Una
breve biografía[1]
Mª Luisa Cobos nació en Jerez de la Frontera el 30 de
septiembre de 1909. Con ese nombre y apellido firmaba sus cartas y sus
artículos, al menos entre 1935 y 1936. En su partida de nacimiento, sin
embargo, aparece como Ignacia Cobo Peña, de ahí que su nombre siga generando
confusión en algunas publicaciones, sin que se sepa el porqué del cambio en el nombre y apellido.
La primera etapa de la vida la pasó en una vivienda de la calle San Luis, sin
saber a qué se dedicaban su padre y su madre, aunque tuvo que empezar a
trabajar desde una edad temprana, primero como sirvienta y después, en el
mercado. En este contexto entró en contacto con el movimiento libertario, de
manera que en 1931 ya estaba afiliada a la CNT.
Su militancia sindical fue muy activa hacia 1933 y 1934, como
lo demuestra el hecho de que participara en los acontecimientos más relevantes
impulsados por el movimiento libertario. Uno fue la insurrección de enero de
1933, la misma que dio lugar a los conocidos sucesos de Casas Viejas. Por esa
razón fue detenida y encarcelada durante un tiempo. Tras su puesta en libertad
participó en unos incidentes provocados por un desahucio, aunque en esta
ocasión no fue condenada. También jugó un papel activo en el boicot de las
elecciones de noviembre de ese año. Y no faltó su participación en la huelga
general de Jerez en septiembre de 1934, lo que la llevó al destierro a la
capital de la provincia. Todo esto y su relación con dos dirigentes de la FAI de Jerez nos indican el
entorno en el que actuó dentro del movimiento anarquista.
Lo que ha hecho de Mª Luisa Cobos ser una mujer más conocida
fue, sin embargo, su empeño en dar valor al papel de las mujeres en la lucha revolucionaria
desde una perspectiva que hoy denominaríamos feminista. Fue una labor que tuvo
varios componentes, sucesivos, desde su propia experiencia vital. Ya entre 1933
y 1934 había creado un grupo mixto, integrado fundamentalmente por trabajadoras
de la confección y el servicio doméstico. Su fracaso estuvo relacionado con el
destierro sufrido tras la huelga de septiembre, pero sin que faltara la actitud
negativa que jugaron los varones[2]. Lo siguiente fue
la formación de un sindicato exclusivo de mujeres. Esta idea la llevaría
seguramente a buscar una base ideológica desde la que basar su posición. Así se
puede entender su artículo “A la mujer, no; a vosotros, proletarios”, publicado
en el periódico cenetista Solidaridad
Obrera en septiembre u octubre de 1935[3]. Teniendo en
cuenta que en ese periódico y otras publicaciones libertarias, como Tierra y Libertad, se estaba dando un
interesante debate en torno al papel que debían jugar las mujeres dentro del
movimiento, el que participara Mª Luisa Cobos es un signo de las preocupaciones
que tenía. Es así como entró en contacto con el núcleo fundador de la revista Mujeres Libres, en especial con Lucía
Sánchez Saornil, con quien mantuvo una rica comunicación epistolar. Mientras se
convirtió en la “corresponsala” de la revista, realizando una importante labor
de propaganda y venta de ejemplares por distintas localidades gaditanas[4], continuó con
su tarea sindical, desarrollando actividades que iban desde la organización de
clases de alfabetización hasta campañas contra costumbres tradicionales[5].
Fruto de este empeño fue la creación en abril de 1936 del
Sindicato Emancipación Femenina, que se integró en la CNT. El golpe de estado de
julio y la guerra cortaron de cuajo la experiencia, que conllevó la represión
de un buen número de sus componentes. Mª Luisa pudo evitarlo[6], pero se vio a
un recorrido por distintas localidades, como fueron Ronda, Madrid o Tarancón,
hasta su salida de España por La
Junquera en enero de 1939. Como mujer activa, en Ronda participó en la resistencia, formó
una agrupación de Mujeres Libres, creó un sindicato de costureras y estuvo en
la colectivización de un taller. En Tarancón fundó otra agrupación de Mujeres
Libres[7]. En los
primeros momentos del exilio en Francia logró evitar el control de las
autoridades francesas, pero pronto se vio recluida en un refugio para mujeres
en Besançon y desde principios de 1941, ya con su compañero Juan Pedro
González, en el campo de Argelés-sur-Mer. Los temores derivados de la ocupación
francesa por Alemania llevaron a la pareja a buscar como mal menor su regreso a
España. Mientras él fue detenido enseguida, Mª Luisa pasó desapercibida en
Barcelona durante dos años, al cabo de los cuales, tras una delación de su
patrono, se vio sometida a varias detenciones intermitentes, por lo que acabó huyendo
a Madrid, donde finalmente fue detenida y conducida a su Jerez natal. Después de un largo proceso
judicial, en enero de 1945 fue condenada a seis años de prisión por el delito
de auxilio a la rebelión.
