lunes, 31 de enero de 2022

Portugal: no ha habido viraje hacia la derecha, pero se ha preferido la opción moderada del PSP

Las elecciones legislativas de ayer en Portugal han dado claro vencedor al PSP, que ha obtenido el 41'7% de los votos y la mayoría absoluta en la Asamblea. Le ha seguido el PSD, que con el 27'8% se ha quedado bastante lejos, a casi 700.000 votos y 14 puntos. El grupo de extrema derecha Chega! [¡Basta!], con el 7'2%, se ha convertido en la tercera fuerza, desplazando al Bloco de Esquerda, que también ha sido superado por la derechista Iniciativa Liberal, que ha cosechado el 5%. Los dos grupos a la izquierda del PSP, retrocediendo significativamente, se han quedado en el 4'5% del Bloco el 4'4% de la Coalición Democrática Unitaria (PCP y Verdes). Han completado la representación en la Asamblea dos grupos de izquierda moderada: el PAN (Personas, Animales y Naturaleza), con el 1'5% de los votos; y Livre, con el 1'3%. Finalmente el derechista CDS se ha quedado por primera vez sin representación parlamentaria, como consecuencia de su paupérrimo 1'6%.

La principal sorpresa electoral, por tanto, ha sido el triunfo arrollador del PSP. Eso se desprende del empate técnico entre dicho partido y el PSD que se presagiaba en los últimos sondeos electorales. Ignoro qué puede haber ocurrido en el mundo demoscópico, pues hasta hace un mes se apuntaba a una victoria del PSP, si bien no tan rotunda. Incluso los resultados obtenidos por el resto de grupos no han estado muy alejados de esas previsiones, habiéndose situado los resultados finales dentro de las horquillas correspondientes. La única excepción quizás haya sido el caso del Bloco de Esquerda, que se ha quedado a medio punto del nivel más bajo previsto.

Por bloques políticos, el de la izquierda ha sumado alrededor del 55%, perdiendo unos 40.000 votos, mientras que el de la derecha ha sumado el 43'5%, aumentando en más de medio millón de votos. En relación a 2019, y atendiendo sólo a los grupos que en una u otra elección han obtenido representación, el primer bloque ha perdido apenas un punto, y el segundo, por su parte, ha ganado algo más de siete. Esas variaciones cuantitativas por bloques tienen que ver con el aumento de la participación, que ha sido superior en nueve puntos sobre la de 2019. 

A la espera del recuento definitivo del voto proveniente de la emigración, la derecha en su conjunto ha subido 8 escaños, mientras que la izquierda ha perdido 12, lo que podría paliarse algo cuando se asignen los cuatro escaños que están todavía pendientes. 

En el campo de los grupos de izquierda la victoria del PSP ha puesto de manifiesto un claro apoyo de buena parte de la población hacia el partido que ha gestionado la situación crítica, en lo económico y lo sanitario, que está viviendo Portugal desde hace dos años y derivada de la pandemia. Esto tiene relación con los  malos resultados obtenidos por los dos grupos situados a su izquierda. El BE ha perdido más de la mitad de sus votos (260.000) y 14 de los 19 escaños que obtuvo hace tres años. Y la CDU ha reducido en una tercera parte sus apoyos (100.000 votos), pasando además de 10 a 6 escaños. Ha resistido mejor que el BE gracias a los reductos tradicionales que el PCP tiene en el Alentejo, Setúbal y Lisboa. Pero no ha podido conseguir que su aliado desde hace cuatro décadas, Los Verdes, haya tenido presencia parlamentaria.  

Entre los otros dos grupos de la izquierda con presencia en la Asamblea, las cosas les han resultado diferentes. El PAN ha salido también bastante malparado, pues ha perdido más de la mitad de los votos y 2 de los 3 escaños de 2019. Lo contrario que Livre, un grupo con un cariz político más renovador en el programa y en la forma de organización, que ha irrumpido en el parlamento con un escaño.

Lo que se ha producido en el bloque de la derecha también resulta reseñable en cuanto a la recomposición habida entre los grupos que lo integran. Pese al avance en su conjunto, el principal grupo, el PSD, ha sufrido un retroceso de 8 escaños, en parte paliado por los 5 que ha obtenido en conjunción con el CDS en algunos distritos electorales. 

El partido que ha salido más beneficiado en este bloque ha sido Chega!,  cuyo 7'2% ha supuesto que haya quintuplicado el número de votos y pasado de 1 a 12 escaños. IL, por su parte, también ha participado en el éxito, aunque en menor medida: ha cuadruplicado los votos y subido desde el único escaño en 2019 hasta los 5 actuales. 

¿Qué lecciones pueden sacarse de lo ocurrido desde una perspectiva de izquierda? En primer lugar, que una parte importante del electorado tanto del BE como de la CDU ha preferido la seguridad que están dando las medidas socioeconómicas adoptadas por el gobierno del PSP en un contexto de emergencia. Aun siendo moderadas, en estos momentos cuentan y, además, están reforzadas por la esperanza puesta en los fondos provenientes de la UE. 

En segundo lugar, en el comportamiento de una parte del electorado de izquierda se ha producido lo que tan frecuentemente se denomina como voto útil. Ante el riesgo de que pudiera gobernar la derecha, con todo lo que eso podría conllevar, es preferible la opción menos mala.

Y en tercer lugar, tampoco podemos perder de vista que en el origen del adelanto de las elecciones estuvo la falta de apoyo a los presupuestos generales por parte del BE y la CDU. Si para el presidente del país, un conservador moderado, esa toma de decisión se trató de la ocasión para que el PSD pudiera recobrar el Gobierno, desde el PSP se aprovechó el adelanto electoral para presentarlo como  un plebiscito sobre el Gobierno. 

Tanto el BE como la CDU han pagado con severidad errores tácticos, no entendiendo la coyuntura de excepcionalidad derivada de la pandemia. Entre los errores podría estar su distanciamiento con el Gobierno, especialmente en lo referente al apoyo de los presupuestos, no sabiendo medir que el rechazo inicial fue aprovechado por el presidente de la República para adelantar las elecciones. También puede haber sido errónea su negativa a formar parte de un gobierno de coalición, lo que ha impedido que se haya sido más eficaz en la toma de medidas y que las más progresistas hayan sido capitalizadas por el partido gobernante. Por último, no estaría de más un replanteamiento en lo referente a las coaliciones electorales, con dos grupos compitiendo en el mismo espacio, aun cuando provengan de culturas diferenciadas.    

En Portugal el voto de la gente ha evitado que se virara hacia la derecha. La extrema derecha ha quedado alejada del 10% de los votos y de los resultados que está obteniendo en otros países. Pero se ha reforzado la opción moderada que ofrece el PSP, con una capacidad muy limitada para presionar desde su izquierda. 

Y como en tantas ocasiones: aviso para navegantes.

(Los datos referentes a los resultados electorales se han obtenido desde el diario lisboeta Expresso).