Acabo de leer una noticia espeluznante, que está siendo recogida en numerosos medios de comunicación: el poeta palestino Ashraf Fayad ha sido condenado a muerte por un tribunal de Arabia Saudí por el delito de apostasía contra el islam. Es una pena severísima que atenta contra la libertad de expresión y contra el derecho a la vida de las personas.
Hace dos años sufrió la primera detención bajo la acusación de blasfemia y ateísmo, dado que para la policía religiosa y los tribunales eso se desprende de su libro Instrucciones en el interior. Él niega las acusaciones y considera que su libro trata sobre su vida, que tienen mucho que ver con su condición de refugiado. Desde entonces, tras los recursos de apelación que ha ido presentando, está sufriendo un calvario, con más detenciones, una condena a 800 latigazos y ahora con la pena de muerte. Siempre, sin asistencia jurídica. Se cree que es una venganza por haber grabado con su móvil los latigazos sufridos por una persona.
Fayad tiene un plazo de un mes para apelar a su condena. Debemos evitar que se cumpla y conseguir su liberación.