No debió de cumplir toda la condena, en parte porque le
habían contado los casi dos años que estuvo detenida desde 1943. Existe una
información[8]
acerca de que siguió siendo militante anarquista, razón por la que fue detenida
de nuevo en junio de 1948 junto con alrededor de sesenta militantes más.
Internada en la prisión madrileña de Ventas, fue juzgada en septiembre de 1949.
También sabemos que siguió viviendo en Jerez hasta su muerte en 1973, la misma
ciudad donde nació y fue escenario de buena parte de su aportaciones a la lucha
por la liberación social y de las mujeres trabajadoras. El empeño de Mª José
Ruiz Piñero[9]
por recuperar su memoria ha sido encomiable, mientras sigue trabajando en una
biografía suya. El trabajo de José Luis Gutiérrez Molina traza una biografía
documentada hasta el año 1945[10]. Hoy Mª Luisa
Cobos tiene una calle en Jerez de la Frontera , lo que en parte supone una forma de
reconocerla.
La
revista Mujeres Libres[11]
En 1 de mayo de 1936 salió a la calle el primer número de la revista Mujeres
Libres. La idea inicial provenía de la periodista anarquista Lucía Sánchez
Saornil, quien en las páginas de Solidaridad
Obrera había mantenido un interesante debate sobre el papel de las mujeres
en el movimiento libertario, exponiendo de esa manera las líneas generales de
sus planteamientos, basados en una síntesis del anarquismo y la defensa de la
autonomía organizativa de las mujeres. Así mismo, anunció la creación de una
revista propia que reflejara esas concepciones, desechando para ello el
ofrecimiento que el director del periódico, Mariano Vázquez, le había hecho
para encargarse de una página para la mujer. Lucía Sánchez Saornil contó con el
apoyo de dos mujeres relevantes del movimiento libertario, como fueron Mercedes
Comaposada y Amparo Poch y Gascón. En total fueron trece los números que
salieron de la revista hasta 1938, de los que sólo los tres primeros se
editaron antes de la guerra.
Además
de la revista el proyecto consistía en crear una organización de mujeres, a la
que acabaron poniendo el mismo nombre. Durante la guerra Mujeres Libres consiguió
estar presentes en la mayoría de las provincias de la España republicana,
constituyéndose en una federación nacional tras el congreso fundacional que
celebraron en Valencia en agosto de
1937. Si en los primeros momentos llegaron a participar como
milicianas, posteriormente desarrollaron
labores en la retaguardia según las necesidades de cada momento y lugar,
siempre fomentando la incorporación de las mujeres a la esfera pública y el
trabajo extradoméstico. En educación y cultura publicaron, además de la
revista, folletos y libros; y crearon el Casal de la Dona Treballadora
en Barcelona, institutos en Madrid y Valencia, y numerosas escuelas de alfabetización
y formación elemental. En el mundo de la sanidad hicieron campañas sobre la
higiene, la sexualidad responsable, contra la prostitución, etc.
Influida por la teoría de la diferenciación, Lucía Sánchez Saornil rechazó,
no obstante, todo aquello que supusiera la reproducción de roles
discriminatorios. Su interpretación emancipadora de esa teoría la llevó a considerar
la marginación de la mujer como una construcción social desarrollada en la
historia. Por eso propuso desterrar los errores negativos de los varones, como
eran el “exceso de audacia, de rudeza, de inflexibilidad”, e incorporar los
valores positivos de las mujeres: “La ausencia de la mujer en la Historia ha acarreado la
falta de comprensión, de ponderación y afectividad, que son sus virtudes”[12].
Mujeres Libres intentó ser reconocida como la cuarta rama del movimiento
libertario, lo que no consiguió, pese a los esfuerzos desplegados y la ayuda de algunos dirigentes de la CNT e incluso de mujeres de
prestigio internacional, como Emma Goldman. Ese rechazo, formalizado en octubre
de 1938, fue una clara muestra de la incomprensión que tuvo entre buena parte
de la militancia libertaria.
