sábado, 27 de enero de 2024

La muerte de Unamuno: suma y sigue sobre lo que se escribe


La muerte de Miguel de Unamuno sigue generando debate. Han sido varias las entradas que le  he dedicado en mi cuaderno electrónico y ahora me presto a escribir una más, esta vez a raíz de la lectura 
de un breve escrito del historiador Severiano Delgado Cruz, que lleva por título "Contra el asesinato de Miguel Unamuno". Fue publicado hace unos días en el diario digital infoLibre, dentro de la sección Librepensadores. Pero vayamos por partes.

Severiano Delgado Cruz y su posición ante la muerte de Unamuno 

En su escrito menciona el documental Palabras para un fin del mundo (2020), dirigido por Manuel Menchón, del que dice que "abrió una veda de una línea de investigación pseudohistórica". Debemos recordar que ya en su día dedicó a la película el extenso artículo "Ramón Mercader en Salamanca", título que, como puede leerse, está cargado de sarcasmo. 

En esta ocasión Delgado Cruz centra su escrito en Carlos Sá Mayoral y su libro Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de estado? (2023), del que empieza diciendo que "continúa el camino marcado por Menchón". Señala, en primer lugar, que los documentos en los que se ha basado "aportan poco a lo ya sabido". Se muestra muy categórico a la hora de valorarlo, así como, por extensión, de cuantos trabajos se han realizado poniendo en duda la versión oficial sobre la muerte de Unamuno. Pide, por ello, "un mínimo de rigor historiográfico, respetando lo que dicen y lo que no dicen los documentos, comprobando los datos, argumentando con coherencia y sin rellenar los huecos con fantasías, elucubraciones y juicios temerarios".

También nos remite Delgado Cruz a un trabajo reciente de Francisco Blanco Prieto, a la sazón presidente de honor de la Asociación Amigos de Unamuno, que lleva por 
título "Muerte de Unamuno: ¿crimen de estado o muerte natural?". Fechado el 12 de diciembre del año pasado, fue escrito como respuesta al libro de Sá Mayoral. 

Francisco Blanco Prieto y su dura crítica a Francisco Sá Mayoral 

A lo largo de sus 77 páginas, en las que se incluyen 25 documentos anexos, el autor va desentrañando diversos aspectos del  libro de Sá Mayoral. Y lo hace con detalle y meticulosidad. Usa un lenguaje duramente crítico, tanto por lo que califica de pobreza documental como por los errores de todo tipo, preferentemente históricos, que ha cometido en las dos ediciones publicadas, la última de octubre pasado. 

En uno de los pasajes de su trabajo Blanco Prieto presta atención a la información facilitada por el periodista Daniel Domínguez a Sá Mayoral acerca de la presencia de una tercera persona en el escenario de la muerte de Unamuno (p. 22). Información basada en un testimonio transmitido a dicho periodista por un hijo de Aurelia, la empleada de hogar que trabajaba como interna para la familia Unamuno. Blanco Prieto apunta que, pese a sus varios intentos, sólo consiguió mantener una entrevista telefónica con el citado periodista, liquidando el asunto de esta manera: "Aurelia solo vivió en Salamanca de soltera y sin hijas en casa de Unamuno, por lo que el 'hijo' nunca pudo vivir en Salamanca con ellas". 

Al final de las conclusiones Blanco Prieto se expresa también categórico sobre las causas y  circunstancias del fallecimiento del que fuera rector de la Universidad de Salamanca: "Mientras no se demuestre con pruebas fehacientes lo contrario. repetimos que la muerte de Unamuno de produjo de forma natural, imprevista y repentina, debida a las dos enfermedades crónicas que padecía: hipertensión arterial y arterioesclerosis, desencadenantes de la hemorragia bulbar que terminó con su vida". 

Mi posición en el debate

Como dije al principio, varias han sido las entradas que he dedicado a lo ocurrido en torno a la muerte de Unamuno. La primera, "Unamuno y su muerte, en el centro del debate"data de mayo de 2021 y estuvo basada tanto en la película de Manchón como en el posterior libro que el cineasta escribió junto con Luis García-Jambrina, esta vez con el título La doble muerte de Unamuno. La segunda entrada, "Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de estado?, de Carlos Sá Mayoral, un nuevo libro que abunda en la línea del asesinato"es de octubre de 2023. Y la tercera, "A vueltas con la muerte de Unamuno" del mes siguiente. Las dos primeras fueron publicadas posteriormente como artículos en Rebelión y reproducidas en diversas páginas electrónicas, mientras que la tercera no tuvo la misma suerte. 

En esta última hice una síntesis de lo que hasta ahora había escrito y/o conocido sobre el tema, si bien el motivo partió de un comentario privado, a modo de reflexión, que se me remitió a través de Rebelión, enviado por un lector del artículo que dediqué al libro de Sá Mayoral. Consideraba esa persona que lo apuntado en el libro de Menchón y García-Jambrina "tiene el valor de poner de manifiesto que fue un asesinato, pero es desalentador en el sentido en que sitúa este casi como un crimen pasional, sin contenido político". El libro de Sá Mayoral, empero, le resultaba de mayor importancia: "Obviamente tiene para mí más sentido que fuera consecuencia del aparato de represión que el franquismo establece en Salamanca. ¿Cómo en Salamanca, capital del estado golpista, se van a producir asesinatos sin el control de Franco?, estando su casa, además, protegida por el SIM. ¿Cómo no iba a ocultar el asesinato de Unamuno el estado franquista, tras el asesinato de Lorca?".

En mis tres artículos he pretendido resaltar que el fondo de las aportaciones planteadas por Menchón y García-Jambrina, de un lado, y Sá Mayoral, de otro, no debe ser desdeñado, sino tenido en cuenta. Existen demasiadas dudas, contradicciones y, en ocasiones, incoherencias sobre lo ocurrido. Es lo que se desprende de la bibliografía dedicada al tema, que casi unánimemente defienden lo de la muerte natural. 

He dejado claro, así mismo, que algunos aspectos de lo escrito por Menchón/García-Jambrina y Sá Mayoral pertenece al campo de las conjeturas, que en algunos casos me parecen fuera de lugar. Tal como expresé en mi respuesta al lector antes aludido, por ahora se está entre evidencias, a falta de encontrar lo más decisivo: las pruebas. Pero, como en cierta ocasión manifestó  el propio García-Jambrina sobre su libro, todo esto no deja de ser "una invitación a reflexionar".