Al principio me recordó lo ocurrido en el año 2003 en Australia, cuando en la ceremonia inicial de la final de la Copa Davis de tenis un trompetista tocó el himno de la IIª República española, en vez del monárquico. En aquel entonces la cosa trascendió poco o, al menos, sin estridencias. Más allá de lo anecdótico, se pudieron ver cosas como la cara de circunstancias de los jugadores españoles, la vuelta de cabeza de Alex Corretja o los gritos y los gestos del público español que indicaban que ése no era su himno. Hasta el comentario leído por la presentadora del telediario de RTVE parecía tomárselo con tranquilidad.
Ahora, sin embargo, la cosa de la "camisetita" ha provocado reacciones más rotundas: de oposición, en muchos casos y airadas, en otros. Y es que con la monarquía no se juega. Si no, ya empezarán a buscar algún artículo de la Constitución que la blinde. Al tiempo.