Amante de la música, muchos de sus poemas tuvieron ese destino, como también se tomaron poemas suyos para ser musicalizados. Y no le faltó tampoco participar en persona en recitales, en los que se aunaban la música y su poesía. A mediados de los ochenta tuve la suerte de asistir en Salamanca a uno de ellos, "Un cantante y un poeta", a dúo con el también uruguayo Daniel Viglietti.
Empecé a conocer la poesía de Benedetti a finales de los años setenta, a través del disco Nacha canta a Benedetti, en el que la cantante argentina Nacha Guevara puso su voz a los poemas musicados por Alberto Favero. Tiempo después me hice con uno de los libros que tengo más manoseados: Inventario. Poesía completa (1950-1980) (Madrid, Visor, 1981). La recopilación de toda su obra poética hasta ese momento, que está presentada, curiosamente, por un orden que empieza por los libros más recientes para concluir con los más antiguos. Años más tarde publicó Inventario Dos. Poesía 1986-1991 (Madrid, Visor, 2004) e Inventario tres. Poesía 1995-2002 (Madrid, Visor, 2004).
Entre 1982 y 1984 colaboró con el diario El País, que fue publicando semanalmente sus columnas de opinión, una selección de las cuales acabó siendo editada en el libro El desexilio y otras conjeturas (Madrid, PRISA, 1984). Una palabra, desexilio, que inventó para definir el acto voluntario de regresar al país de origen, antítesis de exilio, que es lo que sufrió cuando se vio obligado a salir de Uruguay en 1973 so pena de ser detenido y quièn sabe qué más cosas. Y una prosa en la que se mezcla lo delicioso de su estilo con lo pasional de su contenido.
A lo largo de los años he ido leyendo sus cuentos y novelas, que han sumado hasta ahora un total de nueve libros. Helos: Cuentos (Madrid, Alianza, 1983), Primavera con una esquina rota (Barcelona, Edhasa, 1983), La tregua (Madrid, Alianza, 1985), La sirena viuda (Madrid, Santillana, 2000), La borra del café (Madrid, Santillana, 2000), El cumpleaños de Juan Ángel (Madrid, Santillana, 2002), Quién de nosotros (Madrid, Santillana, 2007), Andamios (Madrid, Santillana, 2008) y Vivir adrede (Madrid, Santillana, 2009).
En los últimos años de su vida Benedetti escribió Memoria y esperanza. Un mensaje a los jóvenes (Barcelona, Destino, 2004), una especie de libro-testamento con vocación de futuro. Un libro en el que buscaba hacer posible, a través de los "lazos en el tiempo", una continuidad de la tradición liberadora, de la que fue partícipe a lo largo de su dilatada vida, en las nuevas generaciones. Y pese a preguntarse "¿Qué puede hacer un poeta de más de ochenta años a la gente joven, que no lo haya dicho ya?. Poco. Sólo contarles qué satisfecho y bien me siento".
Benedetti también fue amante del fútbol, confesándose incluso seguidor del Nacional de Montevideo, club rival del Peñarol en la capital uruguaya. Y como tema también lo incluyó en algunos de sus escritos, al igual que hicieron otros escritores, como Alberti, Hernández, Nabokov, Passolini, Galeano etc. Medio de pasada lo hizo, por ejemplo, en la novela Andamios, pero sin ningún tipo de tapujo se convirtió en el tema central en uno de sus relatos, "El césped", donde recrea el espacio en el que tiene lugar el pulso entre los dos equipos contendientes.
Y ya para acabar, considerándose él ante todo como poeta, creo que nada mejor que hacerlo con algunos de sus poemas. He seleccionado diez de su libro Inventario. Poesía completa (1950-1980), aunque en realidad son nueve, ya que el titulado "Intimidad" se trata de dos versiones del mismo poema, escritas en dos momentos diferentes. El criterio para su elección pertenece a esos momentos en que, allá a principios de los años ochenta, a sus versos fui adosando unas notas musicales para hacer que resonaran en lo posible. Bastantes años después, allá por 2009, algunas de las canciones las interpreté con Montse, Felisa y Juanjo en una cafetería de Vejer de la Frontera. Fue nuestro homenaje al escritor, que acababa de fallecer.
Intimidad
Soñamos
juntos
juntos
despertamos
el tiempo
mientras
tanto
hace o
deshace
no le
importan
tu sueño
ni mi sueño
somos
dóciles
torpes
destructibles
pensamos
que no cae
esa gaviota
que más
allá del fin
hay otra
orilla
que la
batalla es nuestra
o de
ninguno
vivimos
juntos
juntos
nos
destruimos
pero la
destrucción es una broma
un detalle
una ráfaga
un instante
un abrir y
cerrarse
de ojos
ciegos
ah nuestra
intimidad
es tan
inmensa
que la
muerte la esconde
en su
vacío.
