miércoles, 11 de julio de 2018

Todo real: amoríos, negocios, engaños, desengaños...

El accidente durante una cacería de elefantes africanos hizo saltar las alarmas. Por medio había una amante, a la que había dotado no de piso, sino de mansión y cercana al gran palacio. Pero no era una amante cualquiera, porque con ella jugaba también a los negocios. Y en éstos, como se sabe, hay muchos recovecos. Comisiones, paraísos fiscales, blanqueo de capitales, testaferros... A eso se unió lo del yerno de la pequeña, que había aprendido que había cosas se podían hacer sin problema. Y hubo el riesgo de que se hilaran hilos no deseados. Se llegó a tanto, que quienes callaron, ocultaron y pelotearon, empezaron a lanzar mierda. Mierda real, porque así es. Dos años después, hace cuatro ya, hubo de abdicar para dar paso al siguiente de la lista. Era la solución de urgencia al descrédito suyo, muy menguado, y al de la institución, en declive. Ahora están volviendo a salir chismes. Porque en las cloacas del estado se sabe mucho y hay personajes en peligro. Por eso están soltando basura, como real que es. La amante se quejaba de que más que amor había interés. Negocios, vamos. También, engaño, desengaño... Y entre la mayoría, como si nada.