Mª Luisa Cobos, como “corresponsala”[13]
Las fundadoras de la revista Mujeres
Libres hicieron en los primeros momentos un gran esfuerzo por contactar con
mujeres de diversos lugares para recabar apoyos. Aunque aceptaron la
colaboración masculina en todo lo que era la intendencia, rechazaron
explícitamente sus artículos por considerar, entre otras razones, que “sabemos por experiencia que los hombres, por
muy buena voluntad que pongáis, difícilmente atináis en el tono preciso”[14].
Lucía Sánchez Saornil, como responsable de la
redacción, mantuvo una correspondencia con numerosas personas, en su mayoría
mujeres, entre las que destacaron Mª Luisa Cobos, Trini Urién y Josefa de Tena. De ellas
se conserva un mayor número de cartas, aportando una información valiosa. Las
tres eran mujeres humildes y muy activas en sus ámbitos de actuación. Se
prestaron con mucha ilusión para difundir la revista y ofrecer información
sobre la realidad de las mujeres.
La singularidad de Mª Luisa se debe no sólo a la
dimensión de la correspondencia[15], sino
sobre todo por el reflejo de una realidad donde la lucha por la liberación
social está enfrentada a una vida cotidiana llena de asperezas, incomprensión y
a veces rechazo. Conocida en
su medio, como ya se ha destacado, su condición humilde queda clara cuando contaba:
“Cuando me contestes dime cuál es la
estación del año más buena para ir a ésa [Madrid]. Yo estuve de Enero a Marzo y
por un tris no me quedo en ése (…).
Tengo pases para ir a ésa, pero hasta que no sepa cierto que no hace frío;
pues yo no gasto ropa de invierno y es un serio problema para mí”[16].
Expresaba de esta manera su intención de ir a Madrid, garantizando la distribución
en Jerez: “tú debías buscarme en ésa algún medio de trabajo; la revista aquí no
se pierde, pues mi hermana Anita es ya una mujercita y las venderá; si hubiera
en ésa posibilidad de trabajo, yo hago de todo, hasta si fuera posible vender
cebolla, lo que haya que hacer, si no, vender la revista cuando salga a voces”[17].
La primera carta data del 20 de abril de 1936,
cuando Lucía Sánchez Saornil,
conocedora de las posibilidades que ofrecía la jerezana, la escribió: “Conozco
de referencias y por tus escritos tu cariño por la idea libertaria y tu
desmedido afán de superación (…). Necesitamos tu concurso en esa comarca”[18].
Le ofreció la corresponsalía administrativa de la revista para la comarca de
Jerez y la Bahía
de Cádiz. El entusiasmo que desplegó se puede percibir cuando Mª Luisa describe
la distribución del primer número: “Había [en un mitin celebrado en Cádiz] muchos
pueblos allí representados y las distintas delegaciones me pidieron unos 20 y
otros 25, más no me ha sido posible por no tener números suficientes. Mandé a
Chiclana, a Medina Sidonia, Villa Martín, Arcos de la Frontera , en Cádiz
también dejé 15. En cada pueblo de éstos sólo 15 pude mandar. Ya puedes tener
una idea. Después estuve en algunas aldeas cercanas de ésta y he vendido muchas.
Con decirte [que a] las más amigas no he podido dejár[se]la[s]. Así es que yo
espero que me mandes otras pocas, las que puedas, y para el mes que viene me
mandas 300. Por ésta y a los pueblos chicos las mandaré yo. Ahora, si quieres y
tienes, me mandas 150, que las vamos a vender en la calle. Te giraré antes
del 15. Esto me parece bien, [pero] si a
ti no, dímelo”[19].
Ese trabajo tuvo un rotundo agradecimiento cuando Lucía Sánchez Saornil no ahorró elogios para reconocerlo: “Magnífico,
María Luisa, magnífico! Ya sabía yo que serías un firme puntal de nuestra obra”[20].
La labor sindical que Mª Luisa desarrolló con las
mujeres, ha quedado reflejada en la correspondencia. Ya en la primera carta Lucía
le había solicitado que enviase información sobre las condiciones de trabajo y
el nivel organizativo de las mujeres de su comarca: “tú podrías enviarnos a
este efecto un reportage que comprendiera los siguientes puntos. Faena agrícola
más importante en la comarca; labores que requiere y época del año en que cada
una se efectúa y sobre todo y muy destacadamente qué parte toman las mujeres en
cada una de estas faenas”[21].
