lunes, 14 de septiembre de 2020

Mario Benedetti, en el centenario de su nacimiento

Un siglo ha pasado desde que naciera Mario Benedetti (1920-2009). Escritor prolífico y polifacético, tocó prácticamente todos los palos de la literatura (cuentos, novela, teatro...), a lo que añadió una fecunda labor periodística y varios libros de ensayo. 

Amante de la música, muchos de sus poemas tuvieron ese destino, como también se tomaron poemas suyos para ser musicalizados. Y no le faltó tampoco participar en persona en recitales, en los que se aunaban la música y su poesía. A mediados de los ochenta tuve la suerte de asistir en Salamanca a uno de ellos, "Un cantante y un poeta", a dúo con el también uruguayo Daniel Viglietti.  

Empecé a conocer la poesía de Benedetti a finales de los años setenta, a través del disco Nacha canta a Benedetti, en el que la cantante argentina Nacha Guevara puso su voz a los poemas musicados por Alberto Favero. Tiempo después me hice con uno de los libros que tengo más manoseados: Inventario. Poesía completa (1950-1980) (Madrid, Visor, 1981). La recopilación de toda su obra poética hasta ese momento, que está presentada, curiosamente, por un orden que empieza por los libros más recientes para concluir con los más antiguos. Años más tarde publicó Inventario Dos. Poesía 1986-1991 (Madrid, Visor, 2004) e Inventario tres. Poesía 1995-2002 (Madrid, Visor, 2004).  

Entre 1982 y 1984 colaboró con el diario El País, que fue publicando semanalmente sus columnas de opinión, una selección de las cuales acabó siendo editada en el libro El desexilio y otras conjeturas (Madrid, PRISA, 1984). Una palabra, desexilio, que inventó para definir el acto voluntario de regresar al país de origen, antítesis de exilio, que es lo que sufrió cuando se vio obligado a salir de Uruguay en 1973 so pena de ser detenido y quièn sabe qué más cosas. Y una prosa en la que se mezcla lo delicioso de su estilo con lo pasional de su contenido.  

A lo largo de los años he ido leyendo sus cuentos y novelas, que han sumado hasta ahora un total de nueve libros. Helos: Cuentos (Madrid, Alianza, 1983), Primavera con una esquina rota (Barcelona, Edhasa, 1983), La tregua (Madrid, Alianza, 1985), La sirena viuda (Madrid, Santillana, 2000), La borra del café (Madrid, Santillana, 2000), El cumpleaños de Juan Ángel (Madrid, Santillana, 2002),  Quién de nosotros (Madrid, Santillana, 2007), Andamios (Madrid, Santillana, 2008) y Vivir adrede (Madrid, Santillana, 2009).

En los últimos años de su vida Benedetti escribió Memoria y esperanza. Un mensaje a los jóvenes (Barcelona, Destino, 2004), una especie de libro-testamento con vocación de futuro. Un libro en el que buscaba hacer posible, a través de los "lazos en el tiempo", una continuidad de la tradición liberadora, de la que fue partícipe a lo largo de su dilatada vida, en las nuevas generaciones. Y pese a preguntarse "¿Qué puede hacer un poeta de más de ochenta años a la gente joven, que no lo haya dicho ya?. Poco. Sólo contarles qué satisfecho y bien me siento". 

Benedetti también fue amante del fútbol, confesándose incluso seguidor del Nacional de Montevideo, club rival del Peñarol en la capital uruguaya. Y como tema también lo incluyó en algunos de sus escritos, al igual que hicieron otros escritores, como Alberti, Hernández, Nabokov, Passolini, Galeano etc. Medio de pasada lo hizo, por ejemplo, en la novela Andamios, pero sin ningún tipo de tapujo se convirtió en el tema central en uno de sus relatos, "El césped", donde recrea el espacio en el que tiene lugar el pulso entre los dos equipos contendientes.

Y ya para acabar, considerándose él ante todo como poeta, creo que nada mejor que hacerlo con algunos de sus poemas. He seleccionado diez de su libro Inventario. Poesía completa (1950-1980), aunque en realidad son nueve, ya que el titulado "Intimidad" se trata de dos versiones del mismo poema, escritas en dos momentos diferentes. El criterio para su elección pertenece a esos momentos en que, allá a principios de los años ochenta, a sus versos fui adosando unas notas musicales para hacer que resonaran en lo posible. Bastantes años después, allá por 2009, algunas de las canciones las interpreté con Montse, Felisa y Juanjo en una cafetería de Vejer de la Frontera. Fue nuestro homenaje al escritor, que acababa de fallecer.     



