Tengo la convicción de que el proceso de paz en el País Vasco continúa adelante. Pese a las trabas que se están poniendo. Que no son pocas. La declaración que se hizo pública el pasado 28 de diciembre proveniente del colectivo de presos y presas (EPPK) es clara y, por supuesto, esperanzadora. Supone una respuesta a las recomendaciones del Foro Social. El texto refleja una apuesta por el proceso de paz, el reconocimiento del sufrimiento y daño causado y la aceptación de las vías legales establecidas para el cumplimiento de las penas. Esta declaración se ha visto reforzada en el acto que el pasado sábado se celebró en Durango con la presencia de expresos y expresas que se han favorecido de la derogación de la "doctrina Parot". Se trata de un paso muy importante, que se une a otros dados con anterioridad desde la izquierda vasca, desde ETA y también -algo que no debemos olvidar- desde una gran parte de la sociedad vasca. Todo ello está ayudando a reforzar el camino iniciado hace algo más de tres años.
Las dificultades están viniendo de la otra parte. Donde existen ámbitos de los aparatos del estado, sectores políticos, determinados colectivos de víctimas y algunos medios de comunicación que no entienden la dimensión del proceso o simplemente lo rechazan. Así se entiende la actitud de confrontación ante cualquier iniciativa de ETA o de la izquierda abertzale. Como muestra, la idea de venganza, el pretender negar derechos elementales a personas y grupos, la permanente exigencia de "algo más" cuando se da un paso o la petición de mayor represión. Lo ocurrido hace dos días, con la detención de varios miembros de la izquierda abertzale bajo la acusación de coordinar y controlar la acción de los presos y las presas de ETA, es bastante grave. También resulta entre sorprendente y preocupante que se anunciara por el ministerio del Interior la operación policial antes de iniciarse. Todo suena a una operación de imagen, con el correspondiente altavoz mediático, destinada a contentar a determinados sectores políticos y ahuyentar, de paso, los fantasmas que sufren el gobierno y el PP en medio de la crisis general (economía, corrupción, aborto...). La reacción de la mayor parte de los grupos políticos ha sido rotunda, incluyendo, además de los de la izquierda abertzale, a PNV, PSE, EA-IU o EBB.
Ayer fue un día de sobresaltos. Parecía una noticia esperanzadora la resolución por el juez Pablo Ruz de no ver motivo para impedir la manifestación convocada para hoy sábado por la plataforma Tantaz Tanta (Gota a gota) pidiendo el acercamiento de los presos y las presas. Otra cosa fue la decisión final del juez Eloy Velasco, que al poco anunció su prohibición, haciendo caso así a la petición de la fiscalía.
Hoy puede ser un día importante. El conjunto de grupos políticos y sindicales nacionalistas, incluyendo al PNV y al navarro Geroa Bai, ha decidido convocar una manifestación alternativa. Otros grupos de izquierda vascos y navarros (EA-IU, IUN, Equo, Eki, Baztarre) no la han apoyado, si bien comparten la mayor parte de los objetivos de la convocatoria. Las calles de Bilbao pueden volver a ser escenario de una movilización por la paz, que se prevé numerosa. Incluso con una afluencia superior a otras ocasiones, dadas las circunstancias. Ocurre a veces que el empecinamiento de querer frenar procesos ciudadanos puede volverse en contra. Lo que parece claro es que en amplios sectores de la sociedad vasca existe el deseo de paz y de una solución política al conflicto. Y ese camino parece irreversible.