Consciente de la dificultad de la labor, le dio la posibilidad de que “si tú no
te atreves decididamente a llevarlo a cabo, envíanos los datos para que lo
hagamos aquí”.
El material que finalmente envió, después de un retraso
de varias semanas, justificado con pesar por la propia Mª Luisa[22], partió
de la petición urgente desde la redacción de información acerca del Sindicato
Emancipación Femenina: “qué tiempo habéis tardado en agrupar esas muchachas,
por qué habéis hecho el sindicato exclusivamente femenino, qué secciones lo
integran y si son oficios o labores exclusivamente femeninos. Dime también si
es sólo trabajo sindical el que os proponéis o crearéis secciones culturales,
etc.”[23].
La respuesta fue inmediata[24], empezando
con una explicación detallada de la fotografía hecha el día de la primera
asamblea: “nos reunimos por primera vez el día 7 de mayo; esa foto se tomó el
mismo día (…). Eso que llevas en la foto son los lados, pues en el local pasaban
de 3.000 las mujeres que había”. Luego le seguía la referencia a los orígenes del sindicato: “el tiempo empleado en
agrupar a 1.500 afiliadas que tiene el sindicato ha sido un mes; la iniciativa
partió de Oficios Varios el 7 de abril, [y]
el día 25 del mismo mes tenía que reunirse un delegado de cada sindicato; esto
fue acogido por todos con gran entusiasmo (...). Solicité de un sindicato [que]
me dejaran un sitio dos horas diarias para ir agrupando a toda la que bien
viniera”. A continuación describía la acogida que tuvo entre las mujeres de la
comarca, sin olvidar una alusión escueta a algunos problemas encontrados: “fue
el colmo, aquí la mujer es muy revolucionaria; la tradición es en este pueblo
de lucha continua; así es que fue un éxito. Sería largo de contar cuántos
detalles y obstáculos saltamos para triunfar (…). Nos reunimos por primera vez
el día 7 de mayo (…). Hacíamos los trabajos entre la que hoy es secretaria y
yo. Esto consistía en hacer la octavilla, llevarla a imprimir y repartirla. La
primera y segunda reunión repartimos 8.000 octavillas. Fue la obra más grande,
pues acudieron como una seda. Eso que llevas en la foto son los lados, pues en
el local pasaban de 3.000 las mujeres que había”. No faltaba una enumeración de
los oficios que componían el nuevo sindicato: "ya sabes cómo se llama el
sindicato, pues agrupa a todas, pero es el del Servicio Doméstico y obreras de
la aguja o ramo del vestir, pero hemos agrupado a las que siguen: trabajadoras
de bodegas, embotellado, funderas; éstas pasan de 400; empleadas de comercio,
fábricas de precinto, fábrica de lápiz, lavadero de botellas, vendedoras; y por
ahora nada más; solo hay una directiva, pero aún no hay selección [sección]; no
obstante, en breve será por secciones; también las obreras del campo -aunque
ahora no trabajan-, pues en las nuevas bases no las dejan trabajar al menos que
cobren el sueldo del hombre".
La relación con la CNT , donde estaba integrado orgánicamente el sindicato,
también se explica en la carta: “por lo pronto nuestra labor es simplemente
sindical, en la primera reunión nos adherimos a la CNT ; más adelante será otra
cosa pues aún no tenemos local propio. [Para] las labores sólo femeninas tenemos
un delegado de cada sindicato; todos los gremios afectos y no a la CNT nos ayudan moral y material[mente]".
No le faltó manifestar el orgullo de la obra que estaban
realizando y aludir a su relación con la tradición revolucionaria
anarcosindicalista: “el mes que viene no habrá ni una obrera en ésta que no
esté asociada; los ricos ladran como perros rabiosos, pero somos fuertes; yo
soy de las más expuestas; hasta aquí mi labor era de propagandista de las ideas
ácratas; cuando pasaba algo la primera que iba al cajón era yo, pero pasaba;
ahora sólo soy la presidenta y pobre de mí; antes me temían, pero ahora la que
teme soy yo, pues a cada paso me quieren quitar de la circulación; las paso de
lo más negro; los elementos fascistas no perdonan nunca que las mujeres se
hayan asociado y como es natural, yo soy la culpable; en las casas grandes tenemos
diariamente de 10 a
15 despidos, actuamos [mediante la] acción directa; no hay ni una que se
resista; chillan, patean, pero al fin pagan”.
