sábado, 14 de julio de 2018

La resolución de un tribunal alemán sobre Puigdemont, un nuevo patinazo de la justicia española

Ha publicado hoy eldiario.es un artículo de Javier Pérez Royo que no tiene desperdicio: “El estatus jurídico de Puigdemont tras la decisión del Tribunal Superior de Schleswig-Holstein”. Veamos,  a través de algunas frases, cómo ha argumentado su posición: 

“[el juez Llarena] únicamente puede proceder contra él por aquellos delitos por los que puede exigírsele responsabilidad penal. Y entre esos delitos ya no está la rebelión, la sedición, los desórdenes públicos o la corrupción”.

“La decisión adoptada en el día de ayer por el Tribunal Superior de Justicia de Schleswig-Holstein [es] firme, vinculante para los ‘tribunales españoles’".

“Puigdemont únicamente puede ser procesado en España por el delito de malversación”

“puede volver a España cuando quiera sin que pueda ser procesado por los cuatro delitos enumerados en la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Schleswig-Holstein”.

“El juez instructor del Tribunal Supremo al dictar la euroorden en los términos que lo hizo, sometió la calificación jurídica de la conducta de Carles Puigdemont a la decisión del juez europeo que tuviera que dar respuesta a lo solicitado en dicha euroorden”.

“Lo procedente en este momento sería que la Fiscalía General del Estado acordara retirar la acusación por rebelión contra todos los querellados, que solicitara el levantamiento de las medidas cautelares y que instara el desistimiento por parte del Tribunal Supremo y el traslado de la causa al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que es de donde no debería haber salido”.

Su conclusión, que creo muy prudente y quizás en exceso, es que todo ha sido “un disparate desde el principio”. 

Pérez Royo pone al descubierto el ridículo hecho por la justicia española en las personas de la jueza Carmen Lamela y, especialmente, del juez Pablo Llarena. La primera, como pionera en las acusaciones y encarcelamiento en relación al procès catalán y el segundo, porque continuó en esa línea y, llegado el momento, inició su periplo por la justicia europea. 

Dadas las acusaciones tan graves y las consecuencias que se derivaron, la situación actual pone al descubierto que la actuación de dichas personas, miembros de la judicatura española, han provocado un daño terrible a quienes están sufriendo prisión o decidieron en su día refugiarse en otros países. Pone en evidencia también el proceder del juez Llarena en el ámbito de la justicia europea, donde ha errado, tanto en Bélgica como en Alemania, en el intento por convencer acerca de los graves delitos rebelión, sedición, desórdenes públicos y corrupción. Y de paso, añado yo, pone en entredicho el grado de credibilidad de la justicia española.