miércoles, 24 de abril de 2019

Elecciones 28-A: tras el segundo debate, con Iglesias como ganador, es posible frenar a la derecha

Acabó el segundo debate, pero está por ver cómo puede incidir de cara al domingo. Por lo que escribí ayer del primero, creo que me he equivocado poco. 

En lo que respecta al tratamiento en los medios de comunicación, su color  condiciona la valoración que hacen de cada candidato.

La Vanguardia aporta la información del portal Porcentual que recoge las encuestas realizadas pro once medios de comunicación digitales: cuatro dan como ganador a Iglesias, a los que hay que unir uno más, donde empata con Casado; tres lo hacen por Casado, con otros dos donde empata con Rivera e Iglesias, respectivamente; dos, a Sánchez, si bien en uno de ellos con escasa diferencia sobre los otros tres candidatos; y uno, a Rivera, aunque empatado con Casado.   

Por su parte, El País ha vuelto a ofrecer las opiniones de gente experta, aunque con distintas caras, y lo que expresan dice mucho: por unanimidad consideran ganador en el debate a Iglesias; cinco dan como perdedor a Rivera; dos, a Sánchez; y uno, a Casado.

Por mi parte, he aquí sintéticamente mis consideraciones sobre cada candidato:


Pablo Casado: estuvo más agresivo que el día anterior, pero mantuvo la misma línea en los mensajes que lanzó; su objetivo fue Sánchez, pero tuvo que esforzarse para defenderse de las arremetidas de Rivera; que hiciera lo primero puede entenderse como una forma de evitar dar la imagen de blando ante un electorado de la derecha que cada vez se está radicalizando más, con Vox como una seria amenaza.


Albert Rivera: intensificó su actitud agresiva, pero esta vez no sólo contra Sánchez, sino también contra Casado, al que ya no le propuso formar un gobierno conjunto; su agresividad le llevó a exagerar más sus gestos y aumentar sus comentarios fuera de tono; más que la lucha por la hegemonía en la derecha, está en juego que su partido no siga perdiendo posiciones; se mantuvo en su línea centralista, neoliberal y contra lo que denominó la vieja política; puso al descubierto su reformismo en materia de derechos civiles (eutanasia, aborto...), pero defendió la maternidad subrogada.


Pedro Sánchez: estuvo menos calmado que el día anterior, perdiendo el autocontrol en algunas ocasiones; los ataques desde la derecha no tenían por qué afectarlo, salvo en lo referente al problema catalán, donde Rivera y Casado insistieron; se mantuvo condescendiente con Iglesias, al que agradeció el apoyo en las medidas sociales e incluso apoyó explícitamente en algunas de las propuestas que iba desentrañando. 


Pablo Iglesias: fue esta vez, con diferencia, quien mejor estuvo; siguió en su línea de moderación, fuera de las trifulcas de los otros tres; sólo elevó el tono cuando, interrumpido reiteradamente por Rivera, lo llamó impertinente y maleducado; fue el único que aportó el programa electoral, que desentrañó a lo largo del debate; y un detalle que no debe menospreciarse: acudió en taxi al debate; fue la sorpresa de la noche, aunque lo fuera simbólica.


¿Todo sigue igual? Hay un quinto candidato, Santiago Abascal, que sigue actuando. Ausente en el debate, está en el circo electoral. Hay quienes dicen que puede haber mucho voto oculto, que incluso puede dar la sorpresa... Sólo sabemos que la derecha españolista está más fragmentada que nunca, lo que refleja una grave crisis de representación en su seno.


Pero la clave, desde mi punto de vista, se encuentra en el electorado progresista, de izquierda o como se le quiera llamar: en la medida que se movilice, se evitará que gane el bloque de la derecha. Lo ocurrido en Andalucía es un escenario que debe ser valorado por quienes estén pensando en la abstención. Y otra cosa: si aumenta el voto útil, que beneficiaría al PSOE, existe el riesgo de que haga lo que siempre ha hecho cuando, con mayoría absoluta o sin ella, ha gobernado. Los apoyos a Unidas Podemos, en la medida que sean mayores que las previsiones que dan los sondeos, serán siempre un contrapeso a ese peligro. Como también que se mejore la relación con territorios como Cataluña y el País Vasco.