Una de las esculturas más conocidas del Museo Arqueológico de Nápoles es la conocida como "Toro Farnesio". Una denominación inadecuada, pues el tema que representa es el martirio de Dirce, atada a un toro como venganza por los hijos de Antíope. Pero, como ocurre con una parte de las obras depositadas en el Museo, el nombre deriva de que pertenecían a la familia Farnese, algo a lo que me referí cuando dediqué una entrada al Heracles o Hércules también allí ubicado. Y en relación a esta última escultura, con la que nos ocupa existen bastantes diferencias, como voy a intentar dar cuenta.
En primer lugar, estamos ante una obra del periodo helenístico (posterior al clásico), que se desarrolló entre los siglos -IV y -I y coincidió con el momento de crisis de las polis. Y más concretamente, con lo que fue el imperio de Alejandro Magno, su decadencia y la ocupación, ya desde finales del siglo -III, por Roma. Fue el momento del contacto del mundo helénico clásico con otras culturas, incluyendo las de Asia hasta la península del Indostán. Eso dio lugar a un sincretismo que, aun manteniendo el soporte helénico, hizo que las formas se vieran alteradas en mayor o menor medida. Conviene recordar, una vez más, que las obras que conocemos son en su mayoría copias posteriores, casi siempre de la época romana, que incluso en siglos más recientes se han visto alteradas por motivos de restauración, después de haber estado durante siglos perdidas, ocultas o abandonadas.
Entre los rasgos formales del periodo helenístico se encuentran un mayor grado de naturalismo, expresividad y movimiento, llegando en ocasiones al dramatismo. También se da mayor variedad de temas, con un mayor desarrollo de los mitos e incluso de escenas de la vida, llamémosla, cotidiana. Y pueden añadirse otros dos rasgos: los grupos escultóricos y la monumentalidad. Pueden incluso distinguirse diferencias, cada una con rasgos específicos, dependiendo del lugar donde se realizaron y en lo que se ha venido a llamar escuelas: la de Atenas, con la "Venus de Milo" o el "Espinario", de claro carácter clasicista; la de Alejandría, con la "Alegoría del Nilo"; la de Pérgamo, con el "Galo muribundo", cargada de patetismo; ý la de Rodas, con el "Laooconte y sus hijos" o el "Toro Farnesio", con claros tintes de dramatismo, o la "Victoria de Samotracia".
Se sabe que la obra original de la muerte de Dirce, o "Toro Farnesio", data de finales del siglo -II, que sus autores fueron Apolonio de Tralles y su hermano Taurisco en la isla de Rodas, y que a finales del siglo -I fue trasladada a Roma. A mediados del siglo XVI fue localizada entre las ruinas de las Termas de Caracalla, pero se ignora si se trataba de la original o de una copia posterior.
El tema guarda una clara relación con el mundo de la mitología griega, donde sus protagonistas son concebidos con los defectos y las virtudes humanas, celos incluidos. Tras haber castigado Dirce, sacerdotisa de Dionisos, a la bella Antíope, acusada de seducir a su esposo Lico, los hijos de la segunda, Zeto y Anfión, decidieron vengar el agravio con la muerte tortuosa de la primera. Sin embargo, como se cuenta en la leyenda, no estaba claro si las sospechas de Dirce tenían base real, porque los hijos de Antíope posiblemente lo fueran también de Zeus. La obra recoge el momento en que Dirce es amarrada a la cabeza de un toro, para ser arrastrada hasta morir.
Buena parte de los rasgos antes indicados los recoge la obra que nos ocupa: grupo escultórico, descripción de un tema mitológico, movimiento exaltado, dramatismo... Creada a base de una composición piramidal, los cuerpos de sus personajes parecen envueltos elípticamente hasta llegar a la cúspide que conforman la cabeza del toro y la de uno de los hijos de Antíope. Se ha señalado en alguna ocasión que, pese al contenido del tema, la expresividad de Dirce no es extrema, algo que habría que matizar, en la medida que, junto a la base que tiene como una obra clásica que es, la disposición de su cuerpo y de su brazo derecho reflejan sufrimiento.
Cuando se recuperó la obra, se encontraba en un estado de casi destrucción. La restauración corrió a cargo de Giobattista Bianchi, siendo supervisado el trabajo por su maestro, que era Michelangelo Buonarroti, al que llamamos en España Miguel Ángel. Hay discrepancias sobre su estado concreto, pero se ha dicho que Bianchi añadió la cabeza del toro, la parte superior del cuerpo de Dirce y buena parte de los de los hijos de Antíope. Existen dudas sobre el momento en que fueron realizadas otras tres figuras: el perro, los niños y la mujer que se encuentra algo separada de los personajes principales. Se cree que ésta es la propia Antíope, representada como testigo de lo que está ocurriendo.
La llegada del grupo escultórico a Nápoles data de la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el rey Fernando, nieto de Felipe V de España y de la segunda esposa de éste, Isabel Farnese (llamada aquí de Farnesio), decidió que así fuera junto con el conjunto de la colección de la familia Farnese. Eso supuso que se llevase a cabo una segunda restauración. Finalmente, desde 1826 se encuentra en el Museo Arqueológico napolitano.
Nuestra visita coincidió con una exposición temporal de trabajos de Picasso relativos al mundo clásico griego, y recreando temas y obras de esa época. Sabida es su atracción por dicho mundo, presente de una manera permanente en su vasta obra. En su mayoría se trata de dibujos, hechos a modo de apuntes, aunque pueden verse también algunas pinturas. Y entre esos trabajos se encuentran los relativos a la muerte de Dirce arrastrada por un toro.