lunes, 21 de marzo de 2022

Poetas y poemas (para el Día de la Poesía)


El poeta

Piensas que eso trabajo, en una vida despreocupada,
escuchar algo la música y decir lo tuyo como si nada.
Y meter en versos mañosos el ajeno escarceo juguetón,
jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos.
Y escuchar al bosque alguna cosa y ver a los pinos taciturnos,
mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier.
A lo lejos o a mi vera tomo, sin sentir culpa por mi turno,
un poco de la vida artera y el resto del silencio nocturno.

(Ana Ajmátova).


La poesía

Tan clara que, invisible,
en sí misma se esconde,
como el aire o el agua,
transparente y oculta;
desierta no, surcada
por pájaros y peces,
herida por los árboles.

(Manuel Altolaguirre).


A un joven poeta

Yo le recomendaría a un joven poeta: leer, leer, leer. Escribir es leer.
También le recomendaría: comprometerse con su mundo, mirar el mundo y los otros mundos.
Toda gran poesía es ética.

(Maria Luísa Amaral).


Cadenas de acero

Cuántas veces se ha quitado de los labios mi canción
y cuántas veces silenciado el susurro de mi espíritu poético!
El significado de la alegría es enterrado por la fiebre de la tristeza.
Sí, que mis versos noten una luz:
esto sería el resultado de mi imaginación profunda.
Mis lágrimas no se utilizaron para nada
y no puede haber más que esperanza.
Aunque soy la hija de ciudades de poesía,
mis versos son mediocres.
Mi trabajo es como una planta carente de atención,
de la que no se puede esperar mucho.
En los archivos de la historia,
esto es todo lo que soy.

(Nadia Anjuman).


Como la siempreviva

Mi poesía
es como la siempreviva
paga su precio
a la existencia
en término de asperidad.

Entre las piedras y el fuego,
frente a la tempestad
o en medio de la sequía,
por sobre las banderas
del odio necesario
y el hermosísimo empuje
de la cólera,
la flor de mi poesía busca siempre
el aire,
el humus,
la savia,
el sol,
de la ternura.

(Roque Dalton).


Al devolver el original de un poema que apenas es mío

Es de quienes escribieron los versos que cité.
Es de los inventores y rehacedores de sus palabras.
Es de la persona que lo guardó con tanto celo que casi no
dio luego con él.
Es de alguien que decide apropiárselo.
Es otra forma de la casualidad.
Es la renovada ilusión de desempeñar el papel de las flores.
Es una avanzadilla de la esperanza.
Es de unos ojos.
Es probablemente irreal.

(Roberto Fernández Retamar).


Sale caro ser poeta

Sale caro, señores, ser poeta.
La gente va y se acuesta tan tranquila
-que después del trabajo da buen sueño-.
Trabajo como esclavo llego a casa,
me siento ante la mesa sin cocina,
me pongo a meditar lo que sucede.
La duda me acribilla todo espanta;
comienzo a ser comida por las sombras
las horas se me pasan sin bostezo
el dormir se me asusta se me huye
-escribiendo me da la madrugada-.
Y luego los amigos me organizan recitales,
a los que acudo y leo como tonta,
y la gente no sabe de esto nada.
Que me dejo la linfa en lo que escribo,
me caigo de la rama de la rima
asalto las trincheras de la angustia
me nombran su héroe los fantasmas,
me cuesta respirar cuando termino.
Sale caro señores ser poeta.

(Gloria Fuertes).


¿Cuántos versos hacen falta?

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que tiemblen los cimientos
de la injusticia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para convertir en cenizas los fantasmas
de la injusticia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que reina la justicia en su palacio
sin injerencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que coronen la verdad  en  nombre
de la justicia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que las túnicas negras, abriguen antes
la razón que el corazón
sin  preferencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que  la dignidad sea una esencia
de nuestra existencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la independencia, no sea un rehén
de nuestra ignorancia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que las palomas de la paz  posen
en los tejados de la inocencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
Para que  la bandera de la libertad  ondee
con honra y elegancia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que  las sentencia de la justicia sean
el elixir de la conciencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que los indignados luchen a diario
con vehemencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que suenen las campanas de la tolerancia
desde nuestra  infancia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que el  amor sea el aroma
de nuestra fragancia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que  la felicidad sea la gran
exigencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la buena convivencia
no sea una apariencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la violencia en nuestro universo
no tenga presencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la pobreza no sea
una herencia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la riqueza no caiga en manos
de la codicia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la generosidad no sea víctima
de la avaricia.

Cuántos versos hacen falta por escribir
para que la solidaridad no esté retenida
por la intransigencia.

(Fatma Galia).


La poesía no debe preguntarse

Con Antonio Machado

La poesía no debe preguntarse
el porqué de la luz y de la sombra.
Su palabra está viva, nunca nombra
la soledad sin nadie. Quiere atarse

a los ojos de un ser, la luz que miente
y la sombra pisada en una puerta.
Con la certeza de la vida incierta,
el corazón pregunta lo que siente.

Recuerdo aquella cita, mi batalla
de últimas razones, tu muralla
de que a las nueve y media sale el talgo.

Palabras en el tiempo todavía
la luz cruel de la cafetería,
las sombras de la calle cuando salgo.

(Luis García Montero).


Introducción a unos poemas elegíacos

Dispongo aquí unos grupos de palabras.

No aspiro únicamente
a decorar con inservibles gestos
el yerto mausoleo de los días
idos, abandonados para siempre como
las salas de un confuso palacio que fue nuestro,
al que ya nunca volveremos.
 