La carta acababa con una muestra de su modestia, consciente
de sus limitaciones: “ahora tú [Lucía] sacas los
datos que creas conveniente y creo, según yo, haber cumplido con mi deber; si
no es así, lo siento en el alma”. Una modestia que también se refleja en su
sorpresa por ver aparecer en el número
dos de Mujeres Libres[25] la
fotografía de la asamblea: “creíame yo que la foto no sería acta [sic] a la
revista; figúrate cuánto me alegra saber que sí”[26]. La
fotografía ilustraba el reportaje titulado “Jornadas de lucha”, dedicado a las
trabajadoras de Jerez. En el epígrafe “Se constituye un Sindicato
exclusivamente femenino en Jerez de la Frontera ” se puede leer también: “Jerez de la Frontera acaso sea el
lugar en España donde la mujer se incorpora más rápidamente al movimiento social”[27].
Lucía Sánchez Saornil no ahorró elogios hacia Mª Luisa[28]: “celebramos
la repajolera gracia de tu carta, y nos entraron grandes deseos de darte un
abrazo en aquel momento. Eres una mujer valiente y otras cosas que valen más
aún”.
La última carta data del 15 de julio[29], en la
que Mª Luisa, además de seguir abundando sobre la distribución de la revista,
relata sus roces con los compañeros. Uno de ellos, contado en tono jocoso, se refiere
a un compañero que se negó a comprar el segundo número: “tan sólo uno de esos
que ellos mismos creen en sus méritos se atrevió a decirme que no compraba el
2º nº porque no le gustaba; yo soy muy bromista, lo miré muy seria y le dije: ‘¿Qué,
te han crecido las orejas?’ Mira, hubo risa y la habrá mientras que el idiota
venga donde haya dos mujeres”.
Más extensa es la referencia que hace a la convivencia
con su compañero, poniendo al descubierto pormenores llenos de sinceridad
y espontaneidad: “sobre la carta que
sostuviste con el del Norte[30] aquí
causó su efecto, pues yo estoy unida, como ya sabrás, y mi compañero, que lo es
en todo, en sus mejores momentos es el macho, es el amo; sólo es que yo le
corrija una falta de ortografía [y] en aquel momento soy su mayor enemiga; te
digo que son todos igual”. Su desesperación, llegando a trazar una cuadro descarnado,
la muestra de esta manera: “de harta que estoy, me entran ganas de gritar; a
veces cojo la pluma y cuando llevo un gran número de cuartillas las rompo, y
veo cuán inútil soy en el momento que me aprisionan las más dulces cadenas, las
más sublimes, pero en el fondo cadenas. Deseo a veces que me procesen y manden
lejos, donde no pueda ser dirigida, pues contra la sociedad entera se puede una
rebelar, pero contra los pequeños tiranos, no; lo has observado tú, no quieren
ellos que seamos libres, nos subyugan en todo momento, lo vemos nosotras y lo
ven también los contrarios. Te digo que es insostenible, pero cuando no se
cuentan con medios para (...), las que ansían la libertad como la ansío yo se
ven envueltas en la más negra esclavitud”. La carta acababa de golpe con una frase
rotunda: “te seguiría escribiendo, pero temo [que] llegue el sultán y se nuble
el sol”.
El panorama que Mª Luisa Cobos describe está compuesto,
en definitiva, por unos sentimientos contradictorios, donde se mezclan frustraciones y esperanzas, que estarían
cumpliendo seguramente esa función de desahogo que tienen las confidencias que
se transmiten en confianza. Un conflicto anímico marcado por la conciencia de la
contradicción entre sus sueños de un mundo más justo, que era lo que daba
contenido a su lucha, y una realidad cotidiana dura, incluidos los comportamientos
que, por sexistas, eran contrarios a lo que defendía.
Esa conciencia de la realidad y esa actitud de rebeldía ya
la había expresado en el mes de abril, cuando, imbuida de expectación y esperanza
ante la pronta salida del primer número de Mujeres
Libres, escribió: “muy en breve la
mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la
eficacia de la revista”[31]. Tres meses
después, sin embargo, en Jerez no pudo serlo y desde 1939 las mujeres de este
país tuvieron que sufrir un largo invierno.
Notas
[1] La mayor parte de los datos
biográficos proceden de Gutiérrez Molina (2002); el artículo utilizado ha sido
el facilitado directamente por el propio autor.
[2] Así lo cuenta en su artículo de
1935 “A la mujer, no; a vosotros, proletarios”; tomado de García-Maroto (1996,
p.44).
