Arif Jaradat, un joven palestino de 21 años, ha muerto ayer como consecuencia de los disparos que recibió por la espalda hace mes y medio. Uno más entre las más de 200 personas de origen palestino muertas desde octubre pasado a manos de las fuerzas militares israelíes y de habitantes de las colonias de ocupación que se siguen instalando en Cisjordania.
Arif Jaradat vivía en la ciudad de Sair, al sur de Cisjordania, y tenía síndrome de Down. Una muestra más del comportamiento de un estado racista, que ha impregnado en la sociedad israelí una idea deshumanizadora de la población palestina, a cuyos habitantes se les ve como objetivos militares y por ello susceptibles de eliminación. La perversidad del sionismo, una ideología racista.