miércoles, 11 de septiembre de 2019

A Salvador Allende




Pocas veces se unen en una palabra
los sueños de un pueblo
y el nombre de su presidente.
Salvador es la palabra,
su nombre.
¡Y qué triste me encuentro ahora!
¡Y qué amarga fue aquella noche!
Sauces, alerces, cobre salitre, tierra, mar, llano, cordillera.
Santiago, capital de las grandes esperanzas y alamedas,
corazón de la patria ilusionada...
¡Y qué triste me encuentro ahora!
¡Y qué amarga fue aquella noche!

(Noviembre de 1982)