[3] Sin que haya accedido yo mí mismo
al artículo, mientras García-Maroto (1996, pp. 44, 51 y 55) da como fecha de
publicación del artículo el 28-09-1935, Nash (2001, p. 282, n. 71) y Gutiérrez
Molina (1993, p. 124, n. 20), por su parte, dan la de 8-10-1935.
[4]
Montero Barrado (2003, p. 83 y ss.).
[5]
Ruiz Piñero (1997), citado por Gutiérrez Molina (2002); una de esas campañas
fue contra la costumbre de las mujeres de llevar medias negras.
[6] No se sabe con seguridad si salió
de Jerez antes o después del 18 de julio. Siguiendo las declaraciones de su
interrogatorio policial, según ella fue antes, aunque la policía consideraba
que fue después. En el epistolario de la redacción de Mujeres Libres Mª Luisa aparece, como se verá, su intención de ir a
Madrid.
[7] Fontanillas Borrás (1999, p. 97).
[8] “Ignacia Maria…” (2007).
[9] Ruiz
Piñero (1997).
[10] Gutiérrez Molina (2002).
[11] Este apartado estás basado en
Montero Barrado (2009). También Nash (1975 y 2001), Ackelsberg (1999) y Montero
Barrado (2003).
[12] Editorial de Mujeres Libres, n. 1, mayo de 1936.
[13] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432. Ella misma utilizó
ese término, que no fue la única: “Acepto
el cargo de corresponsala; aquí hay mucha fe en las ideas ácratas sobre todo;
muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por eso
creo en la eficacia de la revista”.
[14] Carta a Hernández Doménech, 27-5-36, C 432.
[15] Se conservan cartas enviadas por Mª Luisa Cobos: 17-4-36,
28-4-36, 31-5-36 (C 432), 4-6-36, 3-7-36 y 15-7-36 (C 1532); así como las
escritas desde la redacción: 20-4-36, 24-4-36, 27-4-36, 1-5-36 (C 432), 3-6-36
y 10-7-36 (C 1532).
[16] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[17] Carta de Mª Luisa Cobos, 15-7-36, C 1532.
[18] Carta de 20-4-36, C 432.
[19] Carta de Mª Luisa Cobos, 31-5-36, C 432.
[20] Carta
a Mª Luisa Cobos 3-6-36, C 432.
[21] Carta a Mª Luisa Cobos, 20-4-36, C 432.
[22] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432.
[23] Carta de Mª Luisa Cobos 3-06-36, C 432.
[24] Carta
de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C
1532.
[25] Según
se desprende de la carta que envía Lucía
Sánchez Saornil a Mª Luisa Cobos el 3-6-36 (C 432) y la que ésta a su vez envía
a la redactora el 4-6-36 (C 1532). El artículo se puede ver en el número 2 de
la revista, p. 10-11, HR 61.
[26] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[27] Mujeres
Libres, n. 2, p. 10-11, HR 61.
[28] Carta
del 10-7-36, C
1532. Es la misma en la que le dice que contesta dando prioridad sobre otras
cartas, como una prueba seguramente de la importancia que da a la relación con
Mª Luisa Cobos.
[29]
Carta de Mª Luisa Cobos, 15-7-36, C 1532.
[30]
Se refiere a una discusión epistolar de Lucía Sánchez Saornil con un compañero que criticaba la formación
de sindicatos de mujeres (10-07-36,
C 1532).
[31] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432.
DOCUMENTACIÓN Y PUBLICACIONES CONSULTADAS
Documentación primaria
Toda la documentación utilizada proviene del Archivo de la Guerra Civil (AGC), antes Sección de la Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional (AHNS), ubicado en Salamanca. La correspondencia y diversos documentos de la organización Mujeres Libres se encuentran en la sección Político-Social Madrid (PSM), carpetas 432 y 1532. Y los trece números de la revista Mujeres Libres, en la sección Hemeroteca Revistas (HR).
Publicaciones
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RUIZ PIÑERO, María José: “Las Mujeres Libres de Jerez”. CNT, n. 225, Granada, 1997.
RUIZ PIÑERO, María José y RODRÍGUEZ CASANUEVA, José Manuel (coordinación y redacción): “Las cifras de la represión en Jerez de la Frontera tras el golpe de estado militar de 1936” . Asociación por la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, 20 de febrero de 2008, http://lascifrasdelarepresionenjerez.blogspot.com/.
VARIAS AUTORAS: Mujeres Libres. Luchadoras libertarias, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1999.
VARIOS AUTORES: El movimiento obrero en la provincia de Cádiz, Diputación de Cádiz, 1989.