(En
Contra los puentes levadizos, 1966).
Los héroes
Resido en
una región donde los héroes
suelen
morir de lumbre y osadía
pero de
todos modos esplenden fulgen
siguen
reverberando
existen en
los ojos de los niños
y desde las
grandes vallas comparecen
transforman
aprueban
acompañan
en mi
lejano país en cambio
los héroes
que también
los hay
no pueden
ser nombrados en voz alta
ni abrazados
por una bandera
ni siquiera
aludidos por el llanto
sencillamente
no han sido autorizados
a existir
como cadáveres
y menos aún
como
cadáveres reverberantes
ah pero
¿quién podrá evitar
que desde
su inexpugnable clandestinidad
esos
muertos ilegales
conspiren?
(De
“Soy un caso perdido”, en Cotidianas,
1979).
Distancia
Pensar que
en un antes neblinoso y remoto
tu
adolescencia era cotidiana
y notabas
en las yemas de los dedos
las
variables superficies de vida
que ahora
sentís a veces en las uñas
en aquel
breve prólogo del duelo
te recordás
empero como un náufrago
que jamás
había estado en un navío
o asimismo
como un reloj de arena
al que
nadie se ocupó de subvertir
pero
también te evocás como un presagio
con el que
hoy tenés hondas diferencias.
(De
“Botella de mar”, en Cotidianas, 1979).
José Martí pregonero
Tu
nombre es como el crisol
donde
se funde la hazaña
tu
nombre es como la caña
que
endulza con lluvia y sol
de su
destino naciente
sólo tu
pueblo es el dueño
cual
figuraban en tus sueño
por fin es
libre tu gente
josé marti
pregonero
no moriste
en tu pregón
tus versos
viven y son
pregones de
un pueblo entero
tu isla
exporta el verano
y hay
flambollán y justicia
la buena
tierra nutricia
da frutos
para el cubano
tu
nombre es como el crisol
donde
se funde la hazaña
tu
nombre es como la caña
que
endulza con lluvia y sol
tan sobrio
y tan desbordante
tan bueno y
tan orgulloso
tan firme y
tan generoso
tan pequeño
y tan gigante
tan
profundamente isleño
tan
claramente cubano
tan
latinoamericano
en tu suelo
y en tu sueño
siempre nos
tienes despierto
con tu
constante mirada
con tu
suerte despejada
y con tu fe
de ojos abiertos
tu
nombre es como el crisol
donde
se funde la hazaña
tu
nombre es como la caña
que
endulza con lluvia y sol.
(De
“Retratos y canciones”, en Cotidianas,
1979).
Por qué cantamos
Si cada
hora viene con su muerte
si el
tiempo es una cueva de ladrones
los aires
ya no son los buenos aires
la vida es
nada más que un blanco móvil
usted
preguntará por qué cantamos
si nuestros
bravos quedan sin abrazo
la patria
se nos muere de tristeza
y el
corazón del hombre se hace añicos
antes aún
que explote la vergüenza
usted
preguntará por qué cantamos
si estamos
lejos como un horizonte
si allá
quedaron árboles y cielo
si cada
noche es siempre alguna ausencia
y cada
despertar un desencuentro
usted
preguntará por que cantamos
cantamos
por qué el río está sonando
y cuando
suena el río / suena el río
cantamos
porque el cruel no tiene nombre
y en cambio
tiene nombre su destino
cantamos
por el niño y porque todo
y porque
algún futuro y porque el pueblo
cantamos
porque los sobrevivientes
y nuestros
muertos quieren que cantemos
cantamos
porque el grito no es bastante
y no es
bastante el llanto ni la bronca
cantamos
porque creemos en la gente
y porque
venceremos la derrota
cantamos
porque el sol nos reconoce
y porque el
campo huele a primavera
y porque en
este tallo en aquel fruto
cada
pregunta tiene su respuesta
cantamos
porque llueve sobre el surco
y somos
militantes de la vida
y porque no
podemos ni queremos
dejar que
la canción se haga ceniza.
(De
“Retratos y canciones”, en Cotidianas,
1979).
Estados de ánimo
Unas veces
me siento
como pobre
colina
y otras
como montaña
de cumbres
repetidas
unas veces
me siento
como un
acantilado
y en otras
como un cielo
azul pero
lejano
q veces uno
es
manantial
entre rocas
y otras
veces un árbol
con las
últimas hojas
pero hoy me
siento apenas
como laguna
insomne
con un
embarcadero
ya sin
embarcaciones
una laguna
verde
inmóvil y
paciente
conforme
con sus algas
sus musgos
y sus peces
sereno en
mi confianza
confiado en
que una tarde
te acerques
y te mires,
te mires al
mirarme.