Que esas palabras,
en su inutilidad
 
-lo mismo que las rosas enterradas
con un cuerpo querido
que ya no puede verlas ni gozar de su aroma-
 
sean al menos,

cuando el paso del tiempo las marchite
y su sentido oscuro se deshaga o se ignore,
 
eterno -si eso fuese posible- testimonio,
 
no del perdido bien que rememoran;
tampoco de la mano

-borrada ya en la sombra-
que hoy las deja en la sombra,

sino de la piedad que la ha movido.

(Ángel González).


El oficio del poeta

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.

(José Agustín Goytisolo).


Definición absolvente

Los poetas son
los que nacen con ansia,
los que miran las nubes,
los que presiente el mañana,
los que iluminan con los ojos,
los que hipnotizan la naranjas,
los que destierran la penumbra,
los que fomentan la nostalgia.

        Los poetas son
        los que despiertan con el alba,
        los que descifran los misterios,
        los que conmueven a las masas,
        los que se inventan los caminos,
        los que persuaden la arrogancia,
        los que abominan los delitos,
        los que detestan las infamias.

Los poetas son
los que no se acobardan,
los que parten su pan con el hermano,
los que no tienen cardos en la cara,
los que saben cantar con el vecino,
los que saben soñar con la palabra,
los que no lloran nunca,
los que laboran con la frente alta.

        Los poetas son
        los que no se degradan,
        los que jamás se venden,
        los que no se idolatran,
        los que admiran al pobre,
        los que dan esperanza,
        los que alientan al débil,
        los que al tirano aborrajan.

Los poetas son los que luchan,
los que aniquilan la ignorancia,
los que acarician las rosas,
los que defienden su fragancia ,
los que fomentan el progreso,
los que crepitan con audacia,
los que vibran, los que ríen,
los que intuyen, los que aman.

(Félix Grande García).


poema para la primera vida

en la primera vida
no estaba segura
yo era una serpiente con los ojos cerrados
sin manos
yo era sólo un cuerpo
con movimiento lento en la oscuridad

sola en mi corazón
cavando una casa de barro y piedra
un templo para todos los ignorantes
allí para adorar
allí para cantar
allí para rezar
allí para esperar el final
donde todas las cosas caen

(bell hooks).


¿Y qué hay del sentimiento...?

¿Y qué hay del sentimiento?

No, no lo hay, aquí no hay sentimiento.
¿Debería haberlo?
¿Es el verso que describe
fríamente aquello que acontece?
Pero ¿qué es lo que acontece?

(Chantal Maillard).


Poesía polinizada

Aquel día
donde  la niña alucinada y la mujer de la aldea
se fundieron en una
sentí
que e atravesaba la extensa línea del pasado
como si yo fuese una puerta abierta de par en par e el bucle
              del tiempo
y viniesen a mí las esporas sutiles de las existencias
a arremolinarse alrededor
de la membrana concéntrica del corión.

Y lloré
contemplada por treinta generaciones mías
atentas
con sus ramos de trigo y de cebada
a la polinización que dio lugar
a una amapola hormonal
de oxitocina.

Aquel día.

(Olga Novo).


Síntomas de vejez

Ya el poeta no hace como antes
boceto de sus lágrimas
ni refunde su canto hasta el poema.

Ahora directamente como el liquen
sobre la piedra inerme
dispone las palabras a sabiendas
de que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de lo que va a escribir para el olvido.

(Aníbal Núñez).


Distancia justa

En el amor y en el boxeo
todo es cuestión de distancia.
Si te acercas demasiado, me excito,
me asusto
me obnubilo, digo tonterías,
me echo a temblar,
pero si estás lejos,
sufro, entristezco,
me desvelo
y escribo poemas.

(Cristina Peri Rossi).


Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.
Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete
que se llama corazón.

(Fernando Pessoa).


En la poesía

Estás entrando en territorio frágil,
debes cuidar tus manos,
tu nariz, tu esqueleto,
sobre todo, tus ojos, podrían estallarte.
Estás llegando al nudo que se deshace de repente,
a la blanca paloma que al roce de tus dedos,
aparece,
a la delicia de encontrar a ciegas lo que otros,
con ojos muy abiertos, nunca encuentran.
Seguramente hoy, te desplazas, te adentras
sobre el terreno blando y movedizo
por el que yo hace años me deslizo.
Si te sientes al filo ya del vuelo,
si te persigue la melancolía,
si todo te conmueve, si nada te es ajeno
es porque estás entrando en la poesía.

(Magaly Quiñones).


Mi poesía nace…

Mi poesía nace
en la lucha diaria de la vida,
en la tristeza, en el llanto,
en la rabia contenida,
en el júbilo de momentos
o en la árida monotonía,
es anhelo de esperanza,
a veces sólo una huida,
no conmueve a nada ni a nadie,
quiere ser de mayoría.

(Diego Sánchez).


Tengo un plan

Como el que lleva al mar a rastras en los ojos,
el que camina hacia delante, acariciando espaldas,
o el que besa parpados para soñar más tranquilo,
te llevo en mi como en un accidente, hecho llanura,
como una caricia que termina en poemas mientras tú duermes,
como tiene el perdón grabado en el pecho el más culpable.

Te lo voy a decir de otra manera,
cuando te miro veo:
pájaros, seres inimaginables,
ojos que traspasan,
padres engullendo a sus hijos,
relojes deshaciéndose en el segundo que condese un instante,
peces devorando tigres, muchachas mirando por la ventana,
un beso en la mejilla de una enamorada arrodillada,
mujeres desnudas de piel azul,
la guerra imaginada y deshecha en un lienzo,
en resumen defines mis intenciones con la poesía,
quiero conjugar contigo todos los verbos que acaben en arte.

(Elvira Sastre).