexta, ha valorado positivamente el acuerdo un 62% de las personas encuestadas y lo ha hacho negativamente un 37'3%.
 
El (nuevo) artículo de Antonio Baylos

Apareció ayer en Público y lleva el título “Cinco razones para aprobar la reforma laboral”. Resulta muy contundente y clarificador. He aquí cuáles son los cinco argumentos que el catedrático de Derecho del Trabajo de la universidad de Castilla-La Mancha expone:

1) “la reforma actúa contra la precariedad en el trabajo y afirma un principio de estabilidad en el empleo. Determina que el contrato indefinido es la forma ordinaria de incorporación al trabajo, refuerza las causas por las que un contrato puede ser temporal, elimina el contrato de obra y servicio, una de las formas más abusivas de temporalidad, fortalece el contrato fijo discontinuo en los sectores con una fuerte estacionalidad que utilizaban hasta ahora la eventualidad temporal, aumenta los derechos de los contratos formativos, con especial repercusión en el trabajo joven, endurece las sanciones del fraude a la contratación estableciendo una sanción por cada trabajador que incumpla la norma. La reforma laboral actúa directamente contra la cultura de la temporalidad”.

2) “afirma un principio de mantenimiento del empleo. Frente a las posiciones que se centran en elevar la indemnización por despido como alternativa a la regulación propuesta, la reforma laboral introduce un mecanismo de ajuste temporal de empleo como respuesta a las crisis organizativas y económicas de empresa, a través de la reducción de jornada o suspensión del contrato con prestaciones sociales. Su eficacia se ha visto probada suficientemente durante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia a través de los ERTEs, y sus resultados en términos de mantenimiento y creación de empleo son incontestables”.

3) “introduce elemento de reequilibrio de la negociación colectiva que habían sido removidos en el 2012. Es decir, descarta los elementos más nocivos de las "reformas estructurales" que buscaban la debilitación de la acción sindical en los convenios colectivos. La eliminación de la posibilidad que los convenios de empresa fijen salarios por debajo del convenio de sector, la recuperación de la prórroga del contenido del convenio hasta que no se logre un nuevo acuerdo, y la garantía de derechos mínimos del convenio sectorial en la externalización de servicios, son aspectos que se tienen que valorar positivamente puesto que permite a los sindicatos una mejor posición”.

4) “el RDL 32/2021 es el fruto de un acuerdo social tripartito entre los sindicatos confederales, las asociaciones empresariales y el gobierno de la nación. Con ello no sólo se obtiene una legitimación social y política por parte de los sujetos que representan al empresariado y al conjunto de las y los trabajadores, sino que facilita la conclusión del imprescindible despliegue de una red de convenios colectivos que disciplinen el cúmulo de cuestiones que definen los estándares de trabajo y de vida de la población asalariada en una propuesta de articulación de niveles y de contenidos entre convenios de empresa y sectoriales en los niveles provinciales, autonómicos o estatales”.

5) “la reforma laboral invierte la lógica y la narrativa neoliberal que ha inspirado todas las reformas del mercado de trabajo en España desde la primera y más importante de 1984 hasta las últimas y justamente criticadas reformas del ciclo 2010-2012. Es un cambio legislativo que no solo no recorta derechos laborales, sino que los expande y refuerza”.

¿Qué puede ocurrir?

La pelota  ahora mismo está en el tejado. Existe toda pulsión política desde la izquierda y desde la derecha a la hora de la toma de decisiones definitivas. O quizás, mejor, varias pulsiones. Con las lógicas correspondientes: el PSOE, mirando hacia el centro político, por la derecha; y Unidas Podemos, hacia la izquierda. Y por parte de los grupos nacionalistas de izquierda, teniendo en cuenta la competencia electoral con Unidas Podemos en sus territorios respectivos. 

En todo ello hay un gran peligro de fondo: que los posibles réditos electorales de esos grupos nacionalistas pueden generar un mal mayor, cual es acabar propiciando el triunfo de esa derecha españolista que está cada vez más radicalizada e independientemente de la correlación de fuerzas que pueda haber en su seno (PP, Vox y Cs).

Creo que lo que nos indica el catedrático Antonio Baylos es muy elocuente. No tener en cuenta y rechazar por ello el apoyo al acuerdo social, impediría que se beneficiara mucha gente (cientos de miles, si no millones) de los importantes avances que contiene y, a la vez, abriría un camino altamente peligroso para que la derecha recupere los resortes de los poderes ejecutivo y parlamentario.