jueves, 12 de noviembre de 2015

El dedo cuasi divino de Podemos

Se presentaron como algo nuevo. Querían superar la vieja política. Hablaban por ello de la casta. Y prometieron muchas cosas. Hablaban de primarias y querían poner fin a los nombramientos a dedo. Y se organizaron en círculos como forma de participación. Paralelamente aprovecharon la presencia en los medios de comunicación. Por el camino fueron quedándose la salida de la OTAN, la renta básica, el no pago de la deuda ilegítima, la república... Empezaron a hablar de la centralidad en política, de las ventanas de oportunidad, de no ser ni de izquierdas ni de derechas... Los círculos empezaron a ser vaciados en sus funciones y, a la vez, se vaciaron de gente. Y parecía que la cosa funcionaba, porque los sondeos pusieron al grupo en la cabeza de la carrera electoral. Organizaron unas primarias sobre una lista plancha que sería ordenada por arriba y participó apenas la cuarta parte de la gente inscrita. Y ahora el dedazo ha incrustado los nuevos fichajes en las listas electorales a costa de algunas personas que habían sido elegidas. Fichajes, en parte, sorprendentes, donde cabe algún general que impulsó la intervención en Libia, un catedrático intelectual orgánico del felipismo y fustigador anticomunista, un escritor que defiende las intervenciones humanitarias de las potencias occidentales... En fin, pretendían cambiar las cosas, pero han acabado haciendo lo que criticaban. Y el dedo, cuasi divino, omnipresente. Ver para creer.