El pasado viernes, día 10, estuve en la Casa de la Cultura participando dentro del programa de actos organizados por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento en torno al 84 aniversario de la Segregación de Barbate. Más concretamente, mi intervención consistió en una ponencia titulada "Barbate, entre el horizonte y la realidad de la Segregación (1930-1948)", en la cual expuse las líneas generales del proceso político que llevó a Barbate a conseguir su separación del municipio de Vejer de la Frontera el 11 de marzo de 1938 y lo ocurrido en los años siguientes hasta 1948.
Antes de mi exposición tuve el honor de ser presentado por el historiador local Antonio Aragón Fernández, a quien agradezco la generosidad de sus palabras. En cuanto a las otras dos ponencias de las jornadas, que tuvieron lugar al día siguiente y que resultaron magníficas, me enorgullece que estuvieran a cargo de dos personas, jóvenes, con quienes en algún momento he tenido relación. Carlos Gómez me ayudó hace un par de años durante su estancia en el Archivo Municipal de Vejer de la Frontera, proporcionándome algunos documentos de gran valor para mi investigación sobre la represión en Barbate. E Isabel Melero fue una modélica alumna hace algo más de un década, ya doctora en Historia y profesora en las universidades de Sevilla y París.
No pretendo ahora extenderme sobre el contenido de la charla, para lo que tengo previsto preparar próximamente un artículo que le dé cuerpo, pero sí voy a trazar sintéticamente algunos de sus rasgos. En primer lugar, lo que expuse ayer está basado tanto en la información obtenida en el Archivo Provincial de Cádiz como en la lectura de diversas publicaciones sobre la historia de Barbate.
Uno de los rasgos principales de ese proceso segregacionista tiene relación con el protagonismo que tuvieron los empresarios locales desde el primer momento. Una burguesía que desde años atrás había ido desarrollándose bajo el influjo de un fuerte crecimiento económico basado en la extracción, manufacturación y comercialización de los recursos del mar. Esos empresarios fueron los que financiaron los periódicos El Heraldo de Barbate (entre 1925-1927) y La Independencia de Barbate (entre 1930 y 1931), y coparon, así mismo, los principales puestos directivos de la primera Comisión Pro-Independencia.
No faltó tampoco en ese proceso la presencia de los sectores sociales intermedios, algunos de cuyos integrantes jugaron un papel activo. Algunos de ellos, incluso, durante 1936 se fueron acercando a Falange y formaron parte del poder local surgido a raíz del golpe militar de julio de 1936. El caso más emblemático fue el de Agustín Vario Varo, que desde 1938 se convirtió en el primer alcalde del nuevo municipio.
El golpe militar tuvo para Barbate dos consecuencias de gran importancia. Una, dentro del contexto general, puso fin a las movilizaciones que aspiraban a la mejora de las condiciones de vida de los sectores populares. Se cortaron de raíz con una feroz represión y conllevó el asesinato de nueve barbateños, numerosas detenciones, la huida el territorio controlado por el gobierno republicano, la destitución de los cargos públicos y de varios empleados públicos, etc.
La segunda de las consecuencias tiene que ver con el propio proceso hacia la segregación, que se retomó en abril de 1937 con la formación de la segunda Comisión Pro-Independencia. Más numerosa que la anterior, siguió teniendo una mayor presencia de representantes de la burguesía local, si bien estaba presidida por Agustín Varo Varo. Pronto se hizo con los servicios de Fernando Albi Cholbi, un experimentado técnico en la materia de derecho administrativo local, que fue el redactor del documento "Expediente de de Segregación de las aldeas de Barbate y Zahara de los Atunes del término municipal de Vejer de la Frontera (Cádiz)”.
La Comisión consiguió atraer a la aldea vecina de Zahara de los Atunes, después que a finales de noviembre tuviera lugar una reunión para tal fin. Fue el momento en que se hizo presente Juan Varo Valdés, alcalde pedáneo en 1935 y hasta julio de 1936, que se afilió a Falange a principios de la guerra y que en enero de 1938 estuvo entre los componentes de la nueva comisión formada con la misión de hacer el traspaso hacia el nuevo municipio. El 11 de marzo la gestora municipal de Vejer de la Frontera aprobó la segregación, no sin que existiera la oposición de algunos sectores del poder local por motivo de las hazas de suerte, y el 22 se constituyó el primer Ayuntamiento de Barbate. Sus componentes provenían de las comisiones formadas desde 1937 y se puso de manifiesto, una vez más, la importante presencia del empresariado local.
Agustín Varo Varo pasó a ser el alcalde, teniendo como tenientes de alcalde al empresario Manuel Gallardo Montesino y al pequeño comerciante Manuel Márquez Rendón, los dos miembros de la "vieja guardia" falangista. Completaron la nueva Corporación los también empresarios Francisco Pérez Llorca y Aniceto Ramírez Rey, el administrativo Juan Alvarado Martínez y el zahareño Juan Varo Valdés, que empezó a desempeñar también el cargo de alcalde pedáneo de su localidad.
El nuevo poder local se fue construyendo dentro de un doble contexto: uno, económico, enraizado en el proceso de crecimiento desarrollado desde décadas anteriores y que ni siquiera durante la guerra y los difíciles años siguientes se vio alterado; y el otro, político, dentro del régimen político instaurado desde 1939, con un claro carácter fascista, que tenía como uno de los pilares básicos el partido único FET y de las JONS. En Barbate, como en otros lugares, ese poder estuvo presente desde la Corporación y se tejió a través de una red extendida en el funcionariado municipal, la Central Obrera Nacional Sindicalista, el Juzgado Municipal, etc. La Iglesia Católica y el mundo religioso funcionaron como una especie de argamasa
social, dentro de la conformación de lo que en ese tiempo se denominó con el término nacionalcatolicismo.
La
represión de los años de guerra y los primeros de la postguerra se fue
atenuando, lo que no supuso que siguiera instalado el miedo en una parte de la
población. Y con el paso de los años fue creándose un espacio social de
asentimiento, fuera interesado/no interesado,
forzado/no forzado, consciente/inconsciente…
No
faltaron las prácticas corruptas en el seno de las altas esferas municipales y
sociales. Hubo casos de estraperlo, defraudación y contrabando, irregularidades
administrativas… Entre todo ello no faltó en 1941 la destitución como concejal Manuel
Márquez Rendón, también segundo teniente de alcalde, acusado de estraperlo;
la fuerte sanción económica por
defraudación que recibió en 1946 quien en esos años era titular del Juzgado
Municipal, el empresario Agustín Malia Corrales; o la también destitución del
mismo alcalde Agustín Varo Varo, en 1955, por irregularidades administrativas.
En los tres casos, llevadas a cabo en silencio.
El
1948 se inicio de una nueva etapa en el Ayuntamiento, relacionada con las
primeras elecciones municipales habidas en el régimen y organizadas mediante
los tercios corporativos familiar, sindical y de entidades económicas,
profesionales y culturales. En Barbate trajo consigo una renovación de sus componentes, dando
lugar a una mayor presencia de la burocracia del régimen y de miembros de los
sectores sociales intermedios. Agustín Varo Varo siguió como alcalde, saliendo
quien hasta ese momento era el número dos del Ayuntamiento, Manuel Gallardo
Montesino. Y siete años después, en 1955, tras la destitución del primero, el
empresario conservero, veterano militante falangista, acabaría siendo su
sustituto.
(Imágenes: Rosario Gómez Pedrosa, José Sánchez Astorga y Felisa Rico Amores)