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jueves, 2 de junio de 2016
Violaciones, en la red
Hace unos días salió una noticia espeluznante procedente de Brasil: la violación colectiva de una joven y su publicación por las redes sociales electrónicas. Si ya el hecho en sí de la violación merece la mayor de las condenas, su difusión supone otro agravante. Y no sólo por lo que se refiere al dolor de la propia víctima indefensa, sino también por la ostentación de los gestos de prepotencia de los verdugos. Pero la cosa no ha quedado ahí, porque, una vez más, se ha puesto en duda la honorabilidad de la víctima desde determinados sectores de la sociedad. Como en tantas ocasiones se ha vuelto al empleo de excusas para justificar, o al menos aminorar, lo ocurrido. Volvemos al recurrente recurso de la provocación por parte de las mujeres, cuando no su consentimiento. Subterfugios abominables de una ideología criminal que sólo pretenden perpetuar la dominación patriarcal. La misma que justifica que el cuerpo de las mujeres no les pertenece a ellas.