(“Canciones
de amor y desamor”, en Poemas de otros,
1974).
Intimidad
Soñamos
juntos
juntos
despertamos
el tiempo
hace o deshace
mientras
tanto
no le
importan tu sueño
ni mi sueño
somos
torpes
o demasiado
cautos
pensamos
que no cae
esa gaviota
creemos que
es eterno
este
conjuro
que la
batalla es nuestra
o de
ninguno
juntos
vivimos
sucumbimos
juntos
pero esa
destrucción
es una
broma
un detalle
una ráfaga
un vestigio
un abrirse
y cerrarse
el paraíso
ya nuestra
intimidad
es tan
inmensa
que la
muerte la esconde
en su vacío
quiero que
me relates
el duelo
que te callas
por mi
parte te ofrezco
mi última
confianza
estás sola
estoy solo
pero a
veces
puede la
soledad
ser
una llama.
(“Canciones
de amor y desamor”, en Poemas de otros,
1974).
No te salves
No te
quedes inmóvil
al borde
del camino
no congeles
el júbilo
no quieras
con desgana
no te
salves ahora
ni nunca
no te salves
no te
llenes de calma
no reserves
del mundo
sólo un
rincón tranquilo
no dejes
caer los párpados
pesados
como juicios
no te
quedes sin labios
no te
duermas sin sueño
no te
pienses sin sangre
no te
juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes
evitarlo
y congelas
el júbilo
y quieres
con desgana
y te salvas
ahora
y te llenas
de calma
y reservas
del mundo
sólo un
rincón tranquilo
y dejas
caer los párpados
pesados
como juicios
y te secas
sin labios
y te
duermes sin sueño
y te
piensas sin sangre
y te juzgas
sin tiempo
y te quedas
inmóvil
al borde
del camino
y te salvas
entonces
no te
quedes conmigo.
(“Canciones
de amor y desamor”, en Poemas de otros,
1974).
Te quiero
Tus manos
son mi caricia
mis acordes
cotidianos
te quiero
porque tus manos
trabajan
por la justicia
si
te quiero es porque sos
mi
amor mi cómplice y todo
y
en la calle codo a codo
somos
mucho más que dos
tus ojos
son mi conjuro
contra la
mala jornada
te quiero
por tu mirada
que mira y
siembra futuro
tu boca que
es tuya y mía
tu boca no
se equivoca
te quiero
porque tu boca
sabe gritar
rebeldía
si
te quiero es porque sos
mi
amor mi cómplice y todo
y
en la calle codo a codo
somos
mucho más que dos
y por tu
rostro sincero
y tu paso
vagabundo
y tu llanto
por el mundo
porque sos
pueblo te quiero
y porque
amor no es aureola
ni cándida
moraleja
y porque
somos pareja
que sabe
que no está sola
te quiero
en mi paraíso
es decir
que en mi país
la gente
viva feliz
aunque no
tenga permiso
si
te quiero es porque sos
mi
amor mi cómplice y todo
y
en la calle codo a codo
somos
mucho más que dos.
(“Canciones
de amor y desamor”, en Poemas de otros,1974).
Todavía
No lo creo
todavía
estás
llegando a mi lado
y la noche
es un puñado
de
estrellas y de alegría
palpo gusto
escucho y veo
tu rostro
tu paso largo
tus manos y
sin embargo
todavía no
lo creo
tu regreso
tiene tanto
que ver
contigo y conmigo
que por
cábala lo digo
y por las
dudas lo canto
nadie nunca
te reemplaza
y las cosas
más triviales
se vuelven
fundamentales
porque
estás llegando a casa
sin embargo
todavía
dudo de
esta buena suerte
porque el
cielo de tenerte
me parece
fantasía
pero venís
y es seguro
y venís con
tu mirada
y por eso
tu llegada
hace mágico
el futuro
y aunque no
siempre he entendido
mis culpas
y mis fracasos
en cambio
sé que en tus brazos
el mundo
tiene sentido
y si beso
la osadía
y el
misterio de tus labios
no habrá
dudas ni resabios
te querré
más
todavía.
(“Canciones
de amor y desamor”, en Poemas de otros,
1974).
(Imagen: retrato de Mario Benedetti hecho por Justo Barboza y publicado en 1982 en El País).
(Imagen: retrato de Mario Benedetti hecho por Justo Barboza y publicado en 1982 en El País).