Intimidad

Soñamos juntos
juntos despertamos

el tiempo
mientras tanto
hace o deshace

no le importan
tu sueño
ni mi sueño

somos dóciles
torpes
destructibles

pensamos que no cae
esa gaviota

que más allá del fin
hay otra orilla
que la batalla es nuestra
o de ninguno

vivimos juntos
juntos
nos destruimos

pero la destrucción es una broma
un detalle
una ráfaga
un instante
un abrir y cerrarse
de ojos ciegos

ah nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío.

(En Contra los puentes levadizos, 1966).


Los héroes

Resido en una región donde los héroes
suelen morir de lumbre y osadía
pero de todos modos esplenden fulgen
siguen reverberando
existen en los ojos de los niños
y desde las grandes vallas comparecen
transforman
aprueban
acompañan

en mi lejano país en cambio
los héroes
que también los hay
no pueden ser nombrados en voz alta
ni abrazados por una bandera
ni siquiera aludidos por el llanto
sencillamente no han sido autorizados
a existir como cadáveres
y menos aún
como cadáveres reverberantes

ah pero ¿quién podrá evitar
que desde su inexpugnable clandestinidad
esos muertos ilegales
conspiren?

(De “Soy un caso perdido”, en Cotidianas, 1979).


Distancia

Pensar que en un antes neblinoso y remoto
tu adolescencia era cotidiana
y notabas en las yemas de los dedos
las variables superficies de vida
que ahora sentís a veces en las uñas

en aquel breve prólogo del duelo
te recordás empero como un náufrago
que jamás había estado en un navío
o asimismo como un reloj de arena
al que nadie se ocupó de subvertir

pero también te evocás como un presagio
con el que hoy tenés hondas diferencias.

(De “Botella de mar”, en Cotidianas, 1979).


José Martí pregonero

Tu nombre es como el crisol
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol

de su destino naciente
sólo tu pueblo es el dueño
cual figuraban en tus sueño
por fin es libre tu gente

josé marti pregonero
no moriste en tu pregón
tus versos viven y son
pregones de un pueblo entero

tu isla exporta el verano
y hay flambollán y justicia
la buena tierra nutricia
da frutos para el cubano

tu nombre es como el crisol
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol

tan sobrio y tan desbordante
tan bueno y tan orgulloso
tan firme y tan generoso
tan pequeño y tan gigante

tan profundamente isleño
tan claramente cubano
tan latinoamericano
en tu suelo y en tu sueño

siempre nos tienes despierto
con tu constante mirada
con tu suerte despejada
y con tu fe de ojos abiertos

tu nombre es como el crisol
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol.

(De “Retratos y canciones”, en Cotidianas, 1979).


Por qué cantamos

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por que cantamos

cantamos por qué el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.

(De “Retratos y canciones”, en Cotidianas, 1979).


Estados de ánimo

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas

unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano

q veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas

pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones

una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces

sereno en mi confianza
confiado en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.

(“Canciones de amor y desamor”, en Poemas de otros, 1974).


Intimidad

Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto

no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos

pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno

juntos vivimos
sucumbimos juntos

pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
un abrirse y cerrarse
el paraíso

ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío

quiero que me relates
el duelo que te callas

por mi parte te ofrezco
mi última confianza

estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
     una llama.

(“Canciones de amor y desamor”, en Poemas de otros, 1974).


No te salves

No te quedes inmóvil          
al borde del camino           
no congeles el júbilo          
no quieras con desgana              
no te salves ahora             
ni nunca           
             no te salves
no te llenes de calma         
no reserves del mundo               
sólo un rincón tranquilo              
no dejes caer los párpados         
pesados como juicios         
no te quedes sin labios       
no te duermas sin sueño             
no te pienses sin sangre             
no te juzgues sin tiempo             

pero si             
          pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo            
y quieres con desgana        
y te salvas ahora               
y te llenas de calma           
y reservas del mundo         
sólo un rincón tranquilo              
y dejas caer los párpados           
pesados como juicios         
y te secas sin labios           
y te duermes sin sueño              
y te piensas sin sangre               
y te juzgas sin tiempo        
y te quedas inmóvil            
al borde del camino           
y te salvas        
                entonces
no te quedes conmigo.

(“Canciones de amor y desamor”, en Poemas de otros, 1974).


Te quiero

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

(“Canciones de amor y desamor”, en Poemas de otros,1974).


Todavía

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
                     todavía.

(“Canciones de amor y desamor”, en Poemas de otros, 1974).


(Imagen: retrato de Mario Benedetti hecho por Justo Barboza y publicado en 